SALUD
La Fundación Álvarez Caldeyro Barcia planea extender la labor de su centro de cirugía fetal en 2023 para otras malformaciones congénitas
En Uruguay nacen al año 1.000 niños con malformaciones congénitas. Gracias al avance de las ecografías y otros métodos de diagnóstico, muchas son detectadas prenatalmente. Y algunos casos hoy son operados antes de nacer. Este 2022 se practicaron con éxito siete cirugías intrauterinas de espina bífida, evitando así el traslado de la madre al exterior para una intervención compleja y costosa y un abordaje quirúrgico luego del nacimiento.
“Con todas las mamás tuvimos muy buenos resultados. Hoy tenemos bebés que ya tienen siete meses y seguimos su evolución”, dijo Ana Bianchi, presidenta de la Fundación Álvarez Caldeyro Barcia y médica encargada de la Unidad de Ecografía y Medicina Prenatal del Hospital Pereira Rossell.

La patología.
La espina bífida es la malformación congénita del sistema nervioso central más frecuente (le siguen la encefalocele y la anencefalia). “La columna no se cerró completamente y la médula sale al exterior. A medida que avanza el embarazo, las raíces nerviosas quedan expuestas al líquido amniótico y empiezan a afectarse y a deteriorarse”, explicó la doctora.
La espina bífida puede aparecer en cualquier lugar a lo largo de la columna y puede provocar discapacidades físicas e intelectuales que van de leves a graves. La gravedad depende del tamaño y la localización de la abertura en la columna y la parte de la médula espinal y los nervios que están afectados. “Cuanto más alto es el defecto más compleja va a ser la movilidad de los miembros inferiores”, apuntó.
Hasta la inauguración del centro de cirugía fetal de la Fundación Álvarez Caldeyro Barcia, los niños recibían atención médica por espina bífida luego del nacimiento, aunque era frecuente que primero debían ser tratados por hidrocefalia (acumulación de líquido dentro de las cavidades profundas del cerebro), lo que también implicaba una cirugía riesgosa. En general, “esto aumentaba el riesgo de muerte perinatal de los recién nacidos y también al largo plazo, por ejemplo, por infección de catéteres”, señaló Bianchi en diálogo con El País. Ahora son intervenidos entre la semana 26 y 28 de gestación.
La fetoscopía es una técnica mínimamente invasiva que se realiza a través de la pared abdominal materna con la introducción de un fino instrumento llamado fetoscopio que permite visualizar el feto, la placenta y el cordón umbilical.
“Se repara el defecto, no se corrige, pero las raíces nerviosas no se siguen deteriorando, lo que mejora la calidad motora y baja el índice de derivación de estos bebés al nacer. En otras palabras, disminuye el riesgo de morbimortalidad perinatal y se les da un mejor porvenir a estos niños”, explicó la especialista. Y añadió: “Cada cirugía es un desafío; el aprendizaje es permanente”.
Embarazos gemelares: cinco operaciones.
El mecanismo de la fetoscopía es similar al de laparoscopía y permite intervenir al feto antes del nacimiento. Además de la espina bífida, es aplicado en embarazados gemelares con complicaciones. Así lo explicó Ana Bianchi, presidenta de la Fundación Álvarez Caldeyro Barcia y médica encargada de la Unidad de Ecografía y Medicina Prenatal del Hospital Pereira Rossell: “Antes las madres iban a Buenos Aires pero en la pandemia empezamos a operarlas acá. Intervenimos en el caso de gemelos TRAP que le roba sangre al otro y puede llevar a la muerte al bebé sano”. En la secuencia TRAP la sangre (pobremente oxigenada) fluye del gemelo sano en dirección inversa hacia la arteria umbilical del gemelo. La vena umbilical del feto parásito retorna la sangre a la placenta y de aquí al gemelo donante, con el riesgo de fallo circulatorio. Este año, la fundación atendió cinco embarazos gemelares en su centro de cirugía fetal. “Al compartir la misma placenta, muchas veces esto trae secuelas neurológicas al bebé sano o provoca la muerte de los dos gemelos”, señaló Bianchi a El País.
En el país.
El primer centro de cirugía fetal del país funciona desde febrero de este año en el Hospital de la Mujer con financiamiento absoluto de la fundación, mientras que no se completa su ingreso a la cobertura del Fondo Nacional de Recursos. Hasta entonces, todas las mujeres que recibían un diagnóstico por malformación tenían que viajar al exterior para una cirugía fetal si podían costearlo o inician una colecta. En el caso de la espina bífida, Bianchi indicó que la operación podía llegar a los US$ 50 mil.
No obstante, la pandemia por covid-19 sirvió para cambiar esta realidad porque las mujeres ya no podían viajar más y se tuvo que buscar una solución en el país.
Las siete cirugías por espina bífida de este año se realizaron bajo supervisión de profesionales de la Universidad Fluminense de San Pablo pero, a juicio de Bianchi, el equipo de médicos uruguayos ya está listo para llevar adelante una cirugía completa de forma independiente. “Adquirimos muy buena experiencia”, apuntó.
Es más, el centro de cirugía fetal de la Fundación Álvarez Caldeyro Barcia atiende ahora a mujeres extranjeras. Una de las últimas operaciones de espina bífida se practicó en una madre argentina que ya está instalada en su país. Bianchi tiene el objetivo de que Montevideo se convierta en un centro de referencia para el Cono Sur “por su posición estratégica” en la región.
Si bien todavía queda mucho para aprender, la presidenta de la fundación entiende que la cirugía fetal de espina bífida es una de las más complicadas, por lo que este entrenamiento logrará allanar el camino para otros procedimientos que se esperan realizar a partir del año que viene. Se prevé intervenir en casos de anomalías congénitas del aparato respiratorio y del aparato urinario, así como también en casos de gastrosquisis (cuando los intestinos del bebé salen a través de un orificio al lado del ombligo).
“Uruguay se merece un centro de cirugía fetal que apoye a todas las madres y niños”, concluyó Bianchi.