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El Papa criticó el ateísmo en su segunda encíclica

Spe Salvi. Benedicto pidió a los cristianos tener esperanza

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CIUDAD DEL VATICANO. EFE Y ANSA

El papa Benedicto XVI presentó ayer su nueva encíclica "Spe Salvi" (Salvados por la esperanza) en la que condena al ateísmo, y en la que reafirma la fe en la esperanza y la existencia del Juicio Final.

El Sumo Pontífice critica duramente el ateísmo, que se funda "en una falsedad intrínseca" y ha originado las "más grandes crueldades y violaciones de la justicia" de la era moderna.

"Un mundo en el que hay tanta injusticia, tanto sufrimiento de los inocentes y tanto cinismo de poder no puede ser obra de un Dios bueno, ya que el Dios que tuviera la responsabilidad de un mundo así no sería un Dios justo y, aun menos, bueno", escribe el Papa, resaltando algunos de los argumentos del ateísmo, movimiento surgido en los siglos XIX y XX, según explicó.

En "Spe Salvi", que consta de 77 páginas y está divida en ocho partes, el Papa señala que para los agnósticos si "no hay un Dios que crea justicia, parece que ahora es el hombre quien está llamado a establecerla", pero aclaró que "la pretensión de que la humanidad pueda y deba hacer lo mismo que ningún Dios hace ni es capaz de hacer, es presuntuosa e intrínsecamente falsa".

Raffaele Carcano, secretario de la Unión de Ateos y Agnósticos Racionalistas de Italia, criticó los comentarios del Papa. "La existencia de mil millones de ateos en el mundo demuestra que se puede vivir sin Dios pero con la razón", dijo.

Esperanza. Otro de los pasajes del documento, el segundo tras la publicación de "Deus caritas est", en 2006, establece que un mundo que se cree capaz de imponer la justicia "es un mundo sin esperanza".

Precisamente, uno de los aspectos en que más hincapié hizo el Papa, fue el de renovar la esperanza, "el elemento distintivo de los cristianos", según definió.

Tras hacer un recorrido por la historia, el Papa señaló que hay dos etapas de "concreción política" de la esperanza: la Revolución Francesa, "que consideró la razón y la libertad como estrella-guía que se debía seguir en el camino de la esperanza", y la marxista.

Al abordar la revolución marxista, afirma que el error fundamental de Carlos Marx fue el materialismo, que le hizo olvidar al hombre y su libertad y creer que una vez solucionada la economía, "todo quedaría arreglado".

La máxima autoridad de la Iglesia Católica, destacó el poder de la fe y la esperanza contra el "superpoder de la ideo-logía y de sus órganos políticos". El Papa también dijo que la ciencia no redime al hombre, y es capaz de destruir el mundo.

Para Benedicto XVI, "la cuestión de la justicia constituye el argumento esencial, en todo caso el argumento más fuerte, en favor de la fe en la vida eterna". La encíclica reitera la existencia del Juicio Final y con ello, la del Purgatorio y del Infierno. Para el Papa, la imagen del Juicio Final "no es terrorífica, sino de esperanza, una imagen que exige responsabilidad". Es el encuentro con Cristo, "ante cuya mirada toda falsedad se deshace" y agrega que con la esperanza se vive "una vida nueva".

Carcano polemizó con esa percepción del pontífice. "Quiero tranquilizar al Papa. Nos sentimos llenos de esperanza y no alimentamos la esperanza de un más allá sereno".

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