MÚSICA
Una experiencia musical para viajar en el tiempo al ritmo del swing y del foxtrot.
La luz es cálida y tenue; el salón, elegante. Los hombres llegan de traje y moño, las mujeres con vestidos y collares largos. En el centro, una orquesta. Y en la orquesta, 33 músicos enmascarados que, con sus instrumentos, conducen un viaje en el tiempo hasta las décadas de 1920 y 1930. Así es la propuesta de La Orquesta de las Mil Melodías.
Magia y glamour.
El origen de la orquesta se remonta al año 2018, en alguna calle de la ciudad de Praga, República Checa. Su creador, un músico uruguayo, iba caminando hacia el Castillo de Praga cuando, de repente, tuvo una epifanía: “Apareció en mi mente la imagen de la orquesta ya formada, como si me hubieran soplado al oído qué hacer y cómo luciría”.
De vuelta en Uruguay, reunió a 33 músicos y staff para transformar su visión en realidad. El objetivo estuvo claro desde el principio: más que tocar música, la idea era llevar a la gente a través del tiempo a “ese mundo de ensueño ubicado en los años del charlestón y de los albores del swing”.
Fue así que aquel músico uruguayo se convirtió en Djinnluc Drago, el director de La Orquesta de las Mil Melodías. Al igual que él, todos los integrantes tienen un seudónimo que aporta al misterio y la teatralidad de la propuesta.
En el piano, por ejemplo, está Hazzan. Para él, “la música es, tal vez, el elemento más importante, pero no es el único”. En este sentido, explicó que no solo los músicos se sumergen en la estética de la música que tocan, sino que “el ambiente también se viste de época, simulando los grandes bailes de aquel entonces”.
Bajo la idea del viaje en el tiempo, las experiencias van variando. A veces hacen shows con cena, a veces fiestas en galpones escondidos, y otras veces tocan en teatros y pequeños bares.
También se sugiere al público que lleve ropa elegante, al estilo de los años 20 y 30. Abundan los flecos, las perlas y las tiaras, así como los tiradores, los bombines y las pipas. “La gente lo hace y lo disfruta”, sostuvo Djinnluc Drago. Y agregó que se ha prendido todo tipo de público, desde chicos y chicas jóvenes hasta adultos mayores.

Detrás de escena.
La orquesta tocó por primera vez en 2019, pero luego llegó la pandemia y recién en 2021 pudieron retomar la actividad. En cuanto a los instrumentos, hay dos pianos, una lira, una guitarra, una mandolina, dos contrabajos, tres baterías, cinco trompetas, un clarinete, dos saxos altos y dos tenores, seis violines, un violonchelo y cinco cantantes.
Además, está el staff, que incluye vestuario, maquillaje, sonido, luces, diseño y fotografía. Y también está el director, por supuesto.
Los músicos, hombres y mujeres que van desde los veintipico hasta los 40 años, ensayan todos los lunes durante tres horas, indicó Hazzan. Tocan swing, jazz, charlestón, rumba, boleros y foxtrot. Muchos de los temas de la orquesta son composiciones de Djinnluc Drago, el director, “y algunos son arreglos de las grandes orquestas que se tocaban en la época”, señaló el pianista.
Y agregó: “Tenemos un repertorio de unos 80 temas y estamos creciendo constantemente, entonces los shows van variando y los repertorios siempre son distintos”.
Algunos de los eventos cuentan con una DJ de vinilos que, luego del show de la orquesta, pasa discos de pasta para seguir bailando al ritmo del swing, por ejemplo.

Los eventos.
La orquesta se ha presentado tanto en eventos públicos como privados en Montevideo, Maldonado, San José y Rivera, y la idea es seguir recorriendo el resto del país.
El próximo toque será este sábado 5 de noviembre en el Club Fraternidad de San José, al estilo de “un gran baile de salón”, contó el director. En adelante, tocarán el 11 de noviembre en La Floresta, el 18 del mismo mes en el Castillo Pittamiglio de Montevideo, al día siguiente, el 19, en la explanada del Hotel Carrasco, y el 26 en Le Club de Montevideo.
Las entradas se pueden solicitar al 091 767 767 o a través del Instagram @laorquestadelasmilmelodias.
Según Hazzan, el objetivo de todos los integrantes es que el proyecto “trascienda las fronteras de Uruguay”. “Tenemos un tema que compuso nuestro director que se llama Metropolitan, que es el nombre de un teatro muy famoso de Francia, y siempre decimos que el sueño es poder tocar ahí”, expresó.
Djinnluc Drago agregó: “Me gustaría tocar en los ballrooms más grandes y hermosos del mundo, como en el Hotel Ritz de París, en el Savoy de Londres o en el Waldorf Astoria de Nueva York”.
Personas que llevan la música en la sangre.
El interés de Djinnluc Drago por la música de los años 20 y 30 se lo inculcó su abuelo cuando él era niño. Si bien es músico, no estudió dirección de orquesta, pero conoce tan bien los géneros de la época, como el jazz, el swing, el charlestón y la rumba, que dirigir La Orquesta de las Mil Melodías le salió “natural”.
Para Hazzan, lo más lindo de esta música es que es “fácil de digerir y a la gente le encanta”. “A mi hermano, por ejemplo, le gusta mucho la música, pero no escucha jazz ni loco, y un día me fue a ver tocar y desde ese día empezó a escuchar ese tipo de música”, relató el pianista. Y añadió: “Hoy en día escuchamos música que es más cuadrada e híper producida digitalmente, entonces el ambiente de la orquesta genera un encanto y un acercamiento diferente”.
Junto al director Djinnluc Drago, están los músicos Wolfgang Morrintsen, Hazzan, Robert Dukovsky, Chuck David’s, Rosita V. Solanini, William Campbell, Dominick Johnson, Tin Árduin, Cameeltown Da Floresta, Marko Periquette, Donato Estivo, Mabelita de los Vientos, Gina, Tzingánico Ravdi, Nihilis Silvestri, Dyembe, Dorothy Reed, Uccelino Del Monte, Gustav Cotijeu DeBlanc Jr., Lee Webster Jr., Al Fonz, Gloria, Rhamoon, Madame África, Ciro Del Río, Sa’Sa, Cándido Dominguez, Leia, Lorian, Andreas Strömm, Eva Castello y Tristán.
Pero la propuesta de la orquesta no sería posible sin el trabajo del staff: Emmilliene Pankhurst en vestuario, Gas en maquillaje, Sonny Grundig en sonido, Gilda da Luz en luces, Leandro Mangado en diseño y Mia Wallaxe en fotografía.