Redacción El País
Un elefante marino (mirounga leonina) fue registrado este domingo jugando con una pelota de fútbol en el Arroyo Maldonado, a 200 metros de la desembocadura en el Océano Atlántico.
El animal fue avistado por el biólogo José Perille, que documentó a un macho juvenil en pleno desarrollo. ”Es de las cosas lindas que se ven naturalmente en nuestro país, difícilmente se vuelva a repetir a un animal jugando con humanos y con una pelota", relató Perille a El País. El hombre se encontraba a 100 metros del lugar de los hechos.
"La postura de erguido para estos animales es de agresión, pensé que iba a ser un problema, pero por suerte no hubo problemas y fue una interacción maravillosa", agregó.
El licenciado en Biología comentó que "el animal cruzó todo el arroyo con la pelota, como si fuera un jugador de waterpolo". "Llegó a la orilla, se puso a jugar con la pelota, la depositó en lo seco y cuando veía a la gente la esperaba para jugar", añadió.
Perille pensó que cuando se acercaron las personas iba a haber problemas, pero "tiró cuatro o cinco veces la pelota y el elefante se la empujaba al hombre hacia lo seco para que se la volviera a tirar". "Actuó como un perro cualquiera", acotó.
En un momento pensó que se trataba de un perro, pero cuando vio que se paró en la orilla y observó el color del ejemplar, es que pudo identificar qué tipo de elefante marino era.
Características de los elefantes marinos
Tal como explicó a El País el activista y guardaparques Antonio Ripoll, los elefantes marinos "son animales que pasan el 80% de su vida en alta mar, buceando hasta profundidades de entre 1,500 y 2,000 metros en busca de calamares, congrios, pulpos, y otras presas blandas de aguas profundas".
Ripoll explicó que estos ejemplares pueden pasar "durante semanas sin comer gracias a las reservas increíbles que tienen en sus cuerpos". "Pero al empezar a hacer uso de dichas reservas, levantan su temperatura corporal hasta el punto en el que estresarlos hasta terminar por espantarlos de vuelta al mar puede ocasionarles un shock térmico que fácilmente acabe siendo mortal para el animal".
Por eso es que Ripoll hace énfasis en la importancia de "mantener una distancia mínima de hasta 15 metros y siempre y cuando se baje con perros que sea con correa siempre". "Cualquier lobo, león o elefante marino no solo pueden defenderse embistiendo o estresarse hasta huir al agua y acabar mal por dicho shock, sino que se pueden transmitir enfermedades zoonóticas entre sí que son peligrosas para ambas partes", aseguró.