TERAPIAS COMPLEMENTARIAS

Hay experiencias que van más allá de lo que perciben nuestros cinco sentidos. Por ejemplo, en general tenemos un rango auditivo que va desde los 20 a los 20.000 hz, que es la unidad con la que se mide la frecuencia de los sonidos, pero existe un instrumento que puede emitir vibraciones de onda por debajo o por encima de eso: el gong. A pesar de no poder oírlas, esas vibraciones nos atraviesan y pueden “desencadenar cambios internos y estados de reparación”, aseguró César Vázquez, que aprendió a tocar este instrumento hace casi diez años.

César tuvo su primer Baño de Gong cuando empezó a practicar Kundalini Yoga. Su profesor, Surajdev Singh, incluía esta herramienta en la parte de relajación al final de cada clase. Esta dinámica consiste en una completa inmersión en el sonido del gong: “Al finalizar la sesión te sentís más liviano y sin ningún tipo de molestia física”, afirmó César.

La música le apasionaba desde siempre e incluso tenía formación como percusionista, así que cuando conoció el gong fue “amor a primera vista”. En el 2017 aprendió a tocar este instrumento con la instrucción de Surajdev, que es maestro de gong desde 2014.

“No hay nada que suene como un gong. Lo sentís vibrando en todo tu cuerpo y te lleva a un estado particular de conciencia y relajación donde la mente desaparece y surge la paz interior. Ayuda mucho a entrar en estados profundos de bienestar”, contó Surajdev en diálogo con El País.

Detrás de los sonidos que sí podemos escuchar, el gong también emite frecuencias que están por fuera de nuestro rango de audición y que modifican nuestro propio campo de frecuencias, explicó César. “El cerebro suele trabajar en una frecuencia de onda de entre 16 y 20 hz, que es una onda Beta, pero luego de un Baño de Gong las pulsaciones bajan y entramos en onda Theta o Delta, que están por debajo de los 7 hz”, señaló. En ese estado “se empieza a reparar todo el organismo” y por eso cuando termina la sesión uno se siente “más liviano y con la mente más clara”.

Lo anterior tiene un efecto a nivel físico, mental y emocional. Físicamente, las vibraciones actúan como un “masaje sutil”, para la mente es una manera de “bajar la aceleración de los pensamientos”, y emocionalmente permite “liberar aquello que no está en coherencia con uno mismo y que está haciendo daño”.

A veces, los Baños de Gong generan cambios que se notan a simple vista. Una de las personas que hoy en día participa en las sesiones grupales de Surajdev acudió a él hace unos cinco años con un problema de salud en la piel. “Tenía una alergia complicada en las manos y los pies al punto de que se le abría la piel, y cada vez que venía a una sesión enseguida empezaba a cicatrizar”, contó el maestro de gong.

En efecto, esta persona, que prefirió no dar su nombre para la nota, sostuvo que “el problema en la piel mejoró muchísimo, sobre todo en las manos”. Cada tanto tiene empujes, “pero nada que ver a como era antes”. Sigue participando de Baños de Gong al menos una vez al mes: “En el correr de los días sentís calma y paz”, afirmó. Y agregó: “Es importante tener constancia y concentrarte en lo que querés lograr”.

Para César, esta herramienta es sanadora en tanto “la búsqueda siempre es desde adentro hacia afuera, entonces cualquier técnica que ayude a tomar un contacto más profundo con uno mismo, siempre va a ser buena”. De hecho, Surajdev señaló que hay personas a las que esto les ha ayudado a “conectar con su mundo interior”.

En 2019 César introdujo este trabajo en un centro de atención 24 horas para mujeres con niños, niñas y adolescentes dentro del Programa de Atención a Personas en Situaciones de Calle (PASC) del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES). Se sostuvo durante un año y medio con el fin de “favorecer los procesos” de las mujeres que estaban allí.

“Recuerdo al menos a tres madres que luego de recibir Baños de Gong cada 15 días pudieron enfocar su energía y atención a salir de la situación en la que estaban con una actitud diferente, tomando contacto con hábitos que eran nocivos para modificarlos”, relató César. De hecho, sostuvo que las tres pudieron conseguir viviendas.

Según indicó César, un Baño de Gong dura alrededor de 45 minutos y la reparación que sucede en el cuerpo “equivale a ocho horas de descanso, así se haya dormido durante la sesión o no”. El estado de bienestar al que se llega se sostiene con prácticas y pensamientos saludables, pero “si uno vuelve a hábitos alimenticios que no son buenos, a mal descanso o a situaciones de estrés, entonces notará que su frecuencia empieza a bajar”.

Él trabaja con grupos en el Espacio Danán Ndiní ubicado en El Pinar, Canelones, y también atiende sesiones individuales. Está en Instagram como @ce_vazq_liveth. Además, participa del servicio voluntario que se realiza una vez al mes llamado Puja de Gong.

Surajdev también forma parte de las Pujas: “Son 10 Baños de Gong seguidos durante toda la noche”, explicó. Las personas van a dormir allí mientras los voluntarios se van rotando para tocar el gong por un tiempo total de más de siete horas. El maestro de gong dijo que la actividad tiene un costo de $1200 y todo lo recaudado se dona a niños y niñas de familias carenciadas que están en riesgo y necesitan algún tratamiento médico costoso.

Luego de recibir los sonidos durante toda la noche, “este estado elevado de vibración se sostiene sin ningún tipo de interrupción por un ciclo de 28 días”, afirmó César.

La próxima Puja de Gong tendrá lugar el sábado 1° de octubre en el Club Balneario Solís de Maldonado y será a beneficio de la Fundación Canguro, que se encarga de acompañar a los bebés que, por distintos motivos, en sus primeros 90 días de vida deben permanecer en el Centro Hospitalario Pereira Rossell privados del cuidado familiar. Las inscripciones se realizan a través del Instagram @khalsagongcommunity o vía correo electrónico a [email protected].