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Irineo Leguisamo: trascendiendo siglos

| El domingo se realizan varios actos en Arerunguá en homenaje a su hijo más ilustre, de hazañas inigualables

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SALTO | LUIS ALBERTO PEREZ

Con una serie de actos que comenzarán por la mañana y que culminarán en horas de la tarde y con la realización de dos carreras en el lugar mismo donde dio sus primeros pasos como jockey, la Intendencia Municipal recordará los 100 años del nacimiento de Irineo Leguisamo el próximo domingo en el paraje Paso de las Piedras de Arerunguá.

Un día previo al 20 de octubre, las autoridades departamentales encabezadas por el intendente Eduardo Malaquina se trasladarán a esa zona distante a 170 kilómetros al Este de la capital departamental, para descubrir allí una placa en la escuela del lugar con el nombre del más grande jockey del Río de la Plata, en base al decreto del gobierno nacional que autorizó tal nominación.

Previamente, el municipio y la Junta Departamental y vecinos, harán lo propio descubriendo un monolito con el nombre también de Irineo Leguisamo sobre la calzada recientemente construida sobre el arroyo Arerunguá, una obra reclamada por varias generaciones que posibilita la salida a Ruta Nacional No. 31 en épocas de lluvias y que se concretó entre la Intendencia Municipal en convenio con el Ejército Nacional.

En horas de la tarde y como broche de oro a esta recordación, en una pista sobre 500 metros y donde se indicó por parte de antiguos pobladores fue el inicio de Leguisamo como jockey, habrán de disputarse cuatro pruebas con caballos de la zona. No faltará en esta fiesta la parte artística y el asado criollo para lo cual los organizadores ya han levantado enramadas en medio del campo y a orillas del curso de agua que dio el nombre a la localidad y en la que sus pobladores están comprendidos entre los más carenciados del departamento, seguramente como lo fue en época de Leguisamo quien 90 años atrás tomó la iniciativa de marcharse en busca de nuevos horizontes y vaya si los consiguió.

Falero: un digno representante

Irineo Leguisamo es sin duda la máxima expresión que ha tenido el turf rioplatense, concretando hazañas que van mucho más allá de las simples cifras y datos estadísticos. Su excepcional calidad de jinete está muy por encima de eso, pero no está de más decir que también los números resultan abrumadores: ganó 21 estadísticas en el turf argentino, 14 de ellas consecutivas y su serie se vio cortada cuando en el año 1938 tuvo la desgracia de perder una vista a causa de un terronazo recibido en plena competencia. Cuando retornó Legui siguió siendo, por muchos años, el número uno... dando esa ventaja. Y todo dentro de un período de jockeys formidables. Citar a Elías Antúnez, Máximo Acosta, Salvador di Tomaso, Juan Pedro Artigas, es decir que se habían reunido el conjunto de jockeys más extraordinario jamás reunido y entre ellos, el "número uno" era el jinete uruguayo, que años después, sufrió otro accidente, con fracturas múltiples, de las que los médicos pronosticaron que le impedirían volver a las competencias. Tras un año de recuperación, en la que recurrió hasta un caballo mecánico para ejercitar, volvió y siguió maravillando hasta muy avanzada edad, como cuando con más de 60 años impuso a Arturo A sobre el tordillo Pechazo en nuestro Gran Premio José Pedro Ramírez. Fue ese un espectáculo fantástico, único, sin duda irrepetible, que resumió en cuestión de segundos la grandeza de una trayectoria de varias décadas.

Pero fue además, Leguisamo, el exponente de una escuela de jinetes que el prestigioso turfman argentino Gilberto Lerena definió en su libro como la mejor del mundo. Y motivos tenía para decirlo el ilustre autor, hoy recordado con la denominación de un clásico importante del vecino país. Leguisamo ganó 21 estadísticas, su porcentaje de eficacia superó el 27%, pero no fue el único grande, sino el más grande de los grandes. Más del 50% de las estadísticas de Argentina le pertenece a esa escuela uruguaya y si lo trasladamos a lo estrictamente clásico, la diferencia se hace aún mayor.

De manera que el domingo Pablo Falero, al concurrir junto a nuestro embajador en Argentina, Dr. Alberto Volonté Berro, a los pagos de Arerunguá, será un acto no solo emotivo sino de estricta justicia. El jockey dominador del turf de la vecina orilla estará dando relevancia al acto recordatorio y además, representando con su figura, todo un siglo de figuras formidables, la mayoría desaparecidas, pero que han dado lustre al arte de conducir caballos de carrera.

Una escuela con su nombre

La secretaría de Relaciones Públicas de A.N.E.P. nos hizo llegar unas líneas de parte del Consejo Directivo Central sobre la denominación a partir del domingo próximo de una escuela con el nombre de Irineo Leguisamo, al conmemorarse los 100 años del nacimiento del extraordinario jockey. He aquí las mismas:

"El próximo lunes 20 de octubre se conmemoran los 100 años del nacimiento del inmortal Irineo Leguisamo. Un día antes, el domingo 19, a la hora 10:00, en su Salto de origen, se le tributará un sentido homenaje: la Escuela No. 38, del Consejo de Educación Primaria, que funciona en el paraje Arerunguá, precisamente donde nació el genial jockey uruguayo (también fue alumno de ese centro educativo) pasará a llevar su nombre.

Dado que se trata del primer homenaje oficial que se le rendirá al eximio jinete oriental —que desarrolló en Argentina el tramo más extenso y exitoso de su trayectoria profesional— la ceremonia estará rodeada de características muy especiales. La iniciativa original corresponde al ex diputado Luis Batlle Bertolini. Posteriormente, a instancia de los propios vecinos, se eligió el citado centro educativo para plasmar el recuerdo imborrable.

Existe unánime criterio de que fue el más grande jockey de todos los tiempos, no sólo a nivel rioplatense sino también continental. No existe mejor homenaje a un maestro que ponerle su nombre a una escuela. Y por cierto que Legui lo fue en el difícil arte de conducir pura sangre de carreras. Hablar de él es hablar de una verdadera leyenda, que excede el mundo del turf para ingresar en la historia de la cultura ciudadana de ambas márgenes del Plata.

No exageramos un ápice si decimos que aprendió a caminar al mismo tiempo que a montar a caballo, a amar los equinos, a conocerlos, a sentirlos. Y en esa conjunción hombre y caballo se selló su destino. Comenzó corriendo en su departamento natal alguna que otra carrera. Allí mismo comenzó a escribir su propia leyenda y a transitar el camino de los grandes.

No duró mucho su traslado a Montevideo y en el máximo coliseo del turf uruguayo se aburrió de ganar carreras durante tres años. De allí él saltó a la vecina orilla, donde consolidó sus impresionantes condiciones y se transformó en ídolo de multitudes. Su entrañable amistad con otro grande nacido en este país, Carlos Gardel, matizó buena parte de su vida, que se extinguió en 1982, a los 79 años de edad."

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