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Los Reyes vienen con un Centenario

| Cumple años el sueño que tuvo el 5 de enero de 1905 la muchachada del Solís y el Soriano

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JORGE SAVIA

¡Centraaal...!/

¡Viejo Paleeermooo...!/

Los dos motivos principales a los que les canta la murga en tono de homenaje, están de pie. Con cambios, claro. Pero viven. Y conservan la pureza más cristalina. Más entrañable. La del alma.

En el "viejo Palermo", por ejemplo, no está el Murallón, porque ahí pasa la Rambla. El tiempo le fue quitando espacio a los ranchos, como el de "Los fanintes" y el "Atlanta". Y ni qué decir de la cancha. La de la Liga Palermo, donde en los partidos nocturnos de verano, hasta principios de los 50’, se podían ver a muchos cracks que después, en el resto del año, llegaban a jugar —incluso en los dos grandes—en el Estadio Centenario. Pero el barrio nunca perdió la identidad. La casta mezclada con el perfil carnavalero de una agrupación de lubolos que hizo tabla rasa en las primeras tres décadas del siglo pasado: los "Esclavos del Nyanza".

ESQUINA. Central hoy, desde hace ya 33 años, es Central Español. Pero sigue. Genuino. Auténtico. Y, lo más emocionante, centenario. Porque su fundación fue, al fin y al cabo, el fruto de la unión de esfuerzos, sueños y esperanzas de la muchachada de dos clubes como el Solís, que sentaba sus reales en la plazoleta que estaba frente al Cementerio Central, y el Soriano, que tenía sede donde hoy se encuentra emplazado el Palacio Municipal de la Intendencia de Montevideo, sobre la esquina de Ejido y Soriano, pero también un regalo de Reyes para el futuro del glorioso fútbol uruguayo.

LUBOLOS. Tomando el nombre del cementerio que marcaba uno de los perfiles del barrio y los colores de los "Esclavos del Nyanza", porque en definitiva Palermo se identificaba con los negros, los conventillos y el carnaval como nadie, Central se echó a andar a partir del ya lejano 5 de enero de 1905, cuando fue fundado por los hermanos Alfredo, Alberto y Manuel Caballero, José Paladino, Antonio Fernández Valdez, Modesto Veira, Adolfo Dacquó y el tendero Manuel Fernández Valdez; con su primera camiseta de fondo rojo con finas rayas blancas y una banda azul cruzándola de derecha a izquierda; con una cancha en la que hizo sus prácticas iniciales ubicada en la plazoleta de Yaguarón entre Isla de Flores y Estanzuela, hoy Gonzalo Ramírez; y con triunfos, con victorias que lo hicieron crecer, de a poco, pero echando las raíces vigorosas y necesarias para llegar, por ejemplo, al 5 de enero de 2005 en el que celebrará su 100º aniversario.

COMIENZOS. El primer partido que ganó Central fue ante el Triunfo F.C., del también legendario barrio Guruyú: los de Palermo vencieron 2 a 1, en la cancha del Polígono, en Juan Carlos Gómez y Sarandí, como visitantes. El primer trofeo que conquistó fue la Copa Salus, donada por la empresa del mismo nombre para el vencedor del torneo organizado por la entonces denominada Liga Oldman, en donde los de Palermo consiguieron salir campeones: el 28 de julio de 1907 en Primera División al ganarle por 4 a 0 al Oldman y el 4 de agosto de ese mismo año en Segunda División al vencer al Washington. Y tras haberse afiliado en 1908 a la Liga Uruguaya, donde empezó militando en Segunda y Tercera División, consiguió su primer ascenso al derrotar a Nacional —que actuaba en Primera y Segunda División— por 3 a 1 en un memorable partido que se disputó en la cancha de Wanderers.

TIGRE. En 1909 Central debutó en la Primera División del fútbol uruguayo: debutó el 18 de abril, ganándole a Colón por 2 a 0, y terminó 7º en el campeonato de aquella temporada. El 1º de mayo de 1911 logró su primera gran victoria frente a uno de los grandes, derrotando a Nacional por 3 a 0 en un partido que se jugó en la cancha de Punta Carretas ante más de 2.000 aficionados, y tras disputar el 20 de marzo de 1913 su primer partido internacional, empatando 2 a 2 con Tigre en Buenos Aires, el 23 de noviembre de ese año conquistó su primer triunfo fuera de fronteras, cuando vencieron por 1 a 0 al propio Tigre en la revancha.

SIMBOLOS. En aquel cuadro que permitió que Central trascendiera más allá del ámbito cotidiano del fútbol uruguayo, jugaban ya dos futbolistas que bien podrían encabezar —por una cuestión de orden cronológico—la nutrida fila de figuras de primer nivel que surgieron de las huestes del elenco palermitano: Alfredo Balmelli, que defendió el arco durante 15 años, y el memorable Juan Delgado, que fue un "centrojás" tan emblemático por la fuerza con que impuso su presencia en la mitad de la cancha, como por el estilo y la habilidad que lució en los tradicionales desfiles de carnaval, portando la bandera o haciendo de escobero en los "Esclavos del Nyanza".

GLORIAS. Es que Central tiene una "foja de servicios" realmente importante, si de enumerar jugadores que salieron de su cuna y trascendieron con gran brillo en la marquesina del laureado fútbol uruguayo: Venancio Bartibás fue integrante de la selección celeste que conquistó el campeonato olímpico de 1928 en Amsterdam; Juan López, como técnico, y Víctor Rodríguez Andrade y Luis Alberto Rijo como futbolistas, fueron protagonistas en 1950 de la gesta que el fútbol mundial aún hoy venera como el "Maracanazo"; y nombres como el del arquero Julio Barrios, que se destacó en River Plate argentino, Nicolás Falero —goleador y baluarte del primer campeón que tuvo el cuadro de Palermo en un evento oficial de Primera División, cuando obtuvo el Torneo Competencia de 1944— y el inigualable Walter Gómez, que luego se erigió en ídolo de Nacional y de los "millonarios" en la otra margen del Río de la Plata, forman una galería que no es fácil de ostentar para cualquier otra institución que se precie de ser lo que Central —hoy Central Español— sigue siendo al cumplirse su centenario: un cuadro de barrio.

FIGURAS. La nómina de símbolos de Central podría volverse poco menos que interminable, porque el camino está empedrado de recuerdos que dejó el paso de jugadores como Hugo Bagnulo, el "Chueco" Carrasale, Ricardo "Cacharpa" Pérez, Lorenzo Barreto, General Viana, Ruben Buccino, Segundo González, Roberto Perdigón, Arnoldo Labella, Héctor Tuja, el "Mosquito" Villareal y Obdulio Trasante. Pero es imposible citarlos a todos. Si acaso, entonces, el único recurso que queda a mano es destacar como corresponde las máximas conquistas alcanzadas por Central en el ámbito del fútbol uruguayo: el Torneo Competencia de 1944 y nada más ni nada menos que el Campeonato Uruguayo de 1984.

BATACAZO. Para el comienzo de la temporada de 1944, con el equipo aún en ciernes, llegaron el arquero Julio Barrios, de River Plate argentino, y el zaguero Francisco Galasso, procedente de Lanús. A ellos se sumaron también Miguel Lariccia, a préstamo de Peñarol, y el puntero Rogelio Martínez, que recaló después de pasar por Bella Vista. En la fragua de la casa estaban, mientras tanto, Lorenzo Barreto, el "Toto" Ruben Buccino, Ricardo "Cacharpa" Pérez, los hermanos Pedro y Nicolás Falero, y Rolando Vomero, que aunque "Nicola" terminó constituyéndose en el goleador del campeonato, superando nada más ni nada menos que al gran Atilio García, que desde hacía 6 años venía siendo el máximo artillero de todos los torneos disputados en el fútbol uruguayo, fue el que conquistó los dos goles clave la tarde en la que el conjunto palermitano dio la vuelta olímpica en su cancha, tras ganarle de atrás, y agónicamente, a Wanderers.

Para la época, la hazaña de Central fue, quizá, casi tan impactante como la que protagonizaría Defensor 32 años más tarde, porque desde que se instauró el profesionalismo en 1932, ninguno de los torneos disputados durante el transcurso de 12 temporadas, había sido conquistado por un equipo que no fuera uno de los dos grandes.

El cuadro de Palermo, entonces, hizo historia. Fue el 9 de julio de 1944, cuando en el Parque Palermo se vendieron ¡9.275 entradas!

CAMPANAZO. En 1983, después de haber estado 10 temporadas consecutivas en la "B", Central volvió a la "A", como consecuencia de una imponente campaña al cabo de la cual culminó invicto, ganando 32 de los 36 puntos disputados.

Con aquella conquista, plasmada bajo la conducción férrea de Roberto Fleitas, los hinchas del cuadro de Palermo tocaron el cielo con las manos. Creían estar en la gloria, en forma totalmente justificada. ¿Qué más podían pedir? ¡Nada! Por eso, entonces, fue que al comienzo de la temporada siguiente, cuando llegó la hora de arreglar los contratos y el "Sordo" Viera pidió premio por salir campeón, Jorge Cavalieri se limitó a contestarle con una pregunta: "¿dónde te firmo?". Lejos estaba de suponer el entonces presidente —al que los hinchas le recriminaron que hubiera cambiado al técnico campeón de la "B" cuando en la primera fecha Central perdió con Bella Vista como locatario— que aquel grupo "de fierro" que formó Líber Arispe sobre la base de un grupo de jugadores que había dirigido en Rentistas, Colón y Defensor en el pasado cercano, iba a terminar ganando el "Uruguayo".

¡Centraaaal..!/

¡Viejo Paleeermooo..!"/

El 5 de enero de 1905, al fundar un cuadro, la muchachada del Solís y del Soriano escribió una cartita. Mañana de noche, al pasar por Palermo, los Reyes dejarán el regalo que aquellos soñadores jamás imaginaron: el centenario.

¡Qué debut! De jugador a Presidente

El 9 de mayo de 1920, Central le ganó a Belgrano por 2 a 0, con dos goles de Oscar Gestido, un joven entreala izquierdo que debutó en aquel partido y que, mucho más adelante, entre el 1º de marzo y el 6 de diciembre de 1967, fue Presidente de la República.

En punta del este cumplen 80 años

1920

En 1920, Central fue campeón de los equipos chicos.

1950-51

En 1950 y 1951, dirigido por Juan López, el equipo palermitano terminó 4º en el "Uruguayo", detrás de los dos grandes y Rampla.

1986

En 1986, dirigido por Gregorio Pérez y con el Prof. Gonzalo Barreiro como preparador físico, Central Español le ganó a Peñarol y Nacional, clasificó a la Libertadores y terminó 3º en el Uruguayo, detrás de los grandes.

LIBRO

La mayoría de los datos para la nota sobre el Centenario de Central fueron extractados del libro "Un siglo de pasión", escrito por los periodistas Marcelo Decaux, Jorge Señorans y Luis Inzaurralde.

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