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Santi Maratea: “Queríamos dar voz a los que no la tenían”

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Santi Maratea durante el America Rockstars. Foto: Difusión

Personaje

En influencer Santi Maratea tiene casi dos millones de seguidores en Instagram y aprovecha su popularidad para ayudar a las causas en las que cree.

El argentino Santiago Maratea (29) es uno de los influencers más trascendentales que dejó la pandemia. ¿Por qué? Porque antes de la llegada de la COVID-19 al mundo él ya era famoso, tenía más de un millón de seguidores en Instagram, se codeaba con las celebridades de Argentina y conducía un programa en la radio digital de Mario Pergolini, Vorterix. Sin embargo, en febrero de 2020 algo cambió: comenzó a usar su poder en las redes –hoy tiene alrededor de dos millones de seguidores en Instagram, por ejemplo– para juntar dinero para causas solidarias.

En los últimos meses ayudó a refugios, compró ambulancias, colaboró con operaciones y tratamientos de diferentes personas y hasta ayudó a la creación de fundaciones. Ahora, trabaja en crear la suya propia.
El sábado pasado, Maratea pasó por Punta del Este para hablar en el America Rockstars. Luego de eso, dedicó unos minutos para conversar sobre su trayectoria, presente y futuro con El País.

—¿Cómo arrancaste con todo esto? ¿Qué soñabas de niño?
—Empecé puntualmente con redes sociales, en Twitter hace muchos años y fue a la vez que salí del colegio y empecé a tomar decisiones sobre mi propia vida. Antes iba al colegio obligado todos los días doble turno y no tenía mucha posibilidad de hacer lo que yo quería. Siempre he sido una persona que le presta atención a historias o personas que están siempre más en el fondo; soy muy de la banda del fondo, en el colegio yo me sentaba en el fondo. Cuando era chico quería ser famoso, entonces mi cálculo era que cuando fuera grande iba a ser famoso y cuando tuviera poder por ser famoso, iba a ayudar a los que nunca reciben ayuda. Con eso como eje pasaron muchas cosas. Ya son como 10 años que laburo de esto y pasé por un montón de lugares y demás, pero mi eje siempre va por ahí. Sí, hoy en día tengo bastante más poder e intento utilizarlo bien.

—¿Qué te imaginabas cuando querías ser famoso?
—Que te conoce todo el mundo, que sos alguien que puede poner temas en agenda.

—¿Cuáles son esos temas a los que te gusta dar luz?
—Por ejemplo, este año hablé mucho sin querer sobre el rol del Ministerio de Salud. Cómo funcionan los comedores; cómo funcionan los deportes en Argentina que son bancados por el Estado; cómo funcionan todos esos organismos. Ahora concretamente me enfoqué en soluciones; hace unos años era mucho más del debate. Ahí es más grande la puerta de la cantidad de cosas que uno podía hablar. Tenía un programa de radio (Generación Perdida) en el que con Sofi Carmona nos gustaba invitar a personas que nunca serían invitadas a un programa de radio, porque entendemos cómo se manejan los medios y la cantidad de filtros que tienen hasta que dejan que alguien entre. Y nosotros queríamos ser como esa escapatoria y ese atajo en los medios para darle voz a esas personas que no tenían voz. Hoy en día también se les puede dar plata, se les puede dar gente que las apoye. Viste como todo responde a lo mismo, en realidad. Por ejemplo, para la primera Fundación de infancias trans, a Lauti, uno de los fundadores, lo conocí en el programa de radio; lo invitó Sofi para que hable sobre qué cree él que hay que hacer con la ley de cupo trans; o no me acuerdo cuál fue el tema, pero parte de lo mismo: antes le podíamos dar un micrófono; ahora le podemos dar 30 millones de pesos. Va cambiando, pero el foco siempre es el mismo.

—Empezaste en Twitter, pasaste por redes y también por un medio tradicional como la radio, ¿cómo viste esos cambios?
—Medios tradicionales fue siempre un anhelo y después una experiencia muy concreta en Vorterix, que es como un medio tradicional no tradicional. Aunque hoy no me interesa tanto trabajar en medios tradicionales. Hay empresarios atrás y el empresario a veces tiene el foco puesto en otro lado, a veces es un pelotudo y la rompe en un sector de la empresa y tiene muchas falencias en otro, como todos los humanos. La red social no trabaja con personas; trabaja con masas, no es lo mismo. Esto no lo digo para despersonalizar a las personas que están dentro de la masa, pero nunca es uno solo el que toma la decisión. Siempre es como que yo tengo esta propuesta y la gente va a dar una respuesta a eso. Es diferente y, bueno, la libertad que tienen las redes, los medios ni cerca. Creo que llegué a tener mi experiencia en medios a lo último como de quien llega a la fiesta a las 5 de la mañana, pero fue una linda experiencia. Pero me quedo con las redes siempre, las sé manejar mucho mejor.

—Estás armando tu propia fundación, ¿qué podés adelantar de eso?
—Puedo contar muy poco; lo que sí puedo decir es que estoy armando mi ONG y que será más grande que Google, ese es mi anhelo. Estoy armando un equipo con gente que ayude con todas las causas que vienen y con las que hoy en día están activas y también toda la parte de contadores, abogados y de estructura que no puedo contar. Primero, porque es aburrido y, segundo, porque se está diseñando la esencia de un punto re íntimo de lo que realmente uno quiere para esto. Responderá mucho a quién soy yo. No puedo decir nada porque seguro no se lo imaginan, entonces ya se enterarán.

—¿Qué le diría el Santi de hoy al Santi de hace 10 años?
—Mmmmm… No sé que le diría; creo que le diría que estuviera siempre tranqui. Que está haciendo las cosas bien, en realidad. Hace 10 años yo tenía un tema con el tener independencia, pero ahora estoy muy seguro de qué quiero, entonces creo que me diría ‘tranquilo, ya vas a lograr lo que querés, todavía no podés porque sos muy chico, porque no sabés’. Le diría lo que le diría lo que me han dicho personas más grandes en ese momento: ‘Calmante, hay que aprender de a poco”. No creo que mi Santi de los 18 se llevaría muy bien con el Santi de los 30, o sí, nos llevaríamos bien, pero mi consejo no sería alocado, sería como lo que te dicen siempre: andá tranquilo, instruite, andá de a poco, no tengas tanta ansiedad, sabés por qué hacés las cosas. A esa edad lo tenía, pero era muy chico, no conocía el mundo, no era independiente y lo que me faltaba era eso. Sí, me intriga mucho que me diría el Santi de los 40; ese me da intriga, pero todavía no se sabe.

—Hablando de los 40, ¿cómo te ves a futuro?
—Me veo como empresario aislado, bastante aislado, por lo menos así lo percibo. Más allá de que estoy todo el día con un teléfono con el que interactúo con millones de personas a la vez. Pero, bueno, es lo que te dije hoy, ¿no?, pero ahora es como me imagino; solo. Quiero crecer mucho, mucho, y necesito soledad para eso; silencio. La gente puede ser muy tóxica y uno puede ponerse en ese lugar también. Por eso busco aislarme; como cuando quiero avanzar y necesito que no me distraiga nadie con cosas del mundo externo, cosas que están fuera de lo que sé, de lo que quiero, de lo que es mi foco y lo tengo clarísimo. Me imagino en 10 años con todo eso muy activo y, por tanto, con una necesidad de aislamiento. No quiere decir que sea un ermitaño en la montaña, sino que me refiero hasta donde entra la gente en mi vida. Me veo más plantado decidiendo con quién me siento a comer y con quién no.

Santi Maratea durante el America Rockstars. Foto: Difusión
Santi Maratea durante el America Rockstars. Foto: Difusión

No hace caridad

Santiago Maratea es conocido por los milagros solidarios que hacen las redes. Desde las plataformas en las que está activo como Instagram o Twitch, mantiene un diálogo constante con su comunidad.

Sin embargo, a pesar de que organiza esas colectas millonarias dice que no lo hace por “caridad”. Incluso se anima a juntar dinero para darse sus propios gustos: una cartera Louis Vuitton, por ejemplo.

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