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"No tenés derecho a nada; te tratan como a un delincuente"

| Inadmitida. No pudo tener su propio abogado; se secaba con las sábanas

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El País

D. FRIEDMANN Y R. ROSSELLO

"Nunca había pasado por una experiencia así. A mí me dejó muy mal. El trato era como si fueras un delincuente. Veía personas desesperadas, llantos. Violan tus derechos, no tenés derecho a defenderte, no tenés derecho a nada. Tenía miedo".

Así resumió ayer Jacqueline Acherbo (43) sus siete días en el Aeropuerto de Barajas, después de haber sido inadmitida para ingresar a España el 21 de junio.

Ya sin miedo y rodeada de su familia en su casa de Villa Colón, decidió contar su historia "para que la gente sepa lo que es estar allí y que no todo lo que brilla es oro".

Jacqueline iba a pasar su cumpleaños en Valencia. Allí vive una de sus hijas con sus dos nietos y también tiene varias amigas. Había llevado su billete con el regreso marcado para el 16 de julio, la reserva de un hotel, 1.000 euros y un seguro médico internacional.

En Migración, Jacqueline no dijo que iba a visitar a su hija, porque ella está en trámite para regularizar su situación. Indicó que iba a pasar su cumpleaños con unas amigas. "No me convencés", le dijo el funcionario.

Y allí comenzó la "experiencia horrible". Dice que la hicieron pasar a un cuarto, donde comenzó a percibir el "mal trato" que se repetiría toda la semana. "Que pase por acá `ésta` decían. Mis amigas españolas no hablan así", señala.

Después le dieron un papel para firmar, del que, asegura, sólo dejaban libre a la vista el espacio para estampar la rúbrica. "No me dejaban ver en ningún momento lo que estaba firmando", asegura.

Casi en seguida una mujer pidió para ir a un baño. "Un oficial le dijo: `si tenés ganas de ir al baño orinate acá`. Ella le dijo: `¿cómo me voy a orinar acá?` Y le contestó: `Sí, oriná acá`", cuenta Jacqueline. La mujer volvió a insistir. Señaló que estaba mal del estómago. "Si tenés ganas de vomitar, vomitá acá", le respondieron, según Jacqueline.

"agua fría". Tres horas después de su llegada los hicieron subir unos cuantos pisos por la escalera, les revisaron los bolsos (sólo tenía el de mano) y les quitaron los celulares y otros objetos. "Nos llamaban de a uno, te tocan el cuerpo, te sacan las cosas y nos meten en un salón tipo cárcel", dice.

El salón es grande y a él dan varias habitaciones "con llave". Tiene un vidrio y del otro lado están los funcionarios.

- ¿Le habían dicho por qué estaba ahí?

- Nadie me dijo nada. Sólo que tenía que tener otra entrevista más.

Así pasó el sábado, el domingo, el lunes y el martes de mañana. Dormía en un cuarto "horrendo", donde había siete camas para 10 personas. "Dormíamos hombres y mujeres juntos. Había gente que no era familiar y tenían que dormir de a dos. No tenían más remedio", señala. Todos los inadmitidos almorzaban y cenaban en un salón. Para Jacqueline la comida era "horrible".

- ¿Qué tan horrible?

- Mirá qué maldad. A la milanesa le ponían cuatro o cinco papas fritas y agua arriba. Todo mojado, horrendo. Había mucha gente que no quería comer.

La higiene era otro problema. Jacqueline no tenía más ropa que la puesta y no le proporcionaron ninguna vestimenta. "Estuve todos los días con la misma ropa, la misma bombacha", señala.

Se podía bañar, pero el agua sólo salía fría. "No nos daban jabón, era detergente. Nos secábamos con las sábanas, no me daban toallas. Es horrible. A mí esto me shockeó mucho. No esperaba esto de España", dice.

El martes de tarde, día de su cumpleaños, fue la "entrevista". Ahí Jacqueline dice haberse dado cuenta de que los teléfonos que usaban estaban intervenidos. "¿Por qué no le preguntás a tu hija que está acá cómo es el trato con los inmigrantes?", le dijo una funcionaria. Le indicaron que no podía ingresar a España porque carecía de una carta invitación y que en su viaje anterior se había quedado un mes más del plazo permitido a los turistas.

"Yo no iba a quedarme. Nunca trabajé. En mi país estoy bien. Tengo mi camino acá. Me fui de vacaciones", insiste.

El abogado que le asignaron no la ayudó "en nada". Y otro abogado, contratado por sus amigas no pudo ingresar para defenderla. Eso le dijo cuando llamó más tarde a Jacqueline.

También recibieron comentarios por haber hablado con medios de prensa. Y Jacqueline tuvo "miedo. Una chica me dijo que no habláramos más. Que su tía había llamado y una oficial le dijo que estábamos muy revolucionarios y que si los uruguayitos seguíamos así íbamos a quedar 15 días más detenidos", señala.

El jueves recibió la visita de un secretario de la embajada de Uruguay en España, quien le confirmó que viajaría al día siguiente. Y así fue.

-¿Volvería a intentar viajar a España?

- Tengo una hija. ¿Qué no hace una madre por una hija. Adoro a mis hijos y a mis nietos. Y sí, lo volvería a hacer.

Secretario del PSOE restó importancia

El secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en Uruguay, José Fernández Andrade, opina que se le está dando una trascendencia que no tiene el tema.

"No hubo ningún cambio normativo en las leyes españolas, y no puedo decir que se perciba que haya un agravamiento en la aplicación de las normas", señaló Fernández Andrade. "Yo quiero aclarar que sólo puedo hablar como representante del PSOE, no del gobierno español. Pero quiero recordar que el gobierno de Zapatero ha regularizado la situación de 12.000 uruguayos", señaló el secretario general.

Según los datos manejados por el representante del PSOE, de cada 1.000 uruguayos que ingresan a España "sólo uno o dos tienen inconvenientes".

"Son casos puntuales mínimos, por supuesto que desagradables, pero ello no quiere decir que haya ningún problema con los uruguayos", indicó Fernández.

Recordó, asimismo, que según las leyes vigentes España puede aplicar hasta 40 días como máximo de detención para personas no admitidas. Agregó que la recomendación de extender este plazo a un mínimo de 60 días de la Unión Europea no será acompañada por su país.

Cambios en requisitos

Pasaporte vigente, que no haya perdido validez en los 120 días siguientes a la entrada a España.

Documento que acredite la condición de residente en Uruguay, por ejemplo la cédula de identidad vigente.

Pasaje de ida y vuelta, con fecha de regreso fijada dentro de los 90 días de estadía máxima permitida. En caso de seguir viaje a un país extracomunitario, deberá estar en posesión del visado de ese país y el pasaje, intransferible, para el mismo.

Seguro de viaje y asistencia sanitaria. Desde el 14 de marzo de 2008 este requisito no es obligatorio. No obstante, se aconseja la suscripción de un seguro de este tipo.

Alojamiento. Reservas hoteleras, invitación. En caso de alojarse en casa de un particular, el invitante debe solicitar una "carta invitación" en la comisaría de Policía del lugar de su residencia.

Medios económicos suficientes para costear su estancia. Se debe portar, al menos, la suma de 514 euros. A partir del décimo día se requieren 57 euros por día. Se acreditará por la presentación de efectivo, cheques, tarjetas, etc.

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