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Se anotó en la Escuela Figari "de rebote" y se le abrió todo un mundo de joyas de plata

Desde hace dos años y medio Denisse Arigón puede decir que vive de Iocus, su emprendimiento de joyas artesanales que ya le ha hecho ganar el Premio Nacional de Artesanía.

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Denisse Arigon
Denisse en su taller, que tiene en su propia casa.
Estefania Leal

Hacía ocho años que Denisse Arigón (33 años) trabajaba en una clínica de análisis respiratorios cuando sus empleadores le dijeron que debía estar presencial ocho horas diarias. Hasta el momento su horario era flexible, lo cual le permitía mechar este trabajo con su gran pasión: la joyería. Si bien le pagaban muy bien y siempre habían sido muy generosos con ella brindándole muchas oportunidades, tuvo que tomar una decisión. “Hacía dos meses que me había separado y tenía un hijo chico. Pero son esos momentos que la vida te dice ‘es ahora, decidite’. Nunca tuve dudas con respecto a elegir la joyería, pero me generaba incertidumbre mantenerme solo con eso”, recuerda.

Y Denisse se decidió, le dedicaría el cien por ciento de su tiempo laboral a Iocus, su emprendimiento de joyas en plata que escapan a lo tradicional. Es así que desde hace dos años y medio vive de todo lo que crea en su taller de Goes, que tiene en el mismo lugar donde vive.

Iocus Joyas
Colgante
Estefania Leal

“Desde que empecé, siempre fue mi objetivo tener el taller y cada cosa que vendía era para comprar una herramienta”, cuenta la artesana. Ese comienzo fue cuando tenía 17 años, estaba terminando el liceo y ya “debía” pensar en qué hacer de su vida.

“De casualidad escuché que la novia de un amigo estudiaba joyería, algo que no sabía que se estudiaba. Nunca había tenido un acercamiento con la joyas, no las consumía ni las usaba, pero dije ‘ay, ¿mirá?’ y me anoté en la Escuela de Artes y Artesanías Pedro Figari”, señala.

Iocus Joyas
Anillo.
Estefania Leal

Fue para hacer algo que le gustara, aunque al principio lo vio como una actividad extra a una carrera universitaria, que era lo que marcaba el mandato familiar. Pero ni bien comenzó la UTU quedó claro que ese iba a ser su camino aunque en paralelo tuviera otros trabajos, como cuidar niños o realizar promociones.

Ya con el primer año de la Escuela terminado se lanzó a vender producciones propias y estando en segundo año hizo experiencia en una joyería clásica. El tiempo pasó y en 2010 logró entrar al Mercado de los Artesanos, momento en que se dio cuenta de que debía “ser una marca”.

Iocus Joyas
Colgante.
Estefania Leal

Buscó un nombre de apuro en Internet, apareció Iocus, le sonó bien y lo eligió. “Varias veces dije ‘lo cambio’ porque fue de sopetón. Al final fue quedando porque de la forma en que lo elegí también sucedieron otras cosas, así sin pensarlo mucho”, apunta.

Siempre se mantuvo activa, sumando cursos en Argentina y en una escuela de joyería de Chile “que es preciosa”, acota.

Otro gran mojón en su trayectoria ha sido su participación cada año en la feria Ideas+, que intensifica mucho su trabajo cuando está por llegar diciembre y aporta más variedad de clientes. Sino fuera así, podría decir que sus compradoras son mayores de 35 años y fundamentalmente arquitectas, seguidas de psicólogas.

Iocus Joyas
Colgante.
Estefania Leal

“Debe ser porque en general la gente usa joyería más clásica y las mujeres que tienen un perfil más de diseño, vinculado a la arquitectura, buscan otras cosas y le dan otra valoración a lo que hago. De repente hacés un círculo con una curva y no todo el mundo lo valora igual”, explica.

La artesana trabaja solo con plata 925, aunque en sus inicios experimentó con piedras o combinando materiales. Este año le gustaría hacer piezas de joyería con mucho volumen.

“A nivel profesional quiero intentar comercializar en el exterior. Ahora que mi hijo tiene 3 años y medio puedo irme 15 días a una feria en el exterior, así que voy a intentar participar cuando surja algún llamado”, anuncia.

Va de a poco, pero pisa firme porque sabe que encontró su camino. “Tiene que ver con crear una realidad, meterte en un mundo, un lenguaje, una manera de expresarte dándole forma a cosas, con libertad, siendo uno y creando lo que quieras. Es el camino más auténtico y genuino que encuentro para mí. Tiene que ver con esa voz interior que nos mueve y nos lleva a hacer cosas. Esa posibilidad de materializar me fascina”, concluye.

Denisse Arigon
En plena tarea.
Estefania Leal
Su estilo

La geometría domina sus creaciones

“Mi trabajo como orfebre esta motivado por la creación de pequeños objetos, joyas. Me atrae lo geométrico, el círculo... jugar con una misma forma y generar volumen, trayectorias, espacios, movimiento, pequeños universos. Me interesa que sea bella, que tenga brillo, texturas, que conserve un equilibrio, que la pieza sea útil más allá de su tamaño. Creo que invita a lo lúdico, a lo creativo, al diálogo entre la joya y la persona que la usa”. Así define su trabajo Denisse en su cuenta de Instagram @iocusjoyeria.

Además tiene sitio web: iocusjoyeria.uy.

En 2022 trabajó para la agencia Locas por el Mundo, diseñando uno de los regalos que le hacen a sus clientas viajeras.

Reconocimiento
PNA 2022_1er Premio PU.jpg
Premio Nacional de Artesanía, categoría Pieza Única.
Foto: Ministerio de Industria.

Ganadora del Premio Nacional de Artesanía

Era la primera vez que Denisse se presentaba a un premio y el debut no pudo ser mejor. En 2022 fue la ganadora del Premio Nacional de Artesanía, que entrega el Ministerio de Industria, Energía y Minería.

“Pila de veces me había querido presentar y como es una fecha complicada en la que ya estás trabajando para diciembre, empezaba a probar algo y lo abandonaba”, explica la artesana. Además, la categoría Pieza Única, que fue en la que participó, exige que la obra sea algo que se está investigando. “No son piezas que haces habitualmente”, aclara. “Eso te lleva emoción, frustración, probar...”, agrega sobre un proceso que insume tiempo y disciplina, pero por el que le encantó pasar.

La pieza, a la que bautizó Volumen Escultórico, se puede describir como dos esculturas. De la más chica se saca un anillo y de la otra un collar, mientras que de la base se extrae una cadena para poner el collar. “Cuando tenés una joya, la usás, te la sacás y la guardás. Mi idea era duplicar su uso y que cuando te la sacaras se convirtiera en un objeto de decoración; una pieza que fuera para usar y para observar”, detalla la autora.

Buscó, además, ir contra lo clásico uruguayo, si bien al principio pensó en hacer algo con la flor de ceibo. “Esto es más mi estilo, fue un muy lindo desafío”, destaca y añade que se sorprendió con un premio al que valora como “un mimo, un reconocimiento”.

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