ENTREVISTA
El ganador de "La Voz Uruguay" conversó con El País y contó qué piensa hacer con el premio de un millón de pesos. Lucas Sugo, su coach, lo llenó de elogios.
Como si la historia necesitara repetirse, a cuatro años de la consagración del uruguayo Braulio Assanelli en La Voz Argentina, un argentino se convirtió en el ganador de La Voz Uruguay. El lunes, alrededor de la medianoche y en una transmisión en vivo que arrasó con el rating —20,47 puntos según las mediciones de Ibope—, la votación del público definió que Óscar Collazo sea el campeón de la primera edición nacional del reality.
Así lo anunció Natalia Oreiro, enfundada para entonces en un vestido blanco y atravesada por una emoción que interfirió al momento de anunciar los resultados de una gran final en la que, además, se lucieron Paulina Liard, Cinzia Zabala y Micaela Serrón.
El talento, la potencia, el virtuosismo y el carisma estaban en las representantes de los equipos de Agustín Casanova, Ruben Rada y Valeria Lynch respectivamente, pero la audiencia inclinó sus mensajes de texto hacia Collazo. Una voz limpia, una interpretación sentida y la calidez con la que transitó el concurso pueden haber sido elementos decisivos, al igual que la presencia de Lucas Sugo, una de las figuras más populares de la música uruguaya actual, que fue su coach y mentor.
“Cuando el talento es genuino y llega al corazón de las personas, pasan esas cosas”, dijo Sugo a El País apenas terminada la transmisión televisiva de La Voz. Con la euforia y la emoción latentes en el estudio, el cantante de “Cinco minutos” celebró: “Felizmente la gente abrazó ese talento, ese combo artístico, porque no es solo una voz: el arte, a Oscar, le brota por los poros”.
“Esto es una locura para mí. Siento que el corazón se me va a salir del cuerpo”, comentó Collazo, trofeo plateado en mano. “No caigo hasta el punto en que viene la gente, te saluda y decís: ‘¿Qué está pasando?’ Estoy feliz, porque este proceso fue muy lindo pero a la vez bastante duro, porque soy una persona muy autocrítica; me ponían desafíos y sentía que no podía. Pero la producción estuvo al lado mío, mimándome, acompañándome, levantándome, y fue algo espectacular”.
Nacido en Argentina pero radicado desde hace años en Uruguay, una tierra donde tiene familia y de donde es oriunda su esposa, el cantante cerró su paso por La Voz con una interpretación de “I Don’t Want to Miss a Thing” de Aerosmith que significó su prueba más exigente del ciclo. Antes había compartido escenario con Sugo, para brillar también pero con “Llora mi garganta”, uno de los clásicos de la charanga uruguaya.
“Ha pasado por muchas pruebas, muchísimas dificultades en su vida, serias y graves”, dijo Sugo sobre su finalista, “y está con entereza. La vida le dio una segunda oportunidad y él la tomó, la abrazó, puso lo mejor, y por eso se merece festejar. Ese reconocimiento tan especial es suyo”.
El ganador de "La Voz" supo abandonar la música
Apenas se anunció que Óscar Collazo era el ganador de La Voz Uruguay, Sugo hizo referencia a los obstáculos sorteados por el argentino hasta llegar a esta instancia, y a una historia de vida en la que se intentó no hurgar para que lo que primara fuera el talento.
Algo de esa historia se pudo conocer en las audiciones a ciegas. Tras cantar “La gloria de Dios” de Ricardo Montaner y conseguir que tres de los cuatro coaches dieran vuelta sus sillas (el único que no lo hizo fue Casanova), el cantante de “Amiga” y “Nudo en la garganta” quiso saber más sobre la relación del participante con la fe religiosa.
Entonces Collazo habló. Dijo que hace algunos años enfrentó la pérdida de un hijo, que ese dolor se tradujo en enojo, que el enojo se enfocó en Dios y que como su voz había estado, hasta ese momento, al servicio de la religión, decidió dejar de cantar.
En la final lo definió así: “Enterré mi voz y no quise cantar más”.
Con el tiempo entendió que su lectura de la situación debía ser otra, renovó sus convicciones y se reencontró con la música, un amor que había descubierto en la iglesia cuando tenía apenas 11 años.
Hoy, con 34, Collazo toca la guitarra y compone su propio repertorio, pero continúa cantando en la iglesia.
“Hace cuatro meses solo trabajaba y cantaba canciones ahí nomás. No me iba a subir a un escenario nunca y estaba un poco entregado”, confesó a El País. “A mi edad no quería hacer mucho y no me quise anotar a La Voz”.
Lo hizo ganado por la insistencia de su familia, de su entorno, y convencido de que nunca lo iban a llamar. Si esa historia le resulta familiar, sepa que en 2023 habrá una nueva temporada de La Voz Uruguay y que las inscripciones ya están abiertas.
A veces los sueños se cumplen. Este podría ser un caso.
Collazo consiguió un trofeo, una invitación de Lucas Sugo para cantar en el Estadio Centenario el 8 de octubre, en el concierto que dará junto a la Orquesta Filarmónica; y el premio de un millón de pesos. ¿Y ahora?
“Aunque algunos capos como Max (Capote, productor musical de La Voz) me dicen que tengo que invertir todo en la música, también tenemos algunas cosas”, contó. “Hay que pagar deudas, arreglar la casita y vamos a ver qué sale. Vamos a sentarnos a planear con mi esposa, porque somos dos en casa para ver qué vamos a hacer con ese lindo premio”.
En lo artístico prevé, con los músicos que lo acompañan “de toda la vida”, evaluar las posibilidades y ver hacia dónde moverse para comenzar a dar pasos profesionales. Eso sí: “Siempre abrazado a Lucas”, dijo, y a la fe que ambos comparten.
“Todos tenemos una historia atrás”, aseguró Collazo, “pero hay cosas que no se han contado porque esto es La Voz y quería demostrar lo que podía llegar a hacer y aprender, y el proceso de cambio, de transformación. Yo renuncié a todo porque me enojé con Dios. Le dije: ‘¿Vos me diste la voz? Bueno, no voy a cantar más’. Fue un proceso que tuve que llevar, pero Dios me dio la oportunidad de hacer esto y acá estamos. En este momento estará diciendo: ‘¿Viste, pibe? Tenía esto preparado para vos’”.