Yo quiero escribir mi propio libro

MATÍAS CASTRO

Los puristas recuerdan (o creen recordar) tiempos en que escribir un libro era una cuestión más compleja e interesante que acumular palabras una tras otra, y compendiarlas entre tapa y contratapa. Hoy no es así, y los libros suelen ser justamente eso, cosa que ha permitido que todos podamos escribir libros y decir que hemos experimentado con la literatura. Incluso el libro de Belén Francese.

Ayer me enteré que Gloria Estefan y su marido acaban de escribir un libro sobre comida cubana. "Tenemos un gran grupo de leales degustadores de la comida cubana y hemos recibido tantas preguntas de la gente que acude a nuestros restaurantes, que nos preguntan cómo hacemos una cosa y otra. Sabíamos que teníamos que hacer algo" dijo Gloria en una entrevista.

Claro, a diferencia de lo que ocurre con Belén, o con Carmen Barbieri y su libro sobre las gorditas, Gloria y su marido tienen restaurantes, así que se supone que esa experiencia empresarial les ha dado cierto conocimiento del tema. En cualquier caso, con figuras como ellos, no hay que ser demasiado malpensante para suponer que sólo visitaron las cocinas pero que en su vida no tomaron un cucharón. Es claro que Gloria Estéfan no está cocinando en su restaurante, aunque pueda cocinar alguna cosa para sus amigos en su casa.

La gran diferencia está en que Carmen Barbieri no es sicóloga, socióloga ni nada similar, sino que está bien lejos del mundo de las letras. Igual escribió su libro con experiencias personales y consejos para las mujeres con cuerpos como el suyo. Y la figura del escritor fantasma, es algo a lo que se recurre en casos así, donde un famoso es capaz de escribir "hojo" o "arbol" sin notar lo que está mal en esas palabras. A su público tampoco le importa. La prueba viviente es el libro de Belén Francese.

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