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¿Es posible otro Chernóbil? Esto responden físicos nucleares uruguayos

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Chernóbil. Foto: Archivo

CIENCIA

Expertos despejan las dudas que genera el fenómeno televisivo de HBO.

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La explosión en la planta nuclear de Chernóbil produjo una nube de polvo y humo tóxico que se espació por toda Europa y una lluvia radiactiva 400 veces superior a la radioactividad liberada en Hiroshima. La radiación dispersada en el accidente se ha podido medir en todo el mundo, inclusive en Uruguay, aunque la lejanía la hacía inocua.

La serie de HBO recrea durante cinco capítulos la atmósfera de tensión y urgencia que se vivió el 26 de abril de 1986 en Ucrania (Unión Soviética) y los meses siguientes. Al tiempo que explica aspectos científicos: cómo funciona un reactor nuclear, cuál es el efecto protector de las píldoras de yodo o qué es el “efecto Cherenkov”, esa luz azulada que oscurece el rostro de Valeri Legasov ante la evidencia: el material radiactivo estaba en el aire. Para Gabriel González, doctor en física, especialista en física nuclear, esta consecuencia parece aumentada en la serie, pero no así “la crudeza” de la tragedia.

Es posible que al ver Chernobyl piense: ¿puede suceder otra vez? La respuesta es sí. Aquí dos expertos explican por qué la amenaza nuclear sigue vigente pero también por qué es una fuente de energía que no merece ser repudiada.

¿Qué tan segura es la energía nuclear?

Actualmente operan cerca de 500 centrales nucleares para generación de energía eléctrica en todo el planeta y se han visto tres accidentes graves. Los casos son conocidos: Three Mile Island (EEUU, 1979), donde el reactor se dañó gravemente pero la radiación fue contenida; Chernóbil y Fukushima (Japón, 2011), donde se cancelaron los reactores después que los efectos de la pérdida de enfriamiento no fueron contenidos de forma adecuada. Pero fue Chernóbil el mayor desastre nuclear que ha visto la humanidad. “Este accidente ocurrió por defectos de diseño ocultados a los técnicos, sumados a un manejo irresponsable de los protocolos y medidas de seguridad”, comenta González.

Entre esas 500 centrales funcionan algunos reactores como los de Chernóbil, cuya infraestructura fue cancelada en el 2000. Hay 55 unidades en construcción. La expectativa es llegar a 2050 con una matriz energética mundial en la que el 25% de la electricidad sea generada por centrales nucleares.

En materia de seguridad, las centrales nucleares disponen hoy de mecanismos de control vinculados al desarrollo de la electrónica e informática que no existían en la década de 1980. Estos no pueden ser anulados por un operador y son efectivos aun en ausencia de suministro eléctrico. A pesar de los accidentes, para Pablo Cabral, profesor adjunto de Radiofarmacia y Radioquímica en el Centro de Investigaciones Nucleares de la Facultad de Ciencias, “la energía nuclear es un medio seguro para generar electricidad”. Así lo explica: “El riesgo de accidentes en las centrales es bajo. Las consecuencias de un accidente o ataque terrorista son mínimas en comparación con otros riesgos comúnmente aceptados”.

¿Es posible otro accidente como el de Chernóbil?

Los científicos Spencer Wheatley y Didier Sornette del Instituto EHT de Zúrich (Suiza) y Benjamin Sovaccool de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) determinaron que las probabilidades de que se produzca un desastre nuclear grave en algún lugar del mundo antes de 2050 son del 50%. El porcentaje no es muy alentador. “La amenaza de un accidente está dentro de las posibilidades”, afirma Cabral. En estos casos se da una serie completamente imprevista de combinaciones o circunstancias. La explosión en Fukushima se debió al impacto de un terremoto y posterior tsunami.

Lo que preocupa a González es el crecimiento del parque nuclear en países con organismos fiscales débiles, poca cultura de la seguridad, problemas de gestión y económicos. “Ahí implica un riesgo creciente”, afirma. Y añade: “Chernóbil mostró los efectos que tiene un tema técnico cuando está supeditado a las decisiones políticas”.

¿Cómo se compara el impacto en la salud de la energía nuclear con otras fuentes?

La Organización Mundial de la Salud estima en 4.000 los fallecimientos que pueden vincularse a altas dosis de radiación liberada en Chernóbil. Este número no cambia significativamente para Fukushima. Este número incluye alrededor de 30 fallecidos en los días siguientes al accidente y en la central, niños fallecidos por cáncer de tiroides y los “liquidadores”. El número de muertos por cáncer inducido por la radiación fue estimado en 600 mil personas. Si se incluyeran posibles fallecimientos debido a bajas dosis de radiación, de esos 4.000 se puede llegar a 9.000, pero no se puede verificar. “Un cuarto de la población mundial muere por cáncer. Por ejemplo, de las 600.000 directamente vinculadas al accidente, 150.000 fallecieron o fallecerán naturalmente por cáncer (por otras radiaciones”), explica González.

Planta de Chernóbil. Foto: Archivo
La radiación dispersada en el accidente se ha podido medir en todo el mundo. Foto: Archivo

En 2012, se estimaba que la generación de energía por combustión de materia orgánica provocaba cerca del 12% de las muertes anuales. Esto representa siete millones por año principalmente por enfermedades cardiovasculares, cáncer de pulmón y respiratorias por los residuos de la combustión.

Cabral opta por poner las cifras en contexto: solo una mina de carbón en Yerada, al noreste de Marruecos, ha dejado más de nueve mil muertos desde 1927. “Este hecho no hay que generalizarlo, pero contando el número de empresas en el mundo, muy probablemente superen extensamente a las muertes en accidentes en centrales nucleares”, relata.

Y agrega: “Si una planta nuclear funciona correctamente, el impacto es reducido. Sus residuos están controlados debido a una protocolizada gestión que tiene en cuenta hasta los más cuidadosos detalles”.

Buena para combatir el cambio climático

Si se compara el potencial contaminante, “los combustibles fósiles provocan en una hora los mismos muertos que la energía nuclear en su historia”, comentó Gabriel González, experto en física nuclear. En Francia, donde existen 58 reactores, se genera un kilo de residuos por habitante por año. De esto, solamente 10 gramos conservan su radiactividad. En cambio, otras actividades industriales generan tres toneladas de residuos por habitante por año. De estas, aproximadamente 100 kilos por habitante por año son desechos tóxicos. Pablo Cabral, experto en radiofarmacia, expuso que una central nucleoeléctrica produce 300 toneladas de residuos por año; mientras que una central de carbón de la misma potencia eléctrica produce mil veces más toneladas de residuos.

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