ALEXANDER LALUZ
Una cuestión del destino. Discar el número equivocado y toparse al otro lado de la línea con Christian Font. Puede ser la oportunidad para una invitación y para que esa cabeza inquieta se le ocurra, justamente, hacer del equívoco un show.
Y eso fue lo que ocurrió. Pero, ¿quién se equivocó de número? La gente del bar Tabaré. ¿Acertaron con la invitación? A las 21 horas de hoy se sabrá. En ese momento, Font armará un escenario especial en el Tabaré. Subirá con una laptop, algún instrumento musical, algo para cocinar, y con Salvador Banchero como invitado. La propuesta -estaba cantado- estará surtida de monólogos con el humor como llave para entrar y salir, y llevará por título Número equivocado.
El menú de "comidas a la carta fontiana" no está definido, pero seguramente traerá algo preparado de su casa y se completará con su característica improvisación culinaria. Las músicas, en cambio, ya vendrán armadas en la computadora. Y los tópicos de sus monólogos también vendrán de la mano de la improvisación, ese oficio que Christian conoce muy bien y que en 2005 dejó como muestra aquel stand up en el que aparecía como El reverendo.
A esta altura de la nota el lector ya habrá ubicado a este señor. Por supuesto, es uno de los conductores del magazine Bien despiertos de Canal 12, aparece en la sección espectáculos de Telemundo, es parte de la antimurga BCG, salió con Demimurga.
Ya está. Con estos antecedentes da para pensar que en este Número equivocado será un surtido de monólogos sobre la televisión, la farándula, Mónica Farro, la Ghidone, el viaje a Cannes, las murgas y hasta quizás se meta con Tarantino. Pero no será así. Bien apoltronado en un sillón, Christian indicó a El País, con la claridad de un reporte del estado del tiempo, que no tiene esos temas en la agenda. "La cosa va por otro lado".
Entonces, ¿por dónde va? "Los tópicos eludirán adrede cosas folclóricas y de agenda. No me interesa hacer humor sobre la idiosincrasia uruguaya, ni sobre la política, ni sobre el fútbol, ni sobre lugares comunes del costumbrismo. Posiblemente no sea un buen cultor de ese humor, pero además yo no lo disfruto". Primera declaración de intenciones. Y ahora, la segunda. "Me gusta más jugar con situaciones que realizamos o pensamos hacer en el día a día, y que tienen, sí o sí, una pata que pasa por lo patético o risueño. Algo que puede disparar un monólogo humorístico puede ser una charla sobre qué música seleccionar para un casamiento, o los típicos argumentos para largar una novia, o una de mis favoritas: los bautismos. Ese don divino de bendecir o arruinar a alguien o un comercio, el barquito o la casa que tenemos afuera".
Y como no hay dos sin tres, aquí va otra. "Esto pretende ser humor universal, incluso anti metropolitano, algo que el día de mañana si hay que ir a representarlo en Bella Unión o en Quilmes, Argentina, se pueda entender sin problemas". ¿La razón? "Tiene que ver con mi forma de ser. Por mi formación periodística y de comunicador, más que de observar tiene que ver con curiosear en la realidad. Incluso no pretendo sacar conclusiones, ni reflexiones, ni nada. Hacer de cuenta que esos monólogos puedan formar parte de las conversaciones en cada mesa de la gente que va a ir".
Número equivocado se estrena esta noche y se repetirá, con las mismas características el viernes 25. Pero dada la expectativa que ha generado y el número de reservas, Christian seguiría en octubre con su monólogos, canciones y la cocina.