PLAGAS URBANAS
El calor favorece la reproducción de los Lepisma saccharina; ¿qué recomiendan los expertos?
"Pregunta a la comunidad: ¿alguien tiene un pique para eliminar a los peces de plata o debe resignarme a compartir mi apartamento con ellos?”, lanzó la pregunta un usuario de Twitter cansado de que estos insectos inofensivos pero molestos aparezcan por cualquier rincón de su casa.
Su situación no es nueva. Hace cuatro años vivía en un apartamento en la que los Lepisma saccharina habían hecho su hogar. Cuando él y su familia se mudaron pensaron que se habían sacado un problema de encima pero, “lentamente”, empezaron a aparecer. “¿Se habrán transportado en un mueble o sillón? Hoy tengo mi casa totalmente dominada”, dijo a El País con preocupación.
Las sugerencias de la gente no tardaron en llegar y todas estaban equivocadas: desde usar gas fumigante hasta antipolillas.
¿Qué le puede enseñar la ciencia y cortar con esta convivencia? “Estos insectosdomiciliarios se nutren de productos azucarados y de papel”, explicó Roberto Carballo, doctor en entomología y especialista en control de plagas, por lo que son frecuentes habitantes de cocinas, bibliotecas y, sobre todo, de panaderías (“los veo siempre debajo de las bolsas de harina”).
La invasión de Lepisma saccharina es una de las más frecuentes en las viviendas por las que este profesional debe intervenir, por lo que estima que registran un aumento como otras plagas urbanas.
Se trata de un insecto que mide entre 10 y 12 milímetros que va en búsqueda de la sustancia almidonada de los libros modernos (no de los antiguos) o de otro tipo de papel, así como de restos de alimentos como galletas o migas de pan.
"Se hacen polvo".
El cuerpo de un Lepisma saccharina está recubierto de pequeñas escamas plateadas
y, cuando lo agarramos, se nos quedan pegadas en los dedos. Por eso al usuario afectado le sorprendió lo siguiente: “Cuando los matás se hacen como un polvo; es como si estuvieran vacíos”. También se lo conoce como cola de cerdas.
Se lo conoce como pez de plata por sus escamas color gris blanquecino y, además, tiene unas antenas amarillentas iguales a dos tercios del tamaño de su cuerpo.
Le gusta esconderse en rincones oscuros y húmedos y, sí, es posible que muden en algún mueble. Así enseñó el entomólogo Bruno Canneva en diálogo con El País: “El tema de la colonización de nuevos ambientes a través del transporte inadvertido es muy común; posiblemente cuando trasladó cajas con libros, en esas cajas iban los pececitos de la casa vieja. Hay que ver la dimensión espacial correcta: ellos no viven en la casa sino entre libros y, en realidad, es uno quien replica el ambiente junto con sus no queridos inquilinos”.
Malas noticias: pueden vivir entre dos y ocho años. Y el calor favorece su reproducción: la hembra puede depositar alrededor de cien huevos en hendiduras y grietas. Es imposible para un pez de plata reproducirse en un ambiente frío y seco.
El Lepisma saccharina en conjunto con bacterias simbióticas presenta varias enzimas que degradan los compuestos estructurales vegetales más estables como la celulosa y la lignina y por eso están “sumamente adaptados” a vivir en bibliotecas y depósitos donde haya papeles. Pero también se alimentan de cabellos, caspa, suciedad y algunos tejidos o telas.
Carballo recordó dos casos que se habían escapado de control: un apartamento de una pareja de ancianos en Pocitos que estaba totalmente invadido por este insecto porque la limpieza era insuficiente y un caso en una oficina del Ministerio de Relaciones Exteriores donde había colecciones importantes.
Los Lepisma saccharina no representan ningún peligro para la salud humana, solo son una molestia para la que Carballo descarta cualquier tipo de aplicación de insecticida para combatirlos. “Alcanza con limpieza y aspiración”, recomendó.