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Pánico mundial: petróleo a U$S 200

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Contraste. Precios inéditos de la gasolina en EE.UU. obligan a dejar en casa a los autos. 500x500
Contraste. Precios inéditos de la gasolina en EE.UU. obligan a dejar en casa a los autos.
El País

RANA FOROOHAR, NEWSWEEK

En la primavera del hemisferio norte, EE.UU. escaló hasta un punto histórico. Con los precios promedio del galón (equivalente a 3.8 litros) rondando los US$ 5, las despilfarradoras actitudes de los ciudadanos comenzaron a cambiar rápido.

Menos uso del auto y más del transporte colectivo; menos interés en coches "devoradores" de combustible. En general, en EE.UU. se va mucho menos de compras de manera caprichosa y los ciudadanos sienten que su confianza como consumidores - hasta ahora era inconmovible-, se está debilitando.

En mejor situación están los europeos, más proclives a la defensa del ambiente e impulsados por una moneda más fuerte; en tanto, los asiáticos están protegidos de los crecientes precios del petróleo por los subsidios que amortiguan el impacto de los costos en las estaciones de servicio. Pero, si los precios del petróleo continúan en ascenso, y se quiebra la represa de los subsidios, como parece probable, la revolución energética que está transformando a EE.UU. se extenderá. "Navegamos en tiempos del barril a US$ 80", apunta Daniel Yergin, una autoridad en temas energéticos, autor del libro "El premio: la épica búsqueda de petróleo, dinero y poder" y presidente de Cambridge Energy Research Associates. "Eso no significa que podamos navegar con el barril a US$ 200. Un precio a ese nivel tendrá enormes consecuencias globales".

Hace un año, nadie hablaba de petróleo a US$ 200, pero ahora, todo el mundo lo dice en los mercados, por motivos de pánico. Su precio trepó de US$ 10, en 1995, a US$ 95 el año pasado, sin enlentecer el fuerte crecimiento económico mundial, en parte, debido a que los mercados creían que el motivo central de la suba era la demanda en ascenso, principalmente de India y China, que alimenta el crecimiento. También había preocupación por el suministro, pero de ninguna manera comparable con la asfixia que impuso la OPEP al mundo, en la década de los `70. A medida que el precio del barril de crudo aumentó en los últimos meses -las cotizaciones del petróleo a futuro llegaron a US$ 135- el consenso comenzó a girar hacia una perspectiva más lóbrega: no solo la demanda de largo plazo liderada por India y China continuará creciendo, sino también las amenazas al suministro -incluyen conflictos, inversiones en descenso, cuellos de botella industriales y estimaciones declinantes de las reservas- no van a desaparecer a corto plazo. Ahora, mucha gente responsable toma en serio el petróleo de US$ 200 y la perspectiva de otro shock al estilo de los años `70. Goldman Sachs advirtió que esa barrera puede ser alcanzada en los próximos 6 a 24 meses.

IMPACTO. Esa perspectiva debe provocar inquietud hasta a los que están complacidos por los altos precios de los combustibles como vía para inducir a la conservación de la energía y combatir el calentamiento global. Los precios del petróleo por las nubes ya provocan dolorosas situaciones al ciudadano medio, amenazan el crecimiento económico global y hacen resurgir el fantasma de la inflación. China e India, considerados paradigmas de responsabilidad fiscal, ahora amenazan convertirse en exportadores de inflación, sobre todo si ceden los controles de precios de la energía. No hay que confundirse: el petróleo a US$ 200 en 2009 será un shock doloroso y no solo un impuesto ambientalista a los devoradores de nafta.

No hay duda, que el shock obligará a los países a asumir una postura ambientalista mucho más rápido, especialmente mediante la conservación de la energía y el desarrollo y adopción de combustibles no fósiles. Pero, nada de eso puede ocurrir en un período de 6 a 24 meses.

Por tanto, los pronósticos tienden a ser pesimistas: algunos analistas advierten un giro hacia el comercio regional y hasta un cambio grande de la globalización en sí, a medida que los crecientes costos del transporte hacen que resulte demasiado caro enviar muchos tipos de bienes a distancias largas. Una gran aceleración de la transferencia de riqueza que, en los últimos cinco años, llevó billones de petrodólares de los consumidores a los productores de petróleo, puede alterar el equilibrio de poder en el mundo, incluyendo un impulso a los molestos autócratas del petróleo de Irán, Venezuela y Rusia. A US$ 200 el barril, solo las reservas probadas de las naciones del Golfo Pérsico aumentarían su valor a US$ 95 billones, equivalente al doble del tamaño de los mercados de valores públicos, según estimaciones de Stephen Jen, director gerente de Morgan Stanley.

RIESGO. Algunos optimistas creen que si esa riqueza es invertida con inteligencia, Medio Oriente podría ingresar al mundo moderno. Pero, hay una gran duda al respecto. Muchos países pequeños tienen dificultades para invertir sus ganancias petroleras con inteligencia y la maldición de corrupción de la riqueza petrolera es muy conocida. Michael L. Ross, profesor asociado de ciencias políticas de UCLA, apunta que crece el porcentaje de guerras en el mundo que tienen lugar en los países petroleros. También aumenta el número de países petroleros -Camboya, Timor Oriental y otros se han incorporado a esas filas- y muchos de estos recién llegados son pequeños y están mal preparados para enfrentar la corrupción que genera la riqueza.

Ningún sector industrial dejará de ser afectado. Toda empresa que moviliza bienes o personas, necesita petróleo. A US$ 200, el petróleo puede convertir en realidad la largamente anunciada muerte de por lo menos alguno de los tres grandes fabricantes de autos. Las aerolíneas también son vulnerables. American Airlines anunció una reducción de sus vuelos. Air France-KLM advirtió en fecha reciente que sus ganancias probablemente caerán un tercio este año, y su CEO, Jean-Cyril Spinetta apunta a que el petróleo a US$ 200 significaría un impacto mucho mayor que el "11-S" o la epidemia del virus SARS, en 2003, que provocaron la declinación de las aerolíneas.

REPERCUSIÓN. Esas tendencias también golpearán a Europa en poco tiempo. Los alemanes ya van a menos velocidad en las autobahn para ahorrar combustible, cuyo precio aumentó 66% desde 2000. Los analistas estiman que cuanto más gasten los europeos en nafta, gastarán menos en muebles, ropa y electrodomésticos. En efecto, las ventas de todos esos rubros ya están en declinación.

La sensación de un shock que se acelera es palpable. Mientras los fabricantes de automotores estadounidenses avanzaban lentamente hacia la producción de modelos más chicos antes del pico de precios, las ventas de camionetas y similares caen con tanta celeridad, que parecen haber dejado a las empresas sin respuesta. El CEO de Ford, Alan Mullaly, al advertir que no espera volver a tener ganancias en 2009, indicó que cree que el cambio provocado por el precio de la nafta es permanente. En las afueras de Tokio, Nissan estrenó su nueva planta destinada a la producción de células de combustible para una nueva generación de autos a batería.

CONSERVAR. Si bien las numerosas tecnologías ambientales o verdes son promisorias, ninguna van a dar la solución total a corto plazo. "Habrá profundos cambios en la tecnología, pero la gente olvida la escala que tiene el negocio del petróleo", indica Robin West, presidente de PFC Energy. "La producción de etanol, el año pasado, fue equivalente a 19.000 millones de litros, con enormes subsidios a los agricultores y el aumento de los precios de los alimentos. Pero eso equivale a la producción de una sola plataforma petrolera en las cercanías de las costas de África Occidental".

¿Qué debe hacerse? Para empezar, quienes diseñan las políticas deberían terminar de acosar a las grandes petroleras por los precios tan elevados. Debido a que éstas ahora solo controlan un porcentaje pequeño de las reservas conocidas, el problema está, en gran medida, fuera de su alcance. Asimismo, deberían apoyar las propuestas verdes (créditos para energía solar y eólica, más que proyectos inútiles de etanol) y terminar de cortejar a los votantes con subsidios y reducción de impuestos a las naftas que ignoran la nueva realidad: el petróleo es un recurso que se agota, más personas quieren más de esa fuente, y la primacía del despilfarro va a cambiar. "Hay un combustible barato, limpio y rápidamente disponible: conservar", sostiene West. De acuerdo con algunos cálculos, el mundo podría ahorrar 25% de su consumo de petróleo con medidas simples como limitar la velocidad, apagar luces y utilizar las tecnologías verdes existentes.

Los países ricos nunca fueron proclives a contener el consumo, pero es un criterio que deberán adoptar, a raíz del aumento de los precios. Ocurrió en la década de los `70. Ocurrirá de nuevo y si esos países tienen suerte, se convertirá en el efecto duradero más importante del petróleo a US$ 200.

La cifra

40% Incremento de las cotizaciones a futuro del petróleo durante los últimos dos meses, lo que alimenta la sensación de shock.

Rabia

Chile.

La presión por la reducción de un impuesto al petróleo causó esta semana un paro de transportistas que hizo peligrar el abastecimiento.

Indonesia.

La reducción de subsidios al petróleo provocó violentos choques entre estudiantes universitarios que protestaban y la policía.

Gran Bretaña.

Cientos de choferes se hicieron sentir en Londres. Hicieron una caravana rumbo al centro para reclamar por la baja del impuesto al combustible.

Bélgica.

Pescadores de varios países europeos -españoles, franceses e italianos- atacaron la sede de la Comisión Europea (CE) en protesta por la suba del petróleo.

Más guerras y más sangre en el futuro

Es posible que haya conflictos peores. "Mientras regiones como Medio Oriente y Asia, y países como Rusia y Venezuela sigan ascendiendo, habrá cada vez mayor codicia energética, comportamientos agresivos y acciones neocolonialistas de parte de varios países", pronostica Scott Nyquist, quien encabeza la unidad de análisis energético de McKinsey. A medida que Irán se enriquece, Hezbollah puede hacerse más fuerte. China expondrá más poderío en África.

Seguramente, más sangre será derramada. La riqueza petrolera tiende a provocar devastación en la economía y política de los países, desalentando la diversidad, agravando las desavenencias étnicas y facilitando el financiamiento de fuerzas insurgentes. Los países petroleros son escenarios de un tercio de las guerras civiles en el mundo. En 1992, tenían un quinto de esos conflictos armados. Es un círculo vicioso: conflictos generan precios más altos y viceversa.

Resulta difícil resolver ese tipo de situaciones mediante la aplicación de sanciones, debido a que retirar petróleo del mercado, a esta altura, lo único que haría es encender una situación que ya es explosiva. Las megatendencias que alimentan la escasez global de suministros, tienden a alimentarse entre sí.

Precios elevados generan la inclinación de los países petroleros como Rusia y Venezuela a volver a nacionalizar sus yacimientos. Con frecuencia, eso conduce a menor producción, como consecuencia de la ineficiencia de la mayoría de las empresas petroleras estatales, señala el analista Ben Dell, de Sanford Bernstein. Mientras los campos en lugares pacíficos como Alaska y el Mar del Norte se agotan, la búsqueda de petróleo se ha mudado a zonas conflictivas como Nigeria y Angola.

Si bien los precios altos reducen el consumo de energía en los países ricos, la caída no compensa la demanda en auge de los mercados emergentes. NEWSWEEK

Las cifras

33% Porcentaje de guerras civiles que ocurren en países petroleros; 16 años atrás, ese indicador estaba en un veinte por ciento.

95 Billones de dólares en reservas probadas de petróleo que tendrían los países del Medio Oriente con el precio del barril a US$ 200.

135 Precio en dólares al que llegó el barril de petróleo el pasado 22 de mayo; fue un día récord en un mercado al borde de la histeria.

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