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Semana tan Santa como de Turismo

| Las agencias de viajes agotaron sus propuestas para los países de la región y vendieron los paquetes más económicos

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La tradición manda. La Semana Santa, además de ser una de las más importantes del año para los cristianos, por su gran significado religioso, tiene más de un siglo de antigüedad como tradición turística. A fines del siglo XIX, cuando los jóvenes comenzaron a optar por los placeres del campo en Semana Santa.

A principios del siglo XX, José Batlle y Ordóñez decreta el almanaque laico, por lo cual la Navidad pasa a ser el Día de la Familia, Reyes es el Día de los Niños y la Semana Santa pasa a ser, oficialmente, la Semana de Turismo. Navidad y Reyes siguen siendo Navidad y Reyes pero la semana que se desarrolla a 40 días del carnaval, se mantuvo, en el habla popular, tal como Batlle la había designado.

La oferta turística es intensa. Si bien la tradición mantiene aquello de los "placeres del campo", con actividades de caza y pesca, fundamentalmente, y campamentos a orillas de ríos y arroyos, también se suele ir a la playa, a las termas de Paysandú y Salto, a las recientes estancias turísticas y a la Semana de la Cerveza, también en Paysandú.

Montevideo no se queda atrás y es escenario de las jineteadas del Prado y del parque Roosevelt además del ya clásico Festival de Cine de Cinemateca Uruguaya.

El Ministerio de Turismo se ocupó de ordenar y conseguir beneficios de distinto tipo en una gran diversidad de destinos turísticos para la semana, que para muchos se trata de dos semanas, contando la anterior o la posterior, en sus vacaciones.

Este año hay que hacer frente a los nuevos puesto de peaje, que encarecen los viajes dentro de Uruguay. A ese respecto hay una serie de promociones, que intentan resarcir al turista de lo que debió gastar en el peaje.

Con el ticket del peaje del Queguay, en la ruta 3, se puede entrar gratis a cualquiera de los espectáculos de la Semana de la Cerveza o se puede elegir poner 15 pesos más y obtener una ficha de 50 pesos en el Casino del hotel Horacio Quiroga. En el caso del peaje de ruta 9, en Rocha, se puede cambiar el ticket por un día gratis en el camping Santa Teresa: por cinco días se paga cuatro.

También hay innumerables hoteles que otorgan la cuarta o la quinta noche gratis, a cambio del ticket de peaje, en las diferentes rutas nacionales.

En Salto, uno de los destinos más tradicionales de la Semana de Turismo, las reservas de alojamientos de los centros termales de Arapey, Daymán y Salto Grande están prácticamente agotados y desde ya se da como seguro que al inicio de la misma su disponibilidad será ocupada en un cien por ciento.

Así lo estima la Oficina de Turismo de la Intendencia Municipal. En lo que tiene que ver con sus servicios de camas en hoteles, bungalows y moteles en Termas del Arapey, ya hay lista de espera a los turistas. En cuanto al hotel 5 estrellas de la cadena Barceló, el interés también es muy alto y este año las reservas son para toda la semana, contrariamente a lo que pasaba en años anteriores, en los que el movimiento máximo se verificaba en los últimos tres días. En el hotel Horacio Quiroga las 80 habitaciones están reservadas para toda la semana y es larga la lista de espera.

EXTRAMUROS. Las agencias de viaje agotaron sus propuestas para Semana de Turismo mucho antes de lo esperado y a pesar de todas las expectativas negativas que tenían los agentes. Tanto las excursiones por vía terrestre o aérea que ofrecían destinos regionales saldrán completas, dijeron operadores de las principales agencias de plaza, y ya se abrieron listas de espera para casi todas las opciones.

A diferencia de otros años, destinos como Estados Unidos o Europa quedaron absolutamente relegados a raíz de la devaluación pero sobre todo del temor generado por la guerra. En esta Semana de Turismo los preferidos son Brasil y Argentina, seguido de cerca por Paraguay y sus cataratas.

En Argentina los destinos más vendidos son Ushuaia-Calafate y Bariloche, mientras que en Brasil Florianópolis sigue siendo un clásico, al que se suma el norte de ese país, sobre todo para quienes buscaron mejores niveles de hotelería o resorts.

Los paquetes vendidos rondan precios entre los 250 y 700 dólares por persona, que en general los uruguayos eligieron pagar al contado. "A diferencia de otros años, esta vez quienes viajan es porque tenían ese dinero destinado para hacerlo. Nadie quiere financiar de ninguna manera", dijo Laura Poveda, gerenta de ventas de Guamatur.

Dependiendo de la categoría de los hoteles y de la agencia que ofrece el servicio, una semana en Bariloche vía aérea con media pensión se pudo conseguir por cerca de 400 dólares, mientras que el mismo viaje por tierra costó poco más de 200 dólares. En el caso de Calafate-Ushuaia, el paquete rondó los 700 dólares por vía aérea.

Los que eligieron Florianópolis como destino y se animaron al viaje terrestre, pagaron menos de 200 dólares por nueve días de vacaciones; por vía aérea el mismo viaje se pagó 400 dólares. Más hacia el norte, los precios suben hasta los 700 dólares y aún más dependiendo del hotel.

A nivel internacional uno de los destinos más buscados fue Sudáfrica, por su precio competitivo (una semana por 1.369 dólares incluyendo un safari) pero también porque está fuera del circuito "guerra", que preocupa a los turistas.

El Caribe también fue favorito, sobre todo entre las parejas que se van de vacaciones en Semana Santa. Tal como informó Ana Jardy, supervisora del área Sudamericana de Jorge Martínez y Asociados, "el público de este año fue de mayor poder adquisitivo y acostumbrado a viajar, por lo cual buscó buen nivel de hoteles en todos los destinos, incluyendo Florianópolis".

Algo similar sucedió entre los clientes de Jetmar, que buscaron buenos hoteles e infraestructuras en los destinos de la región que eligieron en Brasil y Argentina. En esta agencia se vendieron mejor los paquetes más caros que las llamadas "ofertas ganchos", aquellas que se publicitan con los mejores costos para atraer al cliente. En esa agencia también sorprendió la cantidad de gente que eligió Río de Janeiro y el circuito de Buzios.

Jesucristo resucitado

La Semana Santa es, tal vez, la más importante para los cristianos, sobre todo a partir del Jueves Santo, cuando se aproxima el aniversario de la muerte y la resurrección de Cristo, según el calendario litúrgico.

El jueves, el viernes y el sábado santos, o triduo pascual, simbolizan el cambio del mundo viejo al nuevo, son los días de renovación. En estos días se recuerda la última cena de Jesús, con sus 12 discípulos; la traición de Judas, que entregó a Jesucristo para que fuera sentenciado y condenado a muerte; el via crucis y la crucifixión.

El Vía Crucis es el camino de la cruz, el recorrido que hace Jesús coronado de espinas, cargando el travesaño donde será clavado, hacia la cima del monte del Calvario. En ese recorrido Jesús recibe los azotes e insultos de la guardia romana, cae exhausto en tres ocasiones y vive además el inmenso dolor de su madre, María, y de María Magdalena.

Las catorce estaciones del Vía Crucis simbolizan para los cristianos el camino de dolor que lleva a la resurrección del espíritu. El Viernes Santo a las tres de la tarde se cumple el episodio más triste de la Semana Santa: la muerte de Cristo.

El Sábado de Gloria se celebra la vuelta del espíritu de Cristo al reino de Dios. En algunos países, los fieles acostumbran arrojarse agua. El Domingo de Resurrección, Cristo vuelve desde la muerte.

Turistas de fin de siglo

"Los jóvenes liberales optaron en general por los placeres del campo en Semana Santa", recuerda el historiador José Pedro Barrán, citando una crónica de La Tribuna Popular de 1888. "Ya en 1876 las salidas juveniles hacia el interior y la formación de ‘campamentos’ eran comunes durante la Semana Santa. En 1886, un diario salteño menciona las ‘cacerías’ organizadas por ‘varios jóvenes de nuestra sociedad, a los que nada les importan las excomuniones y demás zarandajas de la gente de cogulla y de bonete’", recuerda Barrán.

Esa costumbre de aprovechar los feriados de origen religioso para salir de la ciudad hacia el campo, hizo que la Semana Santa se convirtiera en una semana de vacaciones, hasta que posteriormente, el Estado la oficializó, aunque debió esperar tres décadas.

Al principio, se separó la acción de las Fuerzas Armadas y del Gobierno, en las festividades religiosas, pero el batllismo logró recién en la ley del 23 de octubre de 1919, la secularización de los feriados religiosos: el día de los Reyes Magos, 6 de enero, se convirtió en "Día de los niños", la Semana Santa en "Semana de Turismo", el día de la Virgen, 8 de diciembre, en "Día de las Playas", y el de Navidad, 25 de Diciembre, en "Fiesta de la Familia" (Barrán-Nahum, Batlle, los estancieros y el imperio británico - Tomo 4).

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