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Energía renovable en la base antártica uruguaya

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Base antártica uruguaya. Foto: Cortesía Francisco Manfredi.

TECNOLOGÍA

Una nueva planta de paneles solares fue instalada en la base que se encuentra en la Isla Rey Jorge y brinda energía a investigadores.

En el año 1991, en Madrid, un grupo de países que pertenecen al Tratado Antártico se comprometieron a la protección del medio ambiente en el continente blanco. El documento que firmaron estableció que las naciones “se comprometen a la protección global del medio ambiente antártico y los ecosistemas dependientes y asociados” y agrega que “designan a la Antártida como reserva natural, consagrada a la paz y a la ciencia”.

Para reforzar su compromiso con la Antártida, en marzo de 2018 Uruguay instaló sus primeros paneles solares donados por la empresa internacional ABB en la base de la isla Rey Jorge. Y recientemente sumó más capacidad para acercarse al objetivo de que la Base Científica Antártica General Artigas sea la primera en el continente en poseer energía 100% renovable.

“El Instituto Antártico Uruguayo se encaminó en la instalación de una primera planta fotovoltaica en modalidad piloto, con el fin de empezar a integrar renovables en su matriz energética”, explicó Francisco Manfredi de la empresa ABB a El País.

Tradicionalmente, la electricidad se generaba a partir de diesel, algo que no es lo más favorable para el ecosistema por el impacto ambiental y la generación de dióxido de carbono. Mientras que otro de los problemas era de índole logístico, ya que llevar el combustible hasta la isla no es sencillo.

La primera planta piloto se montó con únicamente cuatro paneles sobre una pared para minimizar el riesgo. Sin embargo, el ángulo no era el óptimo.

“Fue una iniciativa piloto, ya que 1,2 kW sirven para alimentar algo de iluminación y alguna cosita más. La idea era probar si era viable para plantearse una solución a mediano o largo plazo”, indicó Manfredi.

El resultado fue calificado como “muy bueno”, dado que se logró el objetivo de generar energía a partir de la luz solar y se bajó el consumo de diésel.

Base antártica uruguaya. Foto: Leo Scarone.
Base antártica uruguaya. Foto: Leo Scarone.

Segundo piloto

Segundo piloto. Uno de los principales desafíos que presenta la Antártida es que, además del frío extremo, los vientos pueden llegar a unos 200 kilómetros por hora; además, el hecho de que se encuentre en el círculo polar hace que las horas de sol sean reducidas. No obstante, la prueba fue exitosa y se decidió apostar a una segunda planta fotovoltaica en mayo de este año.

Esta vez se colocó sobre el suelo en una estructura metálica. Esta segunda planta de 6Kw, se sumó a la anterior para generar el 10% de la energía que se consume en verano en la base uruguaya, donde viven entre 50 y 60 personas.

“Con esta nueva planta las condiciones cambiaron totalmente. Se logró hacer algo confiable con el piso para lograr colocar los paneles en el ángulo óptimo”, explicó Manfredi.

Montaje

Instalar una planta con las características de la que donó ABB para la Antártica fue un desafío. Los técnicos tuvieron que viajar al continente blanco y montar el equipamiento en tiempo récord y en condiciones climáticas muy hostiles.

Los materiales y los paneles solares fueron trasladados por mar a bordo del buque ROU26 Vanguardia y requirió de la participación de los ingenieros Andrés Benech (UTE), Santiago Nogueira y Luis Batista (SmartGreen Uruguay) y el teniente de navío Rafael Fraga (IAU).

Manfredi aseguró que el hecho de que las misiones sean cortas supuso un gran desafío: “Para llegar a la base se viaja primero a Punta Arenas (Chile) y, cuando las condiciones climáticas lo permiten, se viaja al continente blanco”, explicó. Tenían cuatro días para hacer el acondicionamiento. “Por suerte logramos hacerlo y para eso fue clave tener una buena preparación. Tuvimos que tener presente que si algo salía mal no íbamos a tener medios para solucionarlo”, destacó.

Hasta el momento la planta opera con éxito y sus resultados pueden ser monitoreados a través de la web del Instituto Antártico. “El objetivo es probar la tecnología y eventualmente embarcarse en una planta grande. El instituto busca eventualmente montar una planta de 100 kw”, aseguró el especialista.

MÁS

Monitoreo constante a través de internet

Francisco Manfredi explicó que la planta tiene dos componentes principales: por un lado, los paneles solares y, por otro, el inversor. Este último es el que se encarga de convertir la corriente continua que generan los paneles en corriente alterna. Al mismo tiempo, ese dispositivo tiene comunicación wifi que permite recolectar en tiempo real la información y la envía a una web con datos públicos. Estos están disponibles en el sitio del Instituto Antártico Uruguayo.

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