PLANETA DE LOS SIMIOS: (r)EVOLUCIÓN
ficha
EEUU 2011. Título original: Rise of the Planet of the Apes. Guión: Rick Jaffa, Amanda Silver, inspirado en novela de Pierre Boulle. Fotografía: Andrew Lesnie. Música: Patrick Doyle. Montaje, Conrad Burr IV, Mark Goldblatt. Productores: Peter Chernin, Rick Jaffa, Amanda Silver, Dylan Clark. Intérpretes: James Franco, Freida Pinto, John Lithgow, Brian Cox, Tom Felton, Andy Serkis.
Tras volar definitivamente la Tierra en la segunda entrega de la saga original (Bajo el planeta de los simios, 1970, director Ted Post), los responsables de la serie tuvieron que inventar un viaje a través del tiempo (Escape del planeta de los simios, 1971, director Don Taylor), apelando a un mecanismo del tipo El fin de la eternidad de Asimov para permitirse continuar fabricando películas de monos. Era un obvio truco de libreto (y mejor no mirarlo muy de cerca) pero permitió la existencia de otras películas, dos series de televisión y un montón de cómics, además del "merchandising" correspondiente. También permitía llegar (en la cuarta entrega, Conquista del planeta de los simios, 1972) a una situación que esta nueva película resuelve de entrada: la creación de una historia de los orígenes.
Los créditos especifican con buen criterio que el guión de Rick Jaffa y Amanda Silver está "sugerido" por la novela original de Pierre Boulle, pero lo que están haciendo de hecho es inventar un nuevo comienzo. Y tienen la suficiente inteligencia como para plantear su situación básica y dejar algunos cabos sueltos que dejan abierta la puerta para la franquicia. Hay que desearles suerte.
Digámoslo sin vueltas: en una temporada en la que los "blockbusters" del verano boreal se han revelado como una colección de inepcias (la colosal estupidez de Transformers 3; la solemnidad en piloto automático de Linterna Verde; la simpática bobera de Cowboys & Aliens; sálvese si se quiere Capitán América, que tiene por lo menos cierto humor entrelineado y una capacidad de autoburla para su carácter propagandístico), Planeta de los simios: (R)Evolución respeta por lo menos la inteligencia de su espectador. Es obvio que sus autores tienen claro que están poniendo los cimientos de una saga, y tratan de no jugar de entrada todas sus cartas, pero las que usan no dejan de ser, al menos, prometedoras.
En realidad no es tan difícil. Estamos en el siglo XXI, el recurso por antonomasia de la ciencia ficción es la genética (hace cincuenta o sesenta años era la energía atómica), y alguien inventa una droga que acaso cure el Alzheimer pero que tiene efectos secundarios: los monos se vuelven más inteligentes, la gente puede tener problemas más graves. Es mejor no entrar en más detalles, pero lo que ocurre en los últimos tramos del film establece ya algunas líneas de demarcación. El título de la primera secuela (ya se usó) bien podría ser La batalla del planeta de los simios.
Han pasado más de cuarenta años desde que Franklin J. Schaffner filmara la primera y mejor película de los monos rodada hasta la fecha (incluida esta), y el director Wyatt y su equipo, que no hacen un mal trabajo, tienen claro que deben hacerlo sobre bases diferentes. La principal diferencia son los efectos especiales, claro. Aquí no hay actores maquillados como algo parecido a los gorilas y los chimpancés, sino captura de movimiento y tecnología digital. Y hay que reconocer que funcionan.
Una de las virtudes del film es que no utiliza su trucaje como un fin en sí mismo. Sin duda el mejor actor del elenco es Andy Serkis, quien al igual que El señor de los anillos y King Kong (donde fuera, respectivamente, Gollum y el gigantesco simio protagónico) aportó la gestualidad y los desplazamientos que luego las computadoras convertirían en el mono mutante César. Y todo ello convierte a César en el personaje más tridimensio- nal del film: el proceso de creciente inteligencia, reacción ante la injusticia del abuso humano y finalmente rebelión constituye el eje dramático del asunto.
Hay menos desarrollo en los personajes humanos: James Franco y Freida Pinto están ahí para funcionar como "interés romántico", de John Lithgow importa sobre todo, a nivel de libreto, su Alzheimer, y los villanos (Cox, Felton) están sobre todo para enojar a los monos y provocar su rebelión. Pero todas esas piezas sirven para la historia, y conducen a las espectaculares escenas de acción del final, que están resueltas con adecuado pulso narrativo. Un entretenimiento de buen nivel y el probable comienzo de una saga. No está mal.