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"Escáneres del desnudo" revelan todo en los aeropuertos de EE.UU.

Seguridad. El sistema le "quita" la ropa al pasajero y ve que hay debajo

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DANIEL HERRERA LUSSICH EN WASHINGTON | CORRESPONSAL PERMANENTE

"¡¡¡Nooo, el perro no!!!", exclamó uno de los custodias del Aeropuerto de Baltimore. El pequeño "caniche" negro, de menos de 5 quilos de peso, pasó con andar airoso por el tradicional "detecta metales" sin que nada diera la alarma.

La interrogante de porqué no dejaban que "Espagueti" atravesara el reluciente aparato de cristal cercano no convenció a nadie en el entorno: "Es por el tipo de rayos". Pero antes de volver a plantear dudas sobre la respuesta del funcionario, había que agarrar con rapidez a "Espagueti" e introducirlo de nuevo en su valija de género especial, que vende la empresa de aviación para éstos no muy habituales pasajeros, antes que intentara hacer un desastre sobre un maletín de mano que miraba con ojos brillosos y al cual se aproximaba con aviesas intenciones.

Solo mi hijo, con la curiosidad del adolescente, pasó a través de la casilla transparente; mi esposa y yo seguimos el rumbo de la mayoría, el "detecta metales". Nos explicó nuestro hijo que no vivió ninguna sensación diferente.

Minutos después la información llegó, sin mucho detalle, estaban en pleno funcionamiento los "escáneres del desnudo", igual que en todos los aeropuertos de gran tránsito de los Estados Unidos. Y un perro -obviamente- llega desnudo y no necesita ningún tipo de novedosos rayos "x", como los nuevos escáneres inquisidores para humanos, que atraviesan la ropa para descubrir si lleva metales, plásticos, armas o algo similar y permiten observar a la persona desnuda.

La incomodidad para arribar o partir en avión en Estados Unidos sigue obligando a vivir largos períodos de demoras, chequeos, y a veces a recibir, aunque no es habitual que ocurra, alguna expresión de mal carácter o de cansancio de alguno de los funcionarios, después de horas de repetir el mismo operativo.

La gente en general se siente molesta. Se siguen los controles, revisaciones y requisitos como inmediatamente después de los atentados terroristas del 11 de setiembre del 2001, en la obligación de sacarse los zapatos, colocarlos en una caja de plástico, lo mismo el saco, reloj, monedas, cinturón (además de dejarse tomar fotografías y las huellas digitales) que deberán deslizarse por una cinta para ser observados en las pantallas. Pero la gran mayoría comprende que hay que colaborar, la seguridad está por arriba de cualquier malestar o prurito de persecución. Se intenta evitar que posibles piratas aéreos copen un avión y ocurra una catástrofe como la de las Torres Gemelas o el Pentágono del 11 de septiembre de 2001.

La seguridad del propio pasajero está en juego.

Los escáneres humanos, instalados hace poco tiempo en los principales aeropuertos en una primera etapa serán casi 40, con la idea de llegar a completar los 2000 a lo largo y ancho de todo el país.

Se trata, a simple vista, de una cámara de un metro y medio por un metro y medio y dos de alto, de cristal, que se cierra cuando ingresa el pasajero. Unos aparatos especiales captan el cuerpo por medio de ondas milimétricas y "borran" toda vestimenta; el analizado queda desnudo ante pantallas ocultas, permitiendo observar al detalle hasta las cicatrices, las gotas de sudor, implantes metálicos o plásticos y cualquier cosa que se lleve adherido al cuerpo. La seguridad de que no transporte algo clandestinamente es total.

Una o dos personas especializadas, desde un ambiente alejado, independiente, con cámaras delante de su vista siguen el procedimiento y miran al detalle a la persona. Se afirma que se han instalado lentillas que esfuman las imágenes e impiden la vista del hombre o la mujer al desnudo en directo, pero el sexo se nota y lo mismo alguna cicatriz. En caso de "saltar" algo irregular alertan por teléfono o radio y los guardias intervienen.

Las protestas han sido muchas y aun se oyen las quejas. La Unión para las Libertades Civiles Americanas y Asociaciones de Derechos Humanos no han escatimado denuncias y efectuado reclamos al Congreso argumentando violación de la privacidad y razones de salud.

La respuesta ha sido actuar con prudencia. El pasajero que se niega al "escáner" pasa por el detector de metales y va luego a un "cuartito" cercano donde una guardia a las mujeres y un guardia a los hombres, hacen la revisación de posibles armas, líquidos especiales o metales, "palpando el cuerpo". Y el que todavía resiste, no viaja.

En solo ocho segundos pasa el examen del escáner cualquier pasajero. La certeza de la seguridad del control es casi 100% y el público normalmente no percibe el nuevo sistema.

Una persona amiga, vinculada a uno de los principales aeropuertos, nos contó algunas anécdotas y malos humores de algún jerarca que se sintió "vejado" por el control.

Una señora, nerviosa y sobrecargada en el momento de la revisación, llevaba una bebita en brazos. Casi distraída la introdujo en la caja de plástico y la dejo deslizar por la cinta, atravesando la caja de rayos. Gran conmoción en el momento. Vino un médico pediatra del Aeropuerto, revisó a la criatura y la encontró en perfecto estado. Un pasajero ante la insistencia para que se quitara el cinturón de hebilla gruesa de metal, sin tiempo a que se lo impidieran se sacó el pantalón y atravesó el detector en calzoncillos.

Y el cuestionado ex presidente del Banco Mundial y ex sub secretario de Defensa, el estadounidense, Paul Wolfowitz, no se salvó de los controles del aeropuerto. Al sacarse los dos zapatos y comenzar a caminar hacia el detector una cámara de un celular lo capto con los dos dedos gruesos del pie salidos de respectivos agujeros de las medias. La foto recorrió el mundo y las bromas también.

Revisión aplicada a 38 ciudades

En 38 aeropuertos de Estados Unidos funcionan o van a funcionar en breve los escáneres que ofrecen una imagen tridimensional del cuerpo humano, un logro que, pese a las protestas internacionales, los estadounidenses consideran "el futuro".

Las primeras ciudades en adoptar el sistema fueron Phoenix y Baltimore, seguidas por Los Ángeles, Nueva York, Albuquerque, Denver y Washington. A fines de mes, lo harán Dallas, Detroit, Las Vegas y Miami.

Los aparatos funcionan con ondas electromagnéticas que se proyectan a alta velocidad sobre el cuerpo del pasajero y su reflejo se utiliza para construir la imagen en una computadora. Los agentes que estudian las pantallas están en un lugar remoto y no visible para los pasajeros.

El proceso de revisión dura apenas segundos y se puede rechazar. El aeropuerto de Amsterdam, en Holanda, y algunos de Japón también lo aplican.

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