Tuvo una infancia difícil, una adolescencia sobresaltada y una vocación persistente

Tuvo una infancia difícil, una adolescencia sobresaltada y una vocación persistente

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El País

GUILLERMO ZAPIOLA

Su físico, atípico en una "leading lady" de Hollywood, la condena inevitablemente a papeles "extraños". Dos de ellos le valieron un Oscar: el transexual de "Los muchachos no lloran" y la boxeadora de "Million Dollar Baby".

Hilary Swank reaparece oficialmente en carteleras montevideanas a partir del próximo viernes (en realidad el film ya se está exhibiendo en carácter de preestreno, en una única sala) en el drama romántico Posdata: te amo, coescrito y dirigido por Richard LaGravenese y en el que comparte cartel con el versátil Gerald Butler, quien ha podido ser desde el último y canoro Fantasma de la Ópera hasta el Leónidas de 300.

La acción del film, que adapta una novela de Cecelia Ahern, se dispara justamente a partir de la muerte del personaje de Butler, esposo de Swank. La viudez sume a la protagonista en la depresión, pese a los esfuerzos de su familia por animarla. Sin embargo, en determinado momento ocurre el milagro: al cumplir los treinta, la viuda recibe una carta de su marido muerto, que le da estímulo y termina con la frase del título. Presintiendo su muerte, el hombre le ha dejado diez mensajes que habrán de llegarle con intervalos de un mes, en los que intenta ayudarla a superar su dolor y encausar su vida.

Un drama romántico (o más estrictamente una comedia dramática con elementos románticos) parece un vuelco inesperado en la carrera de Swank, un talento mayor que ha hecho en general filmes menores, con la excepción de aquellos en los que se ha fijado la Academia.

Su aspecto atlético no es casual. Ya en su época escolar hacía gimnasia y natación, y eso fue acaso el factor decisivo para que los productores le ofrecieran el papel titular de Karate Kid 4 - La nueva aventura (1994), una secuela de secuelas en la que reemplazó al más masculino Ralph Macchio. Antes había hecho teatro y algo de televisión, pero debió pelear duro para poder llegar a papeles protagónicos, el estrellato y el Oscar.

COMIENZOS. Sus inicios no fueron sencillos. Nació en 1974 en Lincoln, Nebraska, aunque pasó la mayor parte de su infancia en Bellingham, en el estado de Washington, cerca de la frontera canadiense. Su padre nunca tuvo un empleo fijo, se convirtió en viajante de comercio cuando Hilary tenía seis años, y ella se acostumbró a verlo poco o nada. Vivió, sobre todo, con su madre y su hermano James, hasta que finalmente los padres se divorciaron. La madre se llevó a sus hijos a California en busca de mejores horizontes.

Hubo temporadas en que tuvieron que vivir en el auto de la madre, sus estudios se interrumpían con frecuencia porque tenía que trabajar (la madre también lo hacía esporádicamente, en cafeterías y gasolineras), y acabó siguiendo cursos por correspondencia. Para entonces no tenía dudas acerca de su vocación teatral, que había nacido también cuando estaba en la primaria (a los nueve años interpretó a Mowgli en una puesta escolar de El libro de la selva) pero que demoró en cumplir.

Durante los años noventa continuó oscilando entre la televisión, el teatro y algo de cine, generalmente independiente y de bajo presupuesto. Una película independiente pero de mayor ambición la colocó de pronto, inesperadamente, en el candelero.

Esa película fue Los muchachos no lloran (1999), donde interpretó al personaje real de Teena Brandon, una joven mujer que interiormente se sentía hombre y se empeñó en ser reconocida/o como tal, hasta su asesinato por una pandilla de "basura blanca".

Hilary todavía recuerda cuando la directora Kimberly Peirce le pidió que se cortase el cabello para hacer creíble el papel. Para entrar mejor en el personaje llevó durante un mes una vida "de hombre", haciéndose pasar por el hermano de su marido Chad Lowe, con quien se casó en 1997 y de quien se separó en el año 2006.

El resultado en la pantalla fue impactante, e impresionó lo bastante a la Academia de Hollywood como para que le otorgaran su primer Oscar, con el cual derrotó a talentos más veteranos como Annette Bening, Meryl Streep y Julianne Moore (la quinta aspirante era la menos conocida Janet McTeer).

Sin embargo, Hollywood parece haber seguido sin saber muy bien qué hacer con ella. En teatro le ofrecieron The Miracle Worker (2003), la clásica obra sobre la sordomuda Helen Keller y su maestra Ann Sullivan (Hilary encarnó a esta última), pero la industria cinematográfica le prestó menos atención.

Para Hilary comenzaron unos años de frustración en los que hizo papeles aceptables en películas menores (Premonición, 2000, de Sam Raimi; Noches blancas, 2002, de Christopher Nolan, junto a Al Pacino) o estrictamente alimenticias (el asunto de ciencia ficción de El núcleo, 2003, de Jon Amiel). La situación la deprimió tanto que confiesa que pensó en dejar el cine. Ninguno de esos papeles la motivaba. Hoy dice que para lo único que sirvieron fue para que ella y Lowe compraran un departamento de cuatro millones de dólares en Greenwich Village.

Entra Clint Eastwood, un director de pulso firme y mirada segura para elegir actores que necesitaba de sus habilidades atléticas pero también de su intuición dramática para la aspirante a boxeadora de Million Dollar Baby. Segundo Oscar.

Tal vez eso ayudó a que en los últimos años la industria recuperara su interés en Hilary. El veterano Brian De Palma la reclutó para un proyecto importante aunque comercialmente no del todo exitoso: la adaptación de la novela de James Ellroy La dalia negra, sobre uno de los más famosos casos de asesinato no resueltos de los Estados Unidos, en la que compartió cartel con Josh Hartnett y Scarlett Johansson. No la salvó, en todo caso, de hacer Prueba de fe (2007), un asunto sobre enigmas sobrenaturales en el Sur norteamericano.

Se encontró empero con Richard LaGravenese en Freedom Writers (2007), que no se estrenó en cine pero figura en los videoclubes con el título de Diarios de la calle, sobre una maestra que debe enseñar tolerancia a un alumnado difícil, y parece haber desarrollado buena química con el director. Según sus propias palabras esa relación se ha "profundizado con el paso del tiempo". No es de extrañar entonces que LaGravenese haya vuelto a llamarla para Posdata: te amo, reuniéndola con otra gente interesante como Butler, Lisa Kudrow (de Friends), Gina Gershon, y la gran Kathy Bates en una labor secundaria que ha recibido particulares elogios.

Parece haber disfrutado la experiencia. Reconoce que le interesó hacer una película que empieza en clave de comedia y se pone más seria después, y obliga a los espectadores a repensar los temas del luto y la pérdida. Pero también resalta el costado cómico de muchos incidentes de rodaje (o fuera de él), incluyendo un episodio en el que la ropa interior de Gerald Butler quedó enredada en uno de los muebles y generó una minicatástrofe.

Ha hecho tantos papeles con rasgos andróginos que disfruta particularmente su femineidad. A Butler le agradece, sobre todo, el chocolate y las flores que le regaló durante la filmación. "Es tan dulce", declara.

Autora exitosa

"Posdata: te amo" adapta la primera novela escrita por Cecilia Ahern, autora irlandesa nacida en Dublín e hija del ministro Bertie Ahern. La autora era todavía una estudiante cuando se le ocurrió la idea de la que sería en definitiva su primer libro (2004), y se entusiasmó tanto con el proyecto que abandonó los estudios. Luego ha publicado Donde termina el arco iris (2005), Si pudieras verme ahora (2005), Mrs. Whippy (2006) y Un lugar llamado Aquí (2007).

Dos labores premiadas con el Oscar

Los muchachos no lloran.

El papel de Brandon Tina (el "costado masculino" de alguien que nació llamándose Teena Brandon) era un verdadero riesgo para cualquier actriz, y hay que poner en el haber de la directora Kimberly Peirce el haber tenido el ojo suficiente como para entender que Hilary podía hacerlo. Aún hoy la actriz reconoce que padeció alguna crisis psicológica durante el rodaje. "En los días en que no filmaba me iba para mi casa y me ponía faldas y maquillaje, pero al mirarme al espejo solamente veía a un ser andrógino". El Oscar le reconoció el esfuerzo, de todos modos.

Million Dollar Baby.

Durante la ceremonia de los Globo de Oro en la que fue premiada por este film (luego se llevó el Oscar), Hilary estaba sentada entre Clint Eastwood y Morgan Freeman, y confiesa que en determinado momento pensó: "Esto tiene que ser un sueño. ¡No puedo estar sentada al lado de Clint Eastwood y Morgan Freeman! ¡Estas cosas no le pasan a la gente común!". Luego lo pensó dos veces, y otra idea entró en su mente: "Esperen un momento. No sólo estoy sentada con estos tipos. ¡También hice una película con ellos!". Un rato después estaba en el escenario, agradeciendo su premio.

Del cómic de superhéroes a una heroína de la aviación

Está pasando por un buen momento de su carrera. Tras Posdata: te amo, Swank ha terminado Birds of America (2008), una comedia dramática dirigida por Craig Lucas cuya acción se centra en una familia disfuncional, y en particular en un "hombre promedio" que busca las herramientas para escapar de un entorno represivo y hostil. El film se exhibió con elogios en el último festival de Sundance.

También ha intervenido en el multiestelar elenco de Iron Man, la última traslación al cine de un superhéroe de la empresa Marvel, en la que también actúan Robert Downey Jr., Terrence Howard, Gwyneth Paltrow, Jeff Bridges, Samuel L. Jackson. Y actualmente tiene en producción el que puede ser el más ambicioso (o, al menos en lo que tiene que ver con su personaje) el más importante de sus proyectos recientes.

Se trata de Amelia, una biografía de la famosa mujer piloto Amelia Earhart, desaparecida en circunstancias enigmáticas en 1939. La película será dirigida por la india Mira Nair, la autora de Salaam Bombay, Mississsippi Masala, Kama Sutra, La boda, Vanidad y El buen nombre.

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