Un héroe insólito en la cocina

Vocación. Su único deseo es agradar a los paladares más exigentes, pero la incomprensión de los seres humanos no tiene límites: la gente no quiere ratas mezcladas con la comida. 400x440
Vocación. Su único deseo es agradar a los paladares más exigentes, pero la incomprensión de los seres humanos no tiene límites: la gente no quiere ratas mezcladas con la comida.

GUILLERMO ZAPIOLA

Ratas y ratones tienen mala fama en el mundo real, pero se vuelven de lo más simpáticos cuando se convierten en personajes cinematográficos. El estreno mundial de "Ratatouille" el próximo viernes (también en Montevideo), confirma la idea.

Un listado de roedores famosos del cine debería incluir por lo menos a los ratones Mortimer, Mickey y Jerry, el Super Ratón, el Gran Ratón Detective y hasta el Ratón Pérez, quien recientemente dejó atrás una carrera de financista de nenes que han perdido sus dientes para convertirse en estrella de cine.

A esos antecedentes habrá que agregar ahora a esta rata francesa Remy, a la que se le mete en la cabeza la idea de ser un gran chef. Tiene opositores, claro: su propia familia, que no ha oído hablar de ratas cocineras, y los dueños de los restaurantes, que prefieren que no haya roedores en la cocina. Puro prejuicio políticamente incorrecto, probablemente.

Las circunstancias empujan empero a nuestro héroe a las alcantarillas de París, y logra ubicarse justo debajo de un restaurante que se ha hecho famoso gracias a la estrella de la "cuisine" Auguste Gusteau. Remy se las arregla para infiltrarse en el restaurante e intentar llevar adelante su vocación. Va a tener problemas, claro.

La película ha sido dirigida por Brad Bird (Los increíbles) y producida entre otros por John Lasseter, la cabeza pensante detrás de la empresa Pixar, quien como director ha estado detrás de las dos Toy Story, Bichos y Cars, y como productor respaldó algún otro éxito mayor como Buscando a Nemo.

Empujado acaso por las inevitables conexiones culinarias de la anécdota, el crítico Justin Chang ha afirmado en la respetada revista norteamericana del espectáculo Variety, que el resultado es "delicioso", y habla también de una historia liviana y paladeable "como un soufflé". Según Chang el filme tiene un diálogo ingenioso, una trama que no escatima las sorpresas y los giros inteligentes, y un humor físico sostenido con una considerable noción de tiempo. Observadores un poco más sarcásticos han podido agregar que se trata de otra confirmación de que Pixar es lo mejor que le ha pasado a Disney en la última década. Mientras los viejos estudios de animación tradicional de la compañía parecen haber entrado en una decadencia irreversible o casi (de la que Tierra de osos y Vacas vaqueras constituyen evidencias prácticamente irrefutables), la asociación con Pixar ha proporcionado algunos de los mejores trabajos en animación tridimensional de los últimos años.

Lasseter, en particular, es uno de los reales creadores contemporáneos del género, y su discípulo Bird ya mostró un nivel de competencia en Los increíbles y aún más en la no tan recordada (al Uruguay llegó solamente en video), El gigante de hierro , que para muchos es "la última gran película animada en 2D que se haya hecho". De cualquier manera, todas las referencias sugieren que esta vez Bird se superó a sí mismo.

RATITUD. En un reportaje concedido a un medio australiano, el director Bird ha explicado cómo se involucró en el proyecto: "Estaba trabajando en otra película cuando la gente de Pixar me llamaron para hacerme cargo de ésta. Cuando me lo contaron, me di cuenta de que era una gran idea para una película y, aunque era muy diferente de Los Increíbles, pensé que mis directores favoritos son versátiles. Y es lo que quiero ser como director, uno que pueda hacer cualquier clase de historias porque me gustan de todo tipo".

Bird entendió de inmediato uno de los desafíos tenía que ver con el personaje. ¿Cómo hace uno para que siga pareciendo una rata y a la vez a la gente le preocupe el personaje? El director prosigue: "En la animación, por lo general, se tiende a transformar estos bichos en personitas. Pero yo quise que el personaje eligiera portarse más o menos como los humanos sin perder su `ratitud`". La tecnología digital puede hacerlo casi todo, pero Bird no cree que sea lo esencial. Sigue creyendo que la clave consiste en cómo contar una historia, y no en la técnica.

Bird recuerda, por ejemplo, que la tecnología ha evolucionado mucho desde Toy Story, pero sigue siendo una gran película. Si uno se concentra en los personajes, sostiene el director, deja de ser prisionero de las herramientas puntuales que emplea. De cualquier manera, "la animación hoy se transformó en una manera viable de contar una historia. Cuando yo empecé, decían que una película animada nunca podía recaudar 50 millones de dólares; por suerte hoy esa clase de argumentos tontos desapareció. Eso es bueno. Pero por otro lado, apareció la idea tonta de que la única animación buena es la que se hace con computadoras, que el dibujo tradicional es antiguo y que la animación con plastilina también."

Bird y sus cómplices de Pixar no lo ven así, aunque reconocen que muchos de sus colegas no los perciben como auténticos realizadores cinematográficos, sino como "locos de la tecnología" o algo así. Según Bird, "todavía existe la tendencia a sentarnos en la mesa de los chicos y no considerarnos verdaderos cineastas."

Bird reivindica la idea de que parte del goce de cualquier película fantástica consiste en venderle al espectador algo increíble pero encontrando una forma inteligente de hacérselo creer. Como ejemplo pone el momento de El imperio contraataca Han Solo sube al Halcón Milenario, lo enciende y termina chocando contra una pared. Aun cuando sea una nave espacial y vuele más rápido que la luz, más allá de todo lo concebible, sigue conservando rasgos de un vulgar automóvil con problemas.

Hay un momento similar en La Cenicienta de Disney, cuando el Hada Madrina comienza a agitar su varita pero no sale polvillo mágico; entonces la golpea unas cuantas veces y así el polvillo comienza a fluir de nuevo. Eso hace que de pronto, una varita mágica se convierta en un objeto cotidiano.

De los personajes humanos del filme, el favorito de Bird es Auguste Gusteau, el chef que se convierte en mentor de héroe. También me gusta Skinner, un villano cómico, un poco como Salieri en Amadeus`o el Inspector Dreyfus de las películas de La Pantera Rosa, que no comprende cómo alguien que a él le parece incompetente siempre obtiene lo mejor.

Una receta con muchas variantes

La Ratatouille es una especialidad regional francesa originaria de la ciudad de Niza y en general de la región de Provenza. Se trata de un plato vegetariano resultante de freír en aceite de oliva una serie de verduras (se pueden freír todas juntas o verdura por verdura). La receta varía al gusto del cocinero e incluye generalmente tomates, pimientos, cebollas, calabacín y berenjenas en proporciones variables. Es en realidad un espacio donde se puede ejercitar la creatividad.

Se sirve sólo, acompañado de pan, arroz o patatas, o muy frecuentemente como guarnición de algún plato de carne o pescado. Se puede servir frío o caliente, en un plato para mojar el pan o untar tostadas.

Si bien algunos restaurantes y cocineros emplean la palabra "ratatouille" con mayor o menor éxito en su ortografía ésta puede sustituirse en español por "pisto" ya que se trata en realidad de recetas equivalentes. Según explican los expertos, el "moje" o "pisto manchego" constituye también una variante cercana de la receta o recetas originales.

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