EDUCACIÓN
Funciona desde este lunes en el Centro Hospitalario Pereira Rossell por iniciativa de la fundación Humaniza Josefina. El objetivo es que los niños tengan clases en paralelo con su escuela.
"Josefina no quería hacer más dibujos, lo único que quería era estudiar, saber que en algún momento se iba a curar y que iba a seguir con sus compañeros y sus estudios sin haber perdido nada”. Así recuerdaFlorencia Krall la época de internación de su hija, diagnosticada con un cáncer único en Uruguay.
Como madre lo único que le preocupaba era que su hija de 10 años se curara; fue su padre el que se dio cuenta de que la niña no podía estar todo el día en la cama pensando en su enfermedad. Una postura en la que coincidió con el colegio Anglo School, que hizo todo para que Josefina no repitiera el año.
Cuando la pequeña falleció y sus padres crearon la fundación Humaniza Josefina quedó en ellos rondando la idea de que los niños internados no podían perder días de clase. Había que hacer algo y fue así que comenzaron a impulsar el proyecto Sanamos Aprendiendo que se pone en marcha desde hoy, con el arranque de un nuevo año lectivo.
“La propuesta supone diseñar un ámbito que permita continuar con el proceso de enseñanza-aprendizaje en los niños de edad escolar que atraviesan tratamientos prolongados como las enfermedades oncológicas o complejas”, establece la iniciativa.

De esta manera y con la aprobación del Centro Hospitalario Pereira Rossell, que cedió sus instalaciones, se armó una sala en el quinto piso del hospital, al lado del aula educativa de la Fundación Ronald McDonald, para que los niños puedan tener clases.
Los destinatarios son los niños con cáncer, para lo cual se trabaja en coordinación con la Fundación Pérez Scremini; los niños del Instituto del Quemado; los niños de Traumatología y también aquellos con enfermedades raras que mientras esperan ser diagnosticados pasan internados mucho tiempo sin poder ir a la escuela.
“La idea es que a través de Sanamos Aprendiendo el niño pueda volver a la escuela al mismo nivel que estaba con sus compañeros y no perder nada”, destacó Krall.

Paso a paso.
Víctor Ruiz, padre de Josefina, fue quien pensó y diseñó el proyecto. El mismo fue estudiado y avalado por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), la que en junio de 2021 lo declaró “de interés educativo”.
A partir de allí se armó un equipo multidisciplinario integrado por una coordinadora (Antonia García Pintos), dos psicopedagogas que funcionan como directoras (Ana Laura Palombo y Galia Leibovici), dos maestras (Natalia Churi y Natalia Cronembold) y un pediatra (doctor Julio Lorenzo), a los que se suman dos psicólogas y trabajadores sociales.
Además hay una doctora del Pereira Rossell que funciona como enlace directo con Sanamos Aprendiendo independientemente del médico tratante de cada niño.
“El equipo establece un enlace. Lo primero que hace es contactarse con la escuela de la que viene el niño que aplica al programa y en coordinación con la maestra de ese niño se va haciendo un trabajo en paralelo con lo que están trabajando sus compañeros de clase”, indicó Krall a El País.
Un punto importante a destacar es que Humaniza Josefina no va a buscar a los niños, sino que los niños son derivados al programa por su médico.
Cuando eso ocurre se evalúa su situación y se determina cómo será su régimen de clases.
“La idea es no mezclar las edades y que vayan un día a la semana. Si el niño no puede trasladarse a la sala, se le lleva la clase a la habitación en el horario que los médicos lo determinen y lo permita su compañero de habitación si lo tiene”, detalló la responsable de la Fundación.
La sala funciona de lunes a viernes, entre las 10 y las 17 horas.
“Es un lugar muy grande con espacio para tres escritorios y una sala de reuniones”, contó Krall.
Todo el armado del lugar se realizó gracias a donaciones. Laboratorio Roche se ocupó de equiparlo por completo proporcionando el mobiliario, las computadoras y un televisor grande para presentaciones. Fundación Telefónica, en tanto, donó una maleta educativa que viene de España y contiene 30 tablets.
“Es toda una plataforma educativa adaptada a las necesidades de los niños y avalada por el Ministerio de Educación y Cultura y la ANEP. Humaniza Josefina ya capacitó a todo el equipo para su uso”, señaló Krall.
Destacó además que las tablets son muy útiles para cuando se necesita llevar la clase a la habitación del paciente y también para que pueda realizar Zoom con sus compañeros de escuela.

Extenderlo a otros.
El decreto reglamentario de la ANEP referido a Sanamos Aprendiendo permitiría replicar la iniciativa en otros hospitales del país.
“El Hospital Militar y el Hospital Policial nos han preguntado para llevarla adelante, pero la realidad es que para hacerlo se necesitan fondos. El Estado no tiene fondos para pagarla, entonces durante 2021 tuvimos que conseguir apoyo financiero para hacerle frente a los costos y darle una sustentabilidad que garantice su funcionamiento por lo menos dos años”, explicó Krall.
Vale destacar que si bien Florencia Krall es la actual directora de Cuidados del Ministerio de Desarrollo Social, su cargo no está involucrado con el desarrollo de Sanamos Aprendiendo.
El funcionamiento del programa se está llevando adelante gracias al apoyo de Fundación MAPFRE, The Anglo School, DHL, Fundación Movistar, ProFuturo, ANCAP Lagomar, servicentro Barradas, Fischer Abogados y el estudio Bakertilly.
“Replicar el modelo en otras instituciones hospitalarias requeriría compromisos económicos que Humaniza Josefina no puede afrontar. Necesitaríamos que se sume el Estado más allá de su aval”, indicó Krall.
Agregó que también le han pedido el modelo desde Argentina. “En América Latina no hay mucho como esto, creo que solo en Colombia y en Perú”, dijo.
Aclaró que el dinero que se precisa es sobre todo para pagar los sueldos de los profesionales que participan; los gastos edilicios por lo general no existen porque los asume la institución que recibe el programa.
“El Pereira Rossell nos dio todo su apoyo y sus instalaciones y todos los equipos médicos están fascinados porque, cuando lo empezás a ver desde el valor que genera en el niño, te das cuenta lo importante que es esto”, resaltó Krall.
Como madre, no se olvida de lo mucho que iniciativas de este tipo ayudaban a su hija a tener esperanzas de sanar y seguir con su vida. “Todos los proyectos que en su momento le dieron fuerza a Josefina para luchar son los que hoy nos dan fuerza a nosotros para seguir adelante. Y esta idea de mantener el vínculo educativo fue una de las cosas que más se identifican con la humanización porque fue como un antes y un después para ella. Eso es lo que nosotros le queremos transmitir a todos estos niños, esa fuerza”, concluyó.

Autoestima alta y sentido para luchar por la vida
El Programa permitirá a los pacientes continuar con su proceso de enseñanza-aprendizaje asegurando la vinculación con el centro educativo de origen, obteniendo la validación de los aprendizajes dentro de un contexto de confinamiento terapéutico con el fin de reinsertarse a su entorno una vez finalizado el tratamiento.
De esta forma se preserva la dignidad del paciente “niño”, promoviendo la igualdad de oportunidades y contribuyendo al fortalecimiento de su autoestima.
Se ayuda también a disminuir la tasa de deserción y repetición escolar, al tiempo que se le da un sentido de luchar por su vida.
Un trabajo orientado a toda la familia
Tanto las psicopedagogas como las psicólogas que integran el equipo multidisciplinario desarrollan una labor que no termina con el niño internado sino que se extiende a su familia.
“El que aplica al programa es el niño, pero los primeros que vienen a hablar con nosotros son los padres. Son ellos que van a determinar si quieren que su hijo entre al proyecto. Y no todos tienen esa iniciativa de que su hijo siga estudiando, a veces se concentran en otras cosas. Por eso el equipo de psicopedagogas y psicólogas está preparado para darle fuerza a los padres también, porque esto es un trabajo de la familia”, destacó Florencia Krall.

Reconocimiento europeo
Fundación Humaniza Josefina y Sanamos Aprendiendo recibieron una Mención Especial en los Premios de Derechos Humanos de la Unión Europea.