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El esplendor de una corta vida

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Parecía casi un imposible: crear un nuevo ballet desde su argumento pasando por la música y la coreografía, en lugar de emplear alguno de los clásicos tan reiterados y previsibles, pero siempre tan seguros. Sin embargo el Consejo Uruguayo de la Danza, a través de Jeannie Fontaina y Raquel Minetti, se lanzó a la aventura y sin redes con un proyecto que pretendía retratar a un creador y su época. Es cierto que el personaje Florencio Sánchez es sumamente rico en inflexiones y las criaturas de su invención tan reales y corpóreas que podían prestarse para interactuar con su creador. Era un desafío fascinante pretender retratar a un hombre que pese a su corto paso por este mundo, construyó un poderoso núcleo de dramas escénicos con los que retrató las luces y sombras del ser rioplatense.

Era realmente un desafío convertir esa vida en un ballet y que el mismo escapara a las obviedades de una evocación lineal. El guión de Teresa Trujillo, tomo como punto de partida la muerte de Florencio y su testamento. Transformar ese hecho en espectáculo, por encima de cualquier asomo necrofílico tiene antecedentes muy visibles en la genialidad de Bob Fosse en All that Jazz. Aquí, a partir de una proyección del cortejo fúnebre penetrando al Solís se desarrolla el ballet con parte del cuerpo de baile, el que interviene en la película, ingresando por la platea. A partir de allí la coreografía de Graciela Figueroa va acumulando números de gran exigencia y coordinación donde lució el Cuerpo de Baile del Sodre demostrando una gran preparación y clase. Retratar esa espléndida época también implica traducir su espíritu en consecuencia, también junto a los personajes creados por Sánchez se mezclan alguno de sus colegas como Delmira Agustini. Agonistas y protagonistas se intercambian y comparten un mismo espacio escénico como si estuvieran emanando protoplasmáticamente del cerebro del dramaturgo adquiriendo una vida y personalidad propias. En cada instancia crecen y se desarrollan para fenecer y ser sustituidos de inmediato por otros. Debe reconocerse que la música de Leo Maslíah vistió apropiadamente esta puesta. Con ciertas reminiscencias que rinden tributo a Prokofieff y aires musicales de principios del siglo pasado (como la habanera o el tango) Maslíah creó un tapiz sonoro de conmovedora elocuencia y gran efectividad que demostró su talento más allá de toda duda. Además de la orquesta, correctamente dirigida por Miguel Pose, el Coro del Sodre a cargo de Lilián Zetune cada vez que fue llamado a intervenir aportó lo necesario para completar un trabajo en ese punto impecable. Los aspectos visuales también merecen un capítulo aparte. El vestuario de Beatriz Arteaga es de gran belleza y creatividad, por momentos realista y por momentos onírico. La ambientación escenográfica de Beatriz Arteaga, en especial en la segunda parte resolvió con buen gusto los pasajes comprometidos entre ficción y realidad y el "vuelo" final del Florencio personaje. La iluminación de Martín Blanchet remarcó simbólicamente cada episodio con sutileza y comprensión de lo que se pretendía trasmitir.

Merece ser aplaudida la intervención de Juan Antonio Saraví a quien le cupo ponerse en la piel del dramaturgo. Su intervención no se limitó sólo a verbalizar el famoso testamento de Sánchez, también participó en muchas de las figuras coreográficas (en especial en la segunda parte) y lo hizo con solvencia demostrando que es una de las figuras teatrales más completa de las generaciones recientes.

El público, que colmó las localidades del Solís aplaudió eufóricamente a los participantes del espectáculo. No era para menos, pocas veces se tiene la oportunidad de disfrutar de algo tan bien realizado y que funcionó como un perfecto mecanismo de relojería. Es de esperar que tanto esfuerzo y el considerable gasto material que supuso esta puesta en escena no queden sólo en estas dos funciones: muchos querrán volver a ver este ballet o presenciarlo por primera vez habida cuenta de los elogios que ha cosechado.

*** *** ***

CRITICA/FERNANDO MANFREDI

SANCHEZ, EL ESPLENDOR DEL 900

Temporada de Ballet Margaret Graham

Guión. Teresa Trujillo

Coreografía. Graciela Figueroa

Música. Leo Maslíah

Intérpretes Cuerpo de Baile y Orquesta

Sinfonica del Sodre

Director. Miguel Pose

Sala.Teatro Solís 26 y 27 de mayo

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