Viggo Mortensen: el custodio de la mafia

| El asesino que se arrepiente: duelos del Bien con el Mal

2008-05-04 00:00:00 200x198
El País

HENRY SEGURA

Es su mejor actuación hasta ahora aunque por fuera el personaje de "Promesas del Este", donde Mortensen vuelve a ser dirigido por David Cronenberg, parece trazado en una sola línea.

Recostado al lujoso auto en el que lleva al mafioso ruso que lo emplea y al hijo de este, cuando no fuma cruza las manos que están tan marcadas como el resto de su cuerpo. Los tatuajes son la primera vestimenta de Nikolai, encierran una intimidad cubierta por los trajes oscuros, las camisas impecables y las corbatas que a diario lo acompañan. Ni los tatuajes ni los trajes parecen alterarse cuando troza un cadáver para tirarlo al Támesis o cuando mata por encargo como si estuviera homenajeando a la paciencia.

Todo eso Mortensen lo aprendió en gran parte yendo a Rusia para observar de cerca a los individuos del ambiente en el cual se mueve Nikolai, aunque su radio operativo sea la mafia rusa (la Vory V Zakone) que acciona en Londres. En su viaje a Moscú no se dejó acompañar por nadie porque no quería interlocutores mientras recogía testimonios en cárceles de alta seguridad. Rusia para él había sido perfecta porque podía perderse entre la multitud sin que nadie sospechara que allí andaba Aragorn de El señor de los anillos, a excepción de un niño que lo identificó aunque el asunto no pasó a mayores.

"Yo quiero ser el que mire a la gente", declaraba al New York Times. "Vivo para ser una mosca en la pared, absorbiendo todo y cualquier cosa. Trabajé con un traductor ruso para emplear bien el idioma". A esa actitud la explica por el miedo a hacer mal las cosas.

Mirar a los demás no fue lo único que hizo tratando de componer a Nikolai. Al saber que iba a ser dirigido por segunda vez por David Cronenberg, tras la admirable experiencia de ambos en Una historia violenta, Mortensen hizo de las novelas y los poemarios rusos sus únicos ejemplares de lectura, escuchaba únicamente música rusa y mientras rodaban en Londres seguía absorbiendo el cotidiano de su personaje porque en el hotel podía ver un canal de televisión ruso a cualquier hora del día. Consecuencia: su Nikolai habla naturalmente un inglés con marcado acento ruso y tiene escenas en las que habla ruso. "De hecho fuimos con gente del bajo mundo ruso para asegurarnos de que incluso la jerga fuera la que se usa hoy en las calles", dice el actor para quien el tiempo de preparación del personaje es lo más disfrutable de su trabajo.

La inquietud de Mortensen llegó a tal extremo que sus investigaciones determinaron cambios sustanciales en el guión de la película. Cronenberg ha reconocido que lo que Steven Knight escribió no tenía en los tatuajes a la metáfora central y que su conversión llegó después que Mortensen apareció con el libro Russian Criminal Tatooes y con la película The Mark of Cain, que hablaban sobre la cultura del tatuaje.

SUTILEZAS. La actitud física es lo primero que impresiona y recuerda en parte a los Marlon Brando, los Dustin Hoffman y las Meryl Streep. A partir del lenguaje corporal emergen los niveles de sutileza que van revelando una psicología bastante más compleja, con muchos más dobleces que los trajes y las camisas y que en definitiva van desdiciendo la apariencia implacable de una máquina de matar. Cuando se avanza en esas direcciones se revela la verdadera dimensión de la película que adopta los caminos de un "thriller" para bucear en los entrecruces del Bien con el Mal. En medio de las varias marcas que luce el cuerpo de Nikolai, la más notoria es un crucifijo en la mitad del pecho, una primera evidencia a tener en cuenta sobre alguien que no es únicamente lo que aparenta.

El personaje de Naomi Watts, una enfermera, es clave en el proceso de inflexión del guardaespaldas ruso que hasta entonces mantenía el autocontrol con el que podía cumplir las órdenes y manipular al hijo homosexual del jefe mafioso. La mujer, desesperada por encontrar los parientes de una prostituta de origen ruso que murió al tener familia, descubre otras facetas del vigilante. "El personaje de Naomi dice en la película que la vida y la muerte van de la mano. A cualquier artista, de una forma u otra, le preocupa la naturaleza de la vida y de la muerte y para mi es algo que abordo de una manera muy natural", explicaba Cronenberg en el Festival de San Sebastián.

La violencia es un camino en el que vida y muerte conviven, y aunque Promesas del Este no tiene grandes dosis de ese ingrediente, los cuatro o cinco momentos que lo emplea son absolutamente marcantes. Para la historia quedará la lucha en un baño turco, en el que Nikolai-Mortensen es asaltado por un grupo de asesinos a sueldo.

"Es una historia de gangsters y del crimen organizado. Para ellos, la violencia es una forma de vida, no es una cuestión de venganza, sadismo o el placer mismo de asesinar. Quiero que el público entienda cuál es la realidad física de la violencia, que es la destrucción de un cuerpo humano", decía Cronenberg.

Un dato muy revelador: en toda la película no se siente un disparo. Todos los crímenes son a punta y filo de cuchillo. Así estaba escrito en el guión de Steven Knight y, según el director, eso le da a cada acto un aire más íntimo. "Podés olerlo, escuchar su respiración", decía Cronenberg mientras recordaba que cuando filmaban ocurrió el asesinato del espía ruso con veneno radiactivo, lo cual hizo del asesinato algo bastante más extraño.

FIDELIDADES. Mortensen no es precisamente un actor que ande buscando a los medios ni tampoco un especulador. Siendo uno de los cinco aspirantes al Oscar que terminó ganando Daniel Day Lewis, al mismo tiempo que hablaba de su personaje y la película, afirmaba siempre que el gran ausente en la competencia de la Academia de Hollywood era Cronenberg.

Esa campaña de admiración hacia el cineasta, librada en solitario, es un ejemplo de su vida distante del estilo de vida de la gran industria. "Si tengo un día libre no voy a una fiesta de Hollywood. No soy el tipo de actor que vive en la prensa. Prefiero estar en casa de pantalones cortos y camiseta, rodeado de pinceles y lienzos, y prender algunas velas mientras el día se desvanece en la noche. Creo que nuestra verdadera ocupación como seres humanos es aprender todo lo posible de la vida y de nosotros mismos. Esas respuestas las encuentro en los momentos de tranquilidad", confiesa.

Es notorio que tiene otras pasiones. El fútbol y su fanatismo por San Lorenzo de Argentina (donde vivió muchísimos años), llega a tal grado que nunca olvida el "pin" que reverencia al club de sus amores, y en San Sebastián hasta recibió a un periodista argentino usando la bandera del cuadro de sus amores como mantel. Cada vez que puede se escapa hasta Buenos Aires por la misma razón.

Aunque nació en Manhattan (New York) hace cincuenta años, Mortensen vivió junto a su familia en Venezuela, Argentina y Dinamarca. El padre trabajaba en granjas de pollos, razón por la cual la estadía en Argentina fue bastante más larga de lo pensado: once años. Pero al separarse sus padres, se volvió a Nueva York junto a su madre y dos hermanos.

Quiso ser escritor y por eso al terminar la universidad, titulado en política y español, se marchó hacia Dinamarca, de donde volvió dos años después junto a una novia neoyorquina. El paso siguiente fue la actuación, una profesión que ya no saldría aunque también es pintor, fotógrafo, poeta y músico.

Tiene otras fidelidades. Después de filmar Hidalgo no se pudo desprender del caballo que lo acompañó en la película. Lo compró, se lo llevó para su granja y asegura que no lo montará en Appaloosa, la película que filma dirigido por Ed Harris sobre un hombre y su caballo. "Aunque mi caballo es todo un histrión", le aseguraba al New York Times, "no le he dicho que no estará en la nueva película. Sólo tengo que asegurarme de que, cuando yo esté pintando, él no vea Entertainment Tonight, aunque es su gran fan. Le desconecté la televisión".

El hampa sintió que el retrato de la película había sido el correcto

Uno de los indicadores más llamativos hacia Promesas del Este, ha sido la reacción de los mafiosos rusos. Según comentó Cronenberg en Clarín, un grupo de periodistas rusos tras ver el film se dirigió a Mortensen en ruso, al no saber que el actor reproducía los diálogos sin hablar el idioma. Agregaba: "A través de unos amigos nos enteramos de que a los criminales rusos les gustó. No les molesta que los muestres como delincuentes, sí que te burles o te equivoques los detalles. Aprobaron los tatuajes y la forma de hablar. Muchos rusos trabajaron con nosotros y decían que era correcto. No es un film sobre los rusos, es sobre un tipo de personas".

También el Servicio Federal de Rusia (el FSB, la nueva inteligencia) es aludido por el film. En la conferencia de prensa en San Sebastián el director había comentado que su obra aborda la emergencia de una nueva Rusia, que se asemeja a la antigua Unión Soviética. "Hay una forma interesante de capitalismo que surge de esta nueva Rusia, que es muy cruda, muy básica, y recuerda qué aspecto tiene el capitalismo antes de transcurridos cien años de evolución".

Independencia, estrellato y calidad

Bajo la misma sangre

Dos rebeldes juntos: en 1991 Mortensen venía de trabajar en películas de bajo costo y aceptó actuar en esta película dirigida por Sean Penn, a la que define como un homenaje al cine estadounidense de los 70, con sus dósis libertarias.

El señor de los anillos

La trilogía estrenada entre 2001 y 2003 fue la gran impulsora del actor a escala internacional. Al interpretar a Aragorn, Mortensen pasó al grupo de las estrellas aunque siempre está mirando hacia películas modestas pero de interés creativo.

Una historia violenta

Fue el primer encuentro con el director David Cronenberg. Allí interpretó a un hombre que quiso borrar su pasado y no pudo, hasta conseguir aniquilar algunas piezas muy relevantes (su propio hermano entre otras).

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