Redacción El País
Por tercera vez en la historia, astrónomos detectaron un objeto interestelar en viaje por nuestro Sistema Solar. Fue un observatorio con base en Chile que forma parte del estudio ATLAS financiado por la NASA el que descubrió el objeto el pasado martes.
A raíz de esto, astrónomos de todo el mundo repasaron registros de observaciones anteriores del cuerpo celeste denominado 3l/ATLAS para rastrear su trayectoria hasta el momento. Así fue como encontraron su posición en el cielo desde mediados de junio. Además, actualmente se estima que el objeto tiene 30 kilómetros de ancho, lo que lo convertiría en el intruso interestelar más grande jamás detectado.
Su apariencia sugiere que está compuesto mayormente de hielo, en lugar de roca, explicó Jonathan McDowell, astrónomo del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, a la agencia AFP.
De todas maneras, Richard Moissl, jefe de defensa planetaria de la Agencia Espacial Europea, dijo que no representa ninguna amenaza de impacto para la Tierra.
El objeto interestelar más grande detectado
Originalmente conocido como A11pl3Z, ahora 3l/ATLAS, sigue una línea casi recta a una velocidad tan grande que la gravedad del Sol no puede atraparlo. Es por esa razón que los expertos tienen claro que se trata de un objeto ajeno a nuestro Sistema. También mencionaron que continuará brillando mientras se acerca al Sol y se espera que alcance su punto más cercano el 29 de octubre.
“Lo sorprendente de 3l/ATLAS es que lo hemos detectado cuando aún está entrando en el sistema solar”, explicó Pamela Gay, astrónoma del Planetary Science Institute de Illinois. De hecho se prevé que dicho objeto se mantenga visible desde la Tierra hasta 2026.
Historial de visitantes interestelares
El primer objeto interestelar identificado fue el Oumuamua en octubre de 2017, proveniente de la constelación de Lyra. Este objeto dejó de ser visible dos meses y medio después de su hallazgo, por lo que los astrónomos sólo pudieron observarlo de manera fugaz. El segundo, 2l/Borisov, fue observado en 2019 proveniente de la constelación Casiopea.
Oumuamua, de forma similar a 3l/ATLAS, fue tan inusual que algunos científicos plantearon la posibilidad de que se tratase de una nave de origen extraterrestre, aunque luego fue descartado.
Según explicaron expertos del Centro de Planetas Menores, estos descubrimientos han sido posibles gracias al avance constante de la tecnología que ha mejorado de manera significativa nuestra capacidad para detectar cuerpos celestes procedentes de otros sistemas estelares.
Este tipo de acontecimientos ofrecen una oportunidad para estudiar aspectos fuera de nuestro Sistema Solar.