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Uruguay libra una batalla contra los cigarros electrónicos

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Joven fumando un cigarrillo electrónico. Foto: Shutterstock

SALUD

Uruguay acumula evidencia de los problemas que ocasiona; las tabacaleras se defienden.

Al igual de la pelea que se adoptó contra el cigarrillo convencional, el gobierno uruguayo toma el mismo camino con los electrónicos. Un grupo de expertos acumula evidencia médica internacional para mostrar sus efectos negativos. Mientras tanto, las tabacaleras defienden que estos aparatos son menos nocivos.

Ya van 10 años de prohibicionismo contra la comercialización de estos productos -y dos en los que no se permiten consumirlos en espacios cerrados-. Esto no es un problema para sus consumidores, que pueden encontrarlos en Mercado Libre y redes sociales, según admitió el propio gobierno, con precios que parten desde los 1.500 pesos.

Hay países con políticas muchos más restrictivas que Uruguay. En Australia, por ejemplo, el "vaping" es considerado una actividad criminal en algunos estados. En el Territorio de la Capital Australiana, donde está la capital Canberra, una persona que adquiera este producto podría ser multado con 30.000 dólares e ir a la cárcel por dos años.

Las tabacaleras buscan combatir estos pensamientos prohibicionistas. Por eso, Philip Morris lleva invertidos 6.500 millones de dólares y más de 10 años de investigación en relación a esta nueva categoría de productos. El objetivo es mostrar evidencias médicas que muestren cuánto menos afecta al cuerpo humano. El motivo central, aducen, es que la combustión no está presente.

“Al sacar el humo se eliminan más de 6.000 sustancias químicas de las cuales 100 están clasificadas como componentes nocivos ó potencialmente nocivos”, dijo a El País Andrea Costantini, jefa regional de Compromiso Científico en Latinoamérica y el Caribe para Philip Morris. Estos “productos de riesgo reducido”, como les gusta llamar a las tabacaleras, generan un aeorosol que es diferente y que solo se libera cuando el consumidor realiza una inhalación.

Cigarrillos electrónicos. Foto: Archivo El País
En el mundo cada vez se consumen más cigarrillos electrónicos. Foto: Archivo El País

Constantini aseguró que Philip Morris realizó un estudio que muestra las consecuencias del uso de estos productos en el aire interior. “Podemos afirmar que no tiene un impacto negativo según los estándares internacionales de calidad”, comentó.

Evidencia crítica

Hay médicos que están abocados en encontrar evidencias que muestren lo contrario. De hecho, un grupo interdisciplinario prepara un documento que prevén presentar en la Revista Mëdica del Uruguay en donde recopilarán investigaciones extranjeros. Uno de los artículos que citarán dice: “La exposición a cigarrillos electrónicos en ambientes cerrados de jóvenes no fumadores se asocia a más susceptibilidad a ‘vapear’ y también a fumar”. Este es un estudio sobre 2.400 casos en Estados Unidos divulgado por la British Medical Journal, una de las publicaciones médicas más antiguas del mundo.

Si bien falta tiempo para que haya información fidedigna, ya "hay algunas" que se saben que tienen un efecto directo en la salud, comentó a El País Laura Llambí, médica y coordinadora de la Unidad de Tabaquismo del Hospital de Clínicas. “Se sabe que los cigarrillos electrónicos darían espasmos en las arterias coronarias”, comentó.

Respetadas organizaciones internacionales también han criticado su implicancia. “Todavía no se han realizado estudios a largo plazo sobre los efectos de estas sustancias sobre la salud. Es necesario realizar más investigaciones sobre el daño que provoca el vapor, los sabores y los aditivos que emiten nicotina”, señala la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias.

Cigarrillos electrónicos. Foto: Archivo El País
Cigarrillo electrónico vs. los tradicionales. Foto: Archivo El País

¿Sirve para dejar?

A fines de abril se realizó The E-Cigarette Summit ("La Cumbre del Cigarrillo Electrónico”) en Washington en donde los participantes de la industria tabacalera, médicos y gobiernos participaron de un debate científico y de salud pública sobre daños y legislación.

En ese encuentro comentaron que hay organizaciones que recomiendan a los médicos a que a ciertos pacientes que se niegan a dejar de fumar, empiecen a probar productos “menos dañinos” para su cuerpo.

Una de ellas es la American Heart Association, una organización que busca disminuir las enfermedades cardiovasculares en EE.UU. “Si un paciente ha fallado el tratamiento inicial, ha sido intolerante o se niega a usar los medicamentos convencionales para dejar de fumar y desea usar los cigarrillos electrónicos para ayudar a dejar de fumar, es razonable apoyar el intento”, señaló en el evento al que asistió El País.

Para Laura Llambí “hay controversia científica” sobre si este tipo de productos pueden servir como insumo para dejar de fumar. “Hay estudios que indicarían que serían beneficiosos y otros que dicen lo contrario”, dijo.
La médica comentó que hoy fumar el tabaco tradicional está más condenado socialmente. Por lo tanto, si se autoriza la venta de este producto en Uruguay puede generar “nuevos adictos”. Y se refirió que los adolescentes podrían ser el nuevo grupo crítico.

Un negocio que mueve miles de millones

En el mundo, el consumo en general va en aumento. Y lo que más preocupó en el evento fue el amplísimo interés que tienen entre los adolescentes de estos productos. Juul, una marca muy extendida en Estados Unidos, es la favorita del mercado. De hecho, el 11.3 % de los estudiantes de secundaria eran usuarios corrientes de este dispositivo.

Es una industria de mucho dinero. El director de la Asociación de Tecnología de Vapor, Tony Abboud, dijo en el evento que la industria mueve 24 mil millones de dólares y emplea a más de 56.000 personas. Y defendió el “vapeo” de productos con sabores. En algunos países han lanzado campañas para favorecer su consumo. Por ejemplo, las autoridades sanitarias de Reino Unido lanzaron una campaña en la que señalan que es un 95% “menos dañino” que los cigarrillos tradicionales. En España, los estudiantes que han usado cigarrillos electrónico alguna vez en la vida pasó de 17% en 2014 a 21% en 2016.

La FDA aprobó en mayo un producto inédito en EE.UU.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) concluyó que el producto que pretende vender la tabacalera, llamado Iqos, es "apropiado" para la protección de la salud pública ya que produce "menos toxinas o menores niveles de las mismas toxinas" que los cigarrillos de combustión tradicionales. No es un cigarrillo electrónico: lo comercializan como “tabaco calentado”.

Consultado sobre si Iqos puede ser visto como un paso previo para dejar de fumar, desde Philip Morris dijeron que este producto representa una “alternativa de riesgo reducido”. La recomendación de la firma es: “Si no fumás, no empieces. Si fumás, dejalo. Si no querés dejarlo, cambiá”.

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