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El taller que elabora Cajas Secretas que plantean un desafío difícil de desentrañar

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Taller Jugart

ARTESANÍAS

Taller Jugart trabaja con maderas de vetas y aromas únicos que hacen aún más exclusivo un producto que además invita a usar la cabeza para descubrir sus rincones.

"Mamá, papá, ¡miren cómo se abre!”, es la primera reacción de los niños cuando logran abrir una Caja Secreta. El enigma también atrapa a los adultos que, cuando se animan a intentarlo, ponen cara de “¿en qué me metí?”. Cuando Cono Alberto Pérez (66 años) cuenta todo esto dice que es una de las mayores satisfacciones que tiene al frente del Taller Jugart.

Las Cajas Secretas se han vuelto el producto estrella del taller y plantean un desafío atrapante. “Nosotros les vamos indicando con otra caja cuál es el primer movimiento, que es levantar la llave. ‘Aaaah’, dicen. Y después tienen que seguir descubriendo. Es como un juego interactivo, se da todo un diálogo, un intercambio. Es un elemento lúdico que se presta para compartir en casa y retar a quienes llegan de visita”, dice este artesano que, como imaginarán, debe su nombre a su departamento de origen, Florida.

Su sueño era ser psicólogo y tuvo que cursar la carrera en Buenos Aires porque, por aquellos años 70, la Facultad de Psicología estaba cerrada. Como necesitaba un trabajo que le permitiera acomodar sus horarios, con su esposa Liliana empezó a vender puzles y material didáctico para distintos comercios de Buenos Aires. En 1983 obtuvo el título y volvió a Uruguay ya siendo padre de sus dos hijos, Silvana y Pablo.

De vuelta en Montevideo decidió fusionar sus dos actividades. Como psicólogo entró a trabajar en lo que era el INAU, en el programa Niño en la Calle. Durante 12 años se desempeñó en distintas áreas del Instituto, “siempre compatibilizándolo con el taller”, cuenta. Fue así que se sumó a la Feria del Libro y el Grabado, de Nancy Bacelos, hoy devenida en Ideas+, de la que integra la directiva. También se incorporó a la Asociación Uruguaya de Artesanos (AUDA), que maneja el Mercado de los Artesanos.

Su principal producto seguían siendo los puzles, con épocas de zafra como el Día del Niño y Reyes. “Como después perdíamos un poco la continuidad, derivamos en los calados en madera e hicimos el Árbol de la Vida y el ombú, que siguen siendo una línea de trabajo que tenemos. Y agregamos, para complementar, el tema de las Cajas Secretas, que hoy son un poco el pilar del taller”, señala quien en 1994 renunció al INAU para dedicarse de lleno a la artesanía.

Distintos tamaños y precios

Las cajas grandes miden 20 por 15 cm, con una altura de entre 9 y 10 cm. Los precios varían de acuerdo al tamaño y la madera. Van de los $ 500 a los $ 3.000.

Taller Jugart
Hay desde cajas de diferentes formas y tamaños hasta árboles calados en madera.

Un enigma.

El primer desafío es descubrir cómo se abre, para lo cual hay que levantar una llave o una traba que libera la tapa. Una vez que la persona da ese primer paso, tiende a tirar hacia arriba, como con cualquier caja y, sin embargo, no puede abrirla porque tiene un riel que hay que desplazar hacia cualquiera de los dos lados”, explica Cono sobre el primer secreto a develar cuando uno se enfrenta a una de sus famosas Cajas Secretas.

Tras destrabarla se abre otro mundo nuevo que es ir descubriendo los distintos compartimentos de su interior. “Hay diferentes cajoncitos que pueden oficiar como sorpresa dentro de ese espacio que descubrimos. Es muy estimulante”, dice.

El artesano destaca que se trata de piezas únicas, no solo por su diseño interior sino también por su apariencia, que va cambiando de acuerdo a la madera que se utilice como materia prima.
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“Por ejemplo, la grevillea o el plátano ofrecen distintas vetas y giros que dan un tinte único. Además, cada madera tiene su aroma”, cuenta remarcando que siempre recurre a maderas nobles, como el algarrobo (que vino hace 50 años al Uruguay y ya no se encuentra), el nogal, el olivo, el ciprés, el cedro o el alcornoque.

“En su mayoría son maderas nacionales y algunas tienen una historia porque han sido marcos de puertas, como la pinotea o el cedro. Es así que también hacemos reciclaje, la materia prima cumplió una función y después se resignifica en una caja. Es una fusión entre lo estético y lo utilitario”, apunta Cono.

Hay cajas de distintas formas, con posibilidad de realizar encargos personificados y hacer más único aún el regalo. Puede ser desde una guitarra hasta el mapa de Uruguay con llavecita a pedido, es decir, con forma de elefante, ballena, paloma o nota musical. “Eso llama mucho la atención”, acota.

Taller Jugart
Una vez que se destraba la caja con la llave, luego hay que descubrir los distintos compartimentos.

Atención personalizada

Los viernes se puede encontrar a Cono en el Mercado de los Artesanos explicando cómo funcionan las cajas.

Taller Jugart
Los árboles calados en madera pueden incluir motivos a elección del cliente.

Fans.

“Mucha gente que tiene familiares en el exterior, cuando nos compra una caja nos dice ‘acá va un pedacito de Uruguay para Australia, para Estados Unidos, para Francia’. Eso nos gratifica porque es un trabajo 90% manual, no es posible masificarlo”, destaca Cono con orgullo.

El artesano cuenta que luego de que empezó a hacer las primeras cajas comenzó a conocer gente que las elaboraba en otros países, caso de las famosas cajas chinas y sus hasta 50 movimientos. “A veces me las traían y descubríamos un sistema o forma que no conocíamos. En Uruguay las hacemos nosotros nada más”, aclara.

Incluso hay clientes que se han hecho fans de las Cajas Secretas y van armando una colección personal. “Me dicen ‘esta la llevé el año pasado, ahora me llevo esta otra’. Así vamos construyendo un club de amigos”, relata Cono sobre una actividad artesanal que, según remarca, “es una parte muy importante de la producción netamente nacional”.

Añade que “estimular este tipo de consumo mueve una cantidad de otras cosas alrededor del artesano porque nosotros compramos todos los materiales en el país, nuestros insumos son nacionales, gastamos acá, vivimos en Uruguay… es una forma de apoyarnos entre todos”.

Cajas y árboles que han recibido reconocimientos

El Taller Jugart se encuentra en la Unión. En la producción, junto a Cono Pérez y su esposa Liliana, trabaja su hijo Pablo. Su hija Silvana se ocupa de manejar las redes sociales (Facebook e Instagram).
Además de las Cajas Secretas, realizan calados en madera. Entre ellos destacan el Árbol de la Vida, el Árbol del Mundo y el ombú. Cada uno se entrega con un texto que agrega información sobre la especie. El del ombú, por ejemplo, dice: “El ombú es el árbol más popular. Sabemos que es una planta milenaria, pero cuando uno está frente a un ombú es un árbol. Es el árbol más popular, más querido y representativo de nuestro país. Es eterno, porque nunca muere; mientras el grueso tronco por un lado se seca, por el otro reverdece. El árbol abuelo, grande, bueno, sin espinas, fiel testigo de nuestra historia”.
Las artesanías de Jugart están en Ideas+ y el Mercado de los Artesanos, que el pasado 8 de junio volvió a abrir sus puertas solo en su reformado local de Plaza Cagancha, en horario reducido (10 a 17 horas). Jugart también ha expuesto en la Fundación Pablo Atchugarry.
El taller ha ganado premios en la Feria Latinoamericana que se hace en Brasil y en Hecho Acá.

Taller Jugart
Las cajas vienen con su llave que puede tener distintos motivos como forma, ejemplo: un elefante.

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