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Se perdió entregando las armas

| El técnico no sabe si el jugador está pensando en los números de los que le habló el contratista o en la planificación del partido

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SILVIA PEREZ

Roberto Fleitas es uno de los últimos técnicos uruguayos que obtuvo títulos importantes. Ganó la Copa América de Argentina en 1987 dirigiendo la selección uruguaya y fue campeón de América y del Mundo con Nacional en 1988. Aunque aclaró que no se siente un jubilado, hace cuatro años que no dirige. En su apartamento en Belvedere analizó el difícil momento del fútbol uruguayo.

—¿Cómo ve lo que está pasando hoy en el fútbol?

—Era algo que se podía esperar, en un país como el nuestro que es tan desordenado, donde todo es frágil y funciona según si ganás o perdés. Nuestros campeonatos son muy endebles, improvisados. Hemos perdido imagen por la falta de continuidad de una idea. Cada entrenador llega con una idea, sin respetar las características del futbolista uruguayo. No somos capaces de hacer lo que hacen Argentina y Brasil, que tienen otro fútbol y más funcionalidad.

—Usted decía que esto se podía prever, ¿pero en qué cambió tanto el fútbol uruguayo? porque antes se podía perder, pero de otra manera.

—Cambió, sí. El hecho de que vengan tantos jugadores del extranjero hace que ya no se tenga la mentalidad que existía antes en el jugador uruguayo. Antes los jugadores estaban acá y su característica principal era la entrega y mucho esfuerzo. A pesar de que los técnicos siempre trataron de tecnificar los elementos, siempre estaba esa expresión de entrega que muchas veces amparaba al fútbol uruguayo para lograr cosas. Ahora, como los muchachos se van muy jóvenes para el extranjero y viven otra vida, completamente distinta a la nuestra, no se puede esperar que vengan mentalizados para nuestro fútbol que necesita de un esfuerzo permanente, como el país. Si no nos esforzamos muy difícilmente podamos salir adelante, porque este no es un país rico, y lo mismo pasa en el fútbol.

—Basándose en lo que dice, ¿cree que habría que jugar con más hombres del medio local y menos de afuera?

—No tengo dudas. La incidencia de los jugadores de acá y de afuera se nota más por la injerencia de los contratistas. Los contratistas han manejado la situación de los jugadores y han creado una separación entre sus jugadores y los que están acá. Es una situación que se hace compleja porque cuando un técnico tiene que hablar con un jugador no sabe si está pensando en los números de los que le habló el contratista o en la planificación del partido.

—Pero sin embargo, usted, en el año 87 tuvo en la selección a jugadores que venían de afuera y que ya eran figuras a nivel mundial, como Enzo Francescoli por ejemplo, y pudo manejarlos.

—Era muy distinto, porque cuando Francescoli, Gutiérrez, Alzamendi y Sosa vinieron, venían de una experiencia negativa. Habían jugado un mundial donde la selección uruguaya había andado muy mal en todos los órdenes, disciplinarios y deportivos. Nosotros hicimos una selección de acá, considerando que era muy difícil traer jugadores del exterior. De cualquier manera, después nos ofrecieron esos tres jugadores, porque Sosa vino por otra vía. Esos jugadores tenían un deber con ellos mismos por la actuación que habían tenido en el Mundial.

—¿Quién los ofreció?

—Los trajo Paco (Casal). El ofreció varios jugadores según lo que nosotros precisáramos. Yo en principio había dicho que quería sólo dos, porque pensaba que podía ser contraproducente que estuviera un jugador que en ese momento actuaba en Argentina donde se iba a jugar la Copa. Pensaba que de repente no podía rendir al máximo, pero me demostró que quería estar y no le importaba nada y estuvo.

—Usted acaba de referirse a que en el Mundial de México hubo problemas disciplinarios. Ese tipo de inconveniente, ¿existió siempre?, ¿o ahora el jugador se ha vuelto ingobernable?

—Ya en aquella época había tenido problemas de todo tipo y los periodistas habían publicitado lo que había pasado. Entonces esos jugadores vinieron en una condición tremendamente difícil y se pusieron a la orden de la selección. Recuerdo que les dije que ellos tenían que ser un ejemplo para los jugadores de acá y sirvió. Fueron jugadores muy valiosos, que tenían experiencia y mucha capacidad técnica. Yo no creo que los jugadores sean ingobernables. Aquella experiencia que viví con la selección fue muy especial. Nosotros tuvimos que armar un equipo en 18 días y las normas que habíamos establecido se cumplieron. Claro, no había tantos intereses como ahora. Hoy se manejan entrenadores que trabajan con la empresa. Ya a nadie llama la atención que si no estás adherido a la empresa no trabajás. Nosotros no teníamos compromisos con nadie y determinamos lo de siempre, disciplina, orden y entrega. Cada uno de ellos sabía que venía a entregarse al máximo.

—Hoy, ¿dónde está la salida?

—No sé, pero no hay que hacer lo que hacen los políticos en este país: formar subcomisiones. Cuando se forman subcomisiones uno piensa que las cosas no salen más. La AUF comenzó a hacer subcomisiones y eso no va a llevar a nada. Lo que hay que hacer es un programa para la juventud, para las nuevas generaciones, pero no sólo para enseñarles cómo jugar al fútbol, sino de alimentación. Porque acá si uno mira las estadísticas, el 40% de los niños viven en situación de pobreza. Mal alimentados, ¿como entrenás a esos elementos? Además, nosotros no tenemos grandes jugadores. Hablan de excepcionales jugadores y yo no veo ninguno. Hay algunos que son buenos jugadores, pero la mayoría de los que están en Europa no juegan. A mí me extraña como traen jugadores que están lesionados a recuperarse en la selección. La selección es hoy. Sin embargo, Recoba estuvo diez días sin entrenar y después jugó los 90 minutos y no hizo nada porque no se sentía bien.

—¿Que sintió mirando el partido frente a Colombia?

—Tristeza, una gran tristeza. Sinceramente pensábamos que después de la derrota frente a Venezuela iba a haber una rápida recuperación. Creíamos que Fossati estaba, está, capacitado para hacerlo. Es un muchacho inteligente, con personalidad, pero se debe haber equivocado porque había muchachos que no estaban para jugar. No estaban en las mejores condiciones ni físicas ni anímicas para jugar una Eliminatoria, que es una lucha muy difícil. Cualquiera puede perder, incluso por 5 a 0, pero esta selección uruguaya marcó un hecho nunca visto. Se perdió entregando las armas. Y nadie esperaba eso. Y si el problema fue que el técnico no tuvo tiempo para trabajar, entonces los que se equivocaron fueron los dirigentes en cambiar en un momento que no era adecuado.

Un equipo es casi igual que la novia

—¿Cuantos años tenía usted cuando salió campeón de América y del Mundo con Nacional?

—Cincuenta y pico.

—Hoy se da el fenómeno que la mayoría de los técnicos en actividad son muy jóvenes, tienen treinta y poco o apenas cuarenta. ¿Cree que ya no hay lugar para la gente de su generación?

—Los entrenadores jóvenes en su gran mayoría están comprometidos a trabajar por los pedidos de la empresa. Se ha visto, han quedado entrenadores por el camino por no pertenecer a la empresa. En el momento en que yo obtuve logros importantes, esas cosas no existían tanto. Yo llegué a Nacional por vías particulares. Nacional andaba mal y consideraron que yo había cumplido una buena actuación y me llamaron. Porque el fútbol son momentos. Como lo de Fossati ahora, Fossati andaba bien, no tenían técnico en la selección y se trajo a Fossati. Lisa y llanamente. Y eso también me pasó a mí en la selección. Yo andaba bien con equipo que dirigía, aunque no tenía mucha relevancia. Fui a la selección, las cosas siguieron saliendo bien y Nacional me tomó por la referencia de esa actuación en la selección. En ese momento las empresas que manejan a los jugadores recién comenzaban a asumir compromisos. Yo no tenía a nadie y no me sentía comprometido con nadie. Ahora todo es diferente. A esos entrenadores jóvenes les puede faltar experiencia, y es lógico, pero además, la situación del país a llevado a que los entrenadores más veteranos pudiéramos parecer más caros y también por eso es que muchas veces se opta por los jóvenes. Digo pudiéramos porque yo no creo que seamos más caros, sobre todo teniendo en cuenta la poca plata que existe acá para trabajar en el fútbol. Por otra parte, los dirigentes dejaron de ser determinantes en función de los compromisos que han adquirido con la empresa. Hoy los dirigentes no piensan, no determinan.

—¿Cuándo fue la última vez que dirigió?

—A Liverpool en el 2000.

—¿Se siente un jubilado?, ¿o tiene ganas de volver?

—Yo siempre mantuve un espíritu alto para trabajar, pero también considero que quienes optan por los muchachos jóvenes tienen sus fundamentos. Las generaciones nuevas traen ideas nuevas.

—¿No sería ideal hacer una dupla entre un técnico joven y uno veterano? Por ejemplo, ¿Ostolaza-Fleitas?

—Podría ser ideal, ¿pero quién acepta eso? Sería bueno en función de la amistad que hubiera entre personas que fueran capaces de respetarse, pero esto es como tu novia, vos la querés solo para vos y nada más. No querés compartirla con nadie, y un equipo de fútbol es parecido.

Los dirigentes no tendrian que designar

COMPULSA

"El fútbol necesita reagruparse y buscar la opinión de gente que sabe. Por ejemplo, a nivel de la AUF, los dirigentes no tendrían que designar al técnico porque algunos designan por compulsa. En la radio un periodista habla de determinado técnico, o veinte tipos llaman a la radio y lo piden y los dirigentes lo nombran porque lo pide la gente. Eso no puede ser. El fútbol nuestro es muy improvisado, y en el mundo causamos extrañeza, por los títulos que conseguimos y por lo mal que hacemos las cosas".

CARAMELOS

"Los dirigentes tendrían que tener una comisión asesora de técnicos experimentados. No para que determinaran sino para que brindaran asesoramiento cuando llega el momento de nombrar un técnico para la selección. No puede ser que se nombren dos o tres técnicos por Eliminatoria. En cierta ocasión le pregunté a un integrante del ejecutivo la razón de la designación de determinado técnico y me respondió que la gente lo pedía. Pero esto no es una bolsita de caramelos donde la gente elige el que le gusta. Esto tiene que ser estudiado, el fútbol es ciencia".

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