TROYA y los sueños eternos de los héroes

| El film con Brad Pitt, que une mitología griega y desplieguede Hollywood, se estrena hoy en todo el mundo

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GUILLERMO ZAPIOLA

Se estrena hoy en todas partes, incluyendo Uruguay y una exhibición especial en el mismísimo festival de Cannes, la espectacular Troya, película dirigida por el alemán Wolfgang Petersen sobre famosa leyenda griega. Todo indica que se trata de uno de los empeños de producción más ambiciosos de la industria hollywoodense del último par de años, el intento de reeditar el éxito multitudinario de El señor de los anillos a través de otra reconstrucción épica de un pasado mítico, apoyada en un enorme despliegue de producción, la convocatoria de un elenco multiestelar y el abundante empleo de efectos digitales.

El guión de David Benioff se inspira libremente en los poemas homéricos y otras fuentes antiguas para recrear la inmortal historia, en cuyo centro se ubica Helena, esposa del rey espartano Menelao, cuya belleza sedujo al príncipe troyano Paris. Como se sabe, la atracción mutua condujo al adulterio y a la fuga de los amantes hacia la ciudad del título, con una flota de mil navíos griegos pisándoles los talones. Los poemas homéricos recogen o inventan solamente algunos episodios del subsiguiente conflicto: es igualmente sabido que el tema de La Ilíada no es la guerra misma sino la ira del combatiente Aquiles, quien retira del campo de batalla tras un entredicho con su jefe Agamenón. La acción de La Ilíada abarca apenas algunas semanas de un sitio de diez años y omite su comienzo y su final: en ella tampoco aparece el famoso caballo de madera ideado por Ulises para infiltrar la ciudad, episodio mencionado lateralmente en La Odisea y más desarrollado por Virgilio en La Eneida varios siglos después.

ANTECEDENTES. A lo largo de casi tres milenios antes de la invención del cine, la historia de la guerra de Troya recorrió los azarosos caminos de una tradición trasmitida primero oralmente y luego puesta por escrito, quizás en tiempos del tirano ateniense Pisístrato, lo que dio lugar a dos obras mayores llamadas La Ilíada y La Odisea. Más cerca ha habido otras variantes del asunto, incluyendo algunas películas no demasiado memorables: la más recordada de todas es seguramente la coproducción italo norteamericana Helena de Troya (1956), dirigida por Robert Wise, con Rossana Podestá en el papel titular y Jacques Sernas en el de Paris, que tuvo un lanzamiento mundial similar al de la película de Petersen.

Una de las opciones del director y su guionista fue la eliminación de los dioses del Olimpo. Por supuesto, los personajes del film tienen fe en ellos y se los menciona en el diálogo, pero Zeus, Hefestos, Hera o Palas Atenea no aparecen en la imagen ni se mezclan en la acción, que aparece planteada estrictamente como un enfrentamiento entre seres humanos.

RODAJE. El rodaje de Troya se inició en Malta y Marruecos, pero la conflictiva situación política en este último país hizo que finalmente el equipo se trasladara a México. Las escenas de interiores se llevaron a cabo en estudios londinenses, y la postproducción implicó varios meses de particular atención a complicados efectos especiales.

Para comandar la empresa, que exigió despliegues de logística y estrategia casi tan complejos como los del propio episodio evocado, fue elegido el alemán Petersen, competente artesano cuya filmografía incluye títulos como El barco y La historia interminable, y que desde que se radicó en los Estados Unidos se ha convertido en especialista en cine de acción a través de films como En la línea de fuego, Avión presidencial y La tormenta perfecta. Desde el principio, Petersen entendió que el diseño de producción jugaría un papel fundamental en Troya, y le exigió a su colaborador en el rubro, Nigel Phelps, la búsqueda de un ‘look’ que fuera "realista y creíble". Phelps explica: "En el año 1.200 antes de Cristo las culturas prominentes eran la de los griegos y la de los egipcios. Entonces lo que hice fue combinar el arte y formas de los habitantes de Micenas con la gran escala de las formas egipcias, y resultó un nuevo vocabulario, tan auténtico como de época".

Phelps y su equipo visitaron largamente el Museo Británico y estudiaron su colección de objetos hallados en las excavaciones en Hisarlik, en Turquía, donde se cree que estuvo situada Troya y donde se han encontrado restos de varias ciudades superpuestas: la mayoría de los especialistas sostiene que la sexta de esas ciudades fue la Troya de Homero. Phelps señala también: "Troya era más pequeña que la que nosotros diseñamos. Tenía murallas y un palacio dentro de ellas. Las casas en su mayoría tenían un solo nivel, techo plano, y estaban hechas de barro. Así que tuvimos que expandirnos un poco en eso, para hacer la ciudad visualmente más interesante". Como se sabe, la epopeya siempre ha embellecido a la historia. El cine también tiene derecho a hacerlo.

En rodaje

Brad Pitt debió someterse a un drástico entrenamiento para aprender las técnicas de combate de la época y convertirse en el peleador Aquiles. Se necesitaron seis meses de preparación física para que Pitt perdiera peso y adquiriera una mayor agilidad y rapidez. Durante ese entrenamiento se hirió en el talón, estableciendo otra vinculación con su famoso modelo.

La filmación comenzó en los estudios bitánicos de Sheppeton el 22 de abril del 2003. Allí se construyeron los interiores del film, como el palacio de Troya y el famoso caballo de madera. Otros lugares de rodaje fueron Fort Ricasoli, en la isla de Malta, donde se recreó la ciudad asediada, y México, en donde se filmaron algunas de las escenas de batalla.

En México, el equipo debió corregir algunas perturbaciones que provocó en el medio ambiente: debió compometerse a replantar los cactus que hubo que suprimir para algunas escenas. Igualmente, la producción debió hacer frente a dos huracanes que destruyeron una parte de los decorados, el segundo de ellos una semana antes del fin del rodaje.

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