HISTORIA

Alberto Fernández no había cosido nunca pero se dio maña. Consiguió una imitación de hilos de oro y empezó a dar puntadas. Así realizó una réplica de la Bandera de los Treinta y Tres Orientales lo más fiel a lo que se conoce de ella. Por ejemplo, que medía 72,5 centímetros por 123,5 centímetros y la leyenda “Libertad o Muerte” estaba perfectamente pintada a mano. “Las letras tienen la misma distancia que en la original”, explicó a El País.

Este joven estudiante de arqueología tiene varios objetivos: el principal es que se recupere y valore la historia de la Cruzada Libertadora de la que hoy se celebran 197 años. En un principio, pensó en hacer varias banderas para dejarlas en los sepulcros de algunos de los Treinta y Tres Orientales que descansan en el Cementerio Central, pero “sigue existiendo la manía de robarse las banderas así sean hechas en China”, así que solo realiza homenajes. Ya lo hizo en las tumbas de Juan Spikerman y Manuel Lavalleja.
Fernández, por otra parte, hace cinco años que lleva adelante una investigación sobre el paradero actual de la bandera original robada por seguidores del grupo Organización Popular Revolucionaria 33 (OPR33) el 16 de julio de 1969 y que relatará en un libro. “Es una inquietud que tengo desde chico: ¿Por qué se la llevaron? Quiero que las futuras generaciones la conozcan y que esté donde siempre tuvo que estar”.

A pesar de que pasaron décadas, poco se sabe de ese robo. Fernández se entrevistó con más de 14 personas entre expresidentes, diputados, senadores, exmilitares, expolicías y civiles e incluso una médium para ir tras la pista de la bandera azul-celeste, blanca y punzó. Su hipótesis más firme es que la tiene una familia particular en una localidad de Paraguay, por lo que pretende viajar hacia ese destino.

“Una persona que no vive en el país me dijo que la bandera existe. Sabe quién la tiene pero no lo va a decir. El dato que tengo es que está en un pueblito en Paraguay que coincide con un lugar donde fueron tomados como presos extupamaros y del OPR33”, señaló Fernández.

Y añadió: “Algún día recapacitarán y comprenderán que hacer daño robando la historia de los museos no los hace más importantes; importantes fueron nuestros libertadores que hoy en día descansan en tumbas destruidas sin una mísera rosa”.

Fernández, quien también es ceramista, concurre asiduamente al Cementerio Central para limpiar los panteones (no solo de los Treinta y Tres Orientales, sino también de otras personalidades históricas) y hace restauraciones sencillas de las estatuas (arreglos de dedos rotos, crucifijos o faltante de letras), una práctica que realiza en varios monumentos de la ciudad. “Apadriné algunas tumbas”, afirmó.

Comparte algunos de sus trabajos de restauración (no todos para evitar vandalismo) en su cuenta de Instagram @anastilosis_uy, donde también comparte curiosidades de sitios históricos desconocidos de Uruguay.