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Así es RoboPing: el robot diseñado por un campeón y con el que jugó el presidente

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John Hirata

TECNOLOGÍA

Tenimesista uruguayo creó un lanzapelotas con inteligencia artificial que probó Lacalle Pou

Al fin y al cabo, la base del ping pong es la motricidad fina y la precisión: hay que golpear la pelota con la inclinación correcta de la paleta y en el momento justo.

La máquina está compuesta por tres motores de alta frecuenta que son los responsables de dar el efecto a la pelota. Hay una especie de “papelera” para el almacenaje de las bolas. Debajo de esta hay otro motor que las traslada hacia la zona del lanzamiento. Otros dos motores mueven el brazo en dirección horizontal y vertical, respectivamente.

Si bien Hirata configuró a RoboPing a un “nivel accesible” para que jugara el presidente y los alumnos de la UM y asistentes del evento, la dificultad puede ser mayor.

La frecuencia puede llegar a 140 por minutos y la velocidad tangencial puede alcanzar los 100 kilómetros por hora. Con unas mejores ruedas, el ingeniero especializado en telemática asegura que puede alcanzar los 200 kilómetros por hora.

Hirata está trabajando en mejorar el prototipo puesto que su objetivo es que tenga salida comercial. Para conseguirlo, tiene el apoyo de la UM pero necesita un socio. Varios interesados se le han acercado desde que mostró RoboPing en la pasada edición de la feria de innovación y tecnología Campus Party y luego del juego de Lacalle Pou el viernes pasado. “Este es el momento del robot; no lo puedo dilatar”, afirmó.

RoboPing
RoboPing

Hijo de japoneses y varias veces campeón.

John Hirata, de 38 años, es uruguayo, hijo de padres japoneses, quienes llegaron al país luego de la Segunda Guerra Mundial y se instalaron en el departamento de San José para dedicarse al trabajo en el campo.

A los 7 años empezó a practicar profesionalmente el tenis de mesa junto al técnico chileno Patricio Cerda.

Fue varias veces campeón nacional y obtuvo la medalla de plata en el Sudamericano de Chile en 1995 y en el Latinomericano de Brasil en 1997.

Hirata fue nombrado Mejor Deportista del Año 2006 por el Comité Olímpico de Uruguay. También fue premiado como el mejor en Tenis de Mesa por el Círculo de Periodistas Deportivos.

Hoy es ingeniero especializado en telemática.

El deportista.

Hirata, hijo de padres japoneses y oriundo del departamento de San José, fue campeón nacional varias veces; también obtuvo medalla de plata en el Sudamericano de Chile en 1995 y el Latinoamericano de Brasil en 1997; fue nombrado Mejor Deportista del Año 2006 por el Comité Olímpico de Uruguay.

Estudió electricidad y electrónica y luego inició la carrera de Ingeniería Telemática en la UM. Desde el inicio quiso culminar sus estudios con un proyecto que uniera sus dos pasiones. “Desde chico me gusta todo lo relacionado con la electricidad. Armaba casitas con luces con lo que encontraba”, recordó para El País.

A esto le sumó el tenis de mesa. “Mi padre y mis hermanos mayores armaron una mesa y entraron a pelotear entre ellos. Me copé por la secuencia que hacían; mantenían un montón la pelota en la mesa y con cierta técnica. A partir de ahí les pedía para jugar. Era insoportable”, bromeó. Formalmente, Hirata empezó a entrenar con el técnico chileno Patricio Cerda a los 7 años.

Su día se pasaba entre la escuela y luego el liceo y las cinco horas de entrenamiento. Los fines de semana practicaba el doble de tiempo. Viajaba todos los días desde San José hasta el barrio Colón.

“No me retiré; lo tengo en stand-by. En cualquier momento retomo”, dijo el ingeniero que debe compaginar ahora el trabajo, el desarrollo de RoboPing como producto comercial y el deporte; las tres cosas que señala como sus pasiones.

Las reglas básicas del tenis de mesa.

El tenis de mesa o ping-pong es un deporte que se practica con una raqueta y una pelota pequeñas. Los jugadores golpean la pelota de un lado a otro de la mesa con el fin de que el rival no la pueda devolver. Su práctica a primera vista parece sencilla, pero realmente requiere de largas y fuertes jornadas de entrenamiento, que deben reunir preparación física, técnica, psicológica y de competencia.

“Si acá hablás de tenis de mesa te hablan de una recreación”, dijo John Hirata, varias veces campeón nacional y vicecampeón sudamericano y latinoamericano. Él entrena desde los 7 años.

En Uruguay, el tenis de mesa es un deporte minoritario; más bien es un juego para los fines de semana, para la hora del almuerzo en la oficina o en los campamentos. En Japón, país de donde proviene la familia del creador de RoboPing, está muy difundido; en China, en tanto, es deporte nacional (aunque fue inventado en Inglaterra en el siglo XIX). “Acá no se tiene noción de los efectos, de que hay millones de gomas y variedad dd paletas. No se conocen ni las normas básicas del juego. Hay normas inventadas”, contó.

En las reglas profesionales se estipula, por ejemplo, que un jugador o pareja ganará una partida cuando alcance los 11 tantos con una diferencia de dos tantos sobre el contrincante. El partido constará de un número de juegos impar de 3, 5 o 7 juegos dependiendo de la competición y el ganador será el que antes supere la mitad de juegos ganados.

En Uruguay, unas 5.000 personas practican este deporte. Es considerado deporte olímpico desde 1988.

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