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¿Por qué es importante hablar sobre género, sustentabilidad y diversidad?

Charlemos de lo que importa es un podcast de FNC y El País Podcast para poner sobre la mesa, hablar y discutir sobre temas relevantes y actuales.

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Muchas maternidades se postergan por el desarrollo profesional.

El mundo cambia y avanza, se mueve demasiado rápido y en todas direcciones. Sin embargo, hay algunos temas sobre los que parece — y cada vez más— necesario hablar, poner sobre la mesa, discutir, disentir.

Desde marzo, Fábricas Nacionales de Cerveza (FNC) y El País podcast lanzaron Charlemos de lo que importa, un podcast que propone abordar diferentes temas a través de la charla con distintos especialistas.

Entre los tópicos de conversación estarán la sustentabilidad: ¿qué es la agricultura circular? ¿cómo se pueden reutilizar y diseñar envases sustentables? ¿cómo se puede reducir el impacto de los mismos?. La diversidad: ¿qué tan inclusivos somos los uruguayos? ¿cómo se puede generar un ambiente laboral inclusivo en el sentido más profundo del término?. Y el consumo responsable: ¿cómo lograr disminuir el consumo de alcohol en menores? ¿es posible llegar al nivel cero?

Charlemos de lo que importaya tiene tres episodios disponibles en Spotify, que abordan los desafíos del mundo laboral relacionados con el género: la segregación, la brecha salarial, los obstáculos para crecer dentro de una empresa o para llegar a ocupar cargos de decisión.

Hablar de estos temas es un punto de inicio: una forma de aceptar que aún existen y que todas y todos somos parte del problema y, también, de unas posibles soluciones.

Maternidad y trabajo no remunerado

En Uruguay los trabajos en el hogar y de cuidado de niños y mayores son realizados en su enorme mayoría por las mujeres. Un trabajo presentado por el Banco Interamericano de Desarrollo explica que en 2021 las mujeres uruguayas dedican 20% de su tiempo a trabajo no remunerado (de limpieza del hogar y cuidados de miembros de la familia, por ejemplo) mientras que los varones lo hacen con el 8,4% de sus horas diarias.

Además, según los datos presentados por Inmujeres en marzo, en conjunto, sumando las horas de trabajo remunerado y el no remunerado, las mujeres trabajan 54,2 horas a la semana, mientras que los varones lo hacen 49,9 horas por semana.

Según Maia Saps, máster en gestión de talento y recursos humanos, el trabajo no remunerado es aquel que se realiza sin recibir ningún salario. “Los motivos por los que se asocia este tipo de trabajo a las mujeres son culturales y tienen que ver con los sesgos. Mientras que al hombre se lo asocia como orientado a la acción, a ser el proveedor de la familia, a los resultados, a las mujeres se nos sigue asociando con los cuidados de la casa, con ser dulces, dóciles. Aunque esto está cambiando, todavía existe”.

Uno de los principales sesgos, dice Maia, tiene que ver con la maternidad. “Cuando una mujer queda embarazada o piensa en hacerlo, queda rezagada en el ámbito laboral, se le dan menos oportunidades para crecer, para llegar a un rol de liderazgo”.

“Sin dudas que la maternidad es trascendental en la vida de las mujeres y lleva a replantearse muchas cosas y depende de cada una cómo va a impactar eso en la vida”, dice Gabriela Cibils, responsable de asuntos corporativos en FNC. Así, cuenta que en FNC trabajan en políticas con respecto a estos temas, pero que eso ha sido un cambio de los últimos años, que cuando ella entró, hace 29, apenas se hablaba de maternidad.

Plan de carrera y crecimiento

El techo de cristal es un concepto que refiere a las barreras invisibles a las que se enfrentan las mujeres en su carrera profesional para acceder y permanecer en puestos de responsabilidad o dirección. No se trata de una carencia de preparación o capacidades, sino de la propia estructura institucional.

En Uruguay, por ejemplo, menos del 15 por ciento de los cargos directivos de las empresas que cotizan están ocupados por mujeres, según datos de Mujeres en la Bolsa de Valores, que estudia la participación de las mujeres en las bolsas de valores de 16 países de América Latina y España.

La segregación en el mundo laboral, explica Macarena Botta, licenciada en economía y cofundadora de Brava, no tiene una única causa, sino que es multifactorial. “No es culpa de nadie pero sí es responsabilidad de todas y todos. El desafío más grande es que tenemos puntos ciegos porque hay cosas de nosotros y nosotras que no vemos, por eso es muy importante poner el problema sobre la mesa. Decir, por ejemplo, que solo una de cada 10 gerencias está en manos de mujeres”.

“A mí la palabra segregación me lleva al terreno de la desigualdad que es lo que tenemos que buscar cambiar. Y cuando analizo la segregación en el mundo laboral te lleva a relacionar que hay algunas actividades están asociadas a los hombres y otras a las mujeres y eso hoy no tiene ningún tipo de sentido. Hay que empezar por reconocer que eso es algo que hay que cambiar y que quizás no tengamos todas las respuestas pero sí hay que empezar por pasar a la acción”, dice Agustín Ginel, Contador y Licenciado en Administración de Empresas, actual mente al frente del departamento de finanzas de FNC

Además, dice Macarena, la segregación se complejiza cuando se piensa en la interseccionalidad, de mujeres con otras características. "Te diría que la segregación binaria, mujer-varón, es solo el principio de la conversación".

Un punto de partida, dicen los dos, es entender a la diversidad como una de las fortalezas que puede tener un equipo.

Brecha salarial

La diferencia salarial entre hombres y mujeres es un problema estructural en toda América Latina y el Caribe. Es decir que en la región, las mujeres reciben un ingreso menor que los hombres, aun cuando tienen la misma preparación y ocupan los mismos cargos. En cualquier ciudad del continente el salario medio de una mujer es, como máximo, el 77% del correspondiente al de un hombre con el mismo nivel educativo. Los datos salen de un informe realizado en 2020 por Cepal y ONU Mujeres.

En Uruguay, particularmente, según Inmujeres, en la actualidad por cada 100 pesos que gana un hombre, una mujer percibe 78.

“Si pensamos en el mercado laboral uruguayo participan muy pocas mujeres y, además, solo 11 por ciento de los cargos de gerencia están ocupadas por mujeres. Eso pone un poco en contexto el trasfondo de la brecha salarial. Además, por otra parte, en carreras como ciencia y tecnología hay muy pocas mujeres y el sector tecnológico es uno de los que más está creciendo. Por otro lado está el tema de los cuidados de los trabajos no remunerados y eso hace que tengan menos tiempo para dedicar al trabajo remunerado”, explica Annika Gostowski es analista en género y diversidad.

Por su parte, Sharon González, ingeniera civil y actual gerenta de Gente y Gestión de FNC, dice que en el caso de las mujeres que, además, deciden ser madres, pierden competitividad y la brecha salarial crece, no solo respecto a los hombres, sino también a las mujeres que no son madres.

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