La murga que pone en escena un tema desgarrador y atraviesa el alma del público cada noche en los tablados

El espectáculo de Doña Bastarda aborda una cruda realidad, generando reflexión y empatía. Imanol Sibes, cupletero de la murga, nos cuenta sobre el proceso creativo de "En la mala" y su trabajo social, antes de su actuación en la Liguilla.

Murga Doña Bastarda presentando el espectáculo "En la mala" durante el Carnaval 2025.
Murga Doña Bastarda presentando el espectáculo "En la mala" durante el Carnaval 2025.
Foto: Pata Eizmendi

Cuando el director Camilo Abellá le comentó a Imanol Sibes que la propuesta para el espectáculo 2025 de Doña Bastarda sería abordar la temática de las personas en situación de calle, Sibes sintió cierta incomodidad. Le preocupaba no poder plasmar el concepto adecuadamente y cómo podría ser recibido por quienes viven esa cruda realidad.

"Una cosa es la idea y otra es cuando se materializan las canciones y los cuplés. Me costaba visualizar cómo se podían mantener el humor y reflexión, condimentos esenciales de la murga, sin generar incomodidad", confiesa Sibes a El País, quien es ovacionado en los tablados por su interpretación del "vecino", un cuida coches que vive en la calle y es ignorado por la mayoría.

El resultado fue En la mala, un espectáculo que tocó el corazón del público y generó identificación. Fueron varios los que se acercaron a la murga para decirles que ellos estaban o habían estado "en la mala", y agradecerles por poner el tema sobre la mesa.

En medio del Carnaval, organizaron un taller con integrantes de Ni todo está perdido (Nitep), un colectivo de personas en situación de calle, para intercambiar experiencias. "Nos agradecieron, y para mí fue una gran tranquilidad, porque el objetivo era visibilizar el tema desde el respeto y generar empatía", explica el cupletero.

Del proceso creativo de En la mala, la respuesta maravillosa que ha tenido el espectáculo y el trabajo social de Doña Bastarda, va esta charla con Imanol Sibes antes de que la murga suba hoy al Teatro de Verano para hacer su tercera y última actuación.

La murga Doña Bastarda en el taller que hicieron con la gente de Ni todo está perdido, colectivo integrado por personas en situación de calle.
La murga Doña Bastarda en el taller que hicieron con la gente de Ni todo está perdido, colectivo integrado por personas en situación de calle.

—¿Cómo surgió la idea de En la mala?
—Teníamos un refugio enfrente de Sutel, nuestro local de ensayo, y veíamos a diario a personas que se quedaban sin lugar, escenas de violencia. Uno se acostumbra a esta realidad y termina normalizando situaciones que no deberían serlo. Empezamos a vivirlo de primera mano, a tener charlas, y Camilo Abellá trajo la idea.

—¿Cambió tu perspectiva sobre las personas en situación de calle al crear este espectáculo?
—Sí, antes de armar el espectáculo, yo cruzaba de vereda o, si veía a alguien en el contenedor, agachaba la cabeza. Después uno se va interiorizando, conoce gente, y tal vez el vecino que duerme en la esquina de mi casa tiene una realidad no tan lejana a la nuestra, y por alguna razón terminó en esa situación. Eso te atraviesa de otra forma. Teníamos un objetivo claro: visibilizar el tema, tocar alguna fibra en el espectador y generar empatía.

—En la esquina de tu casa hay gente viviendo en la calle, ¿te sirvió charlar con ellos para inspirarte en tu personaje?
—Sí, mucho. Por ejemplo, un vecino me contó que paraba en la placita del liceo 10 porque le robaron el colchón. Para mí, esa placita era solo la de la esquina de mi casa, pero para él significaba algo completamente diferente. Decidimos incluir esas historias en el espectáculo, porque mezclar la ficción con la realidad hace que el mensaje llegue de una forma más profunda.

Imanol Sibes interpretando el personaje del vecino en Doña Bastarda 2025.
Imanol Sibes interpretando el personaje del vecino en Doña Bastarda 2025.
Foto: Diego Castro Famea

—El personaje pegó en los tablados, ¿qué te dice la gente?
—La recepción ha sido muy linda, tanto con el espectáculo como con el personaje. Teníamos miedo e incertidumbre de abordar un tema tan difícil, pero generó mucha identificación. Se nos acercan y nos dicen: "Yo estuve en la mala", "Mi hijo era este personaje". Nos agradecen, nos hacen sentir que se los ignora, y eso es un cachetazo fuerte.

—¿Hubo alguna historia en particular que los haya conmovido?
—La historia de Jonathan, un hombre que había estado en la cárcel y vivió en la calle, nos conmovió mucho. Se nos acercó en un tablado y nos dijo que muchas veces había sido ese vecino pidiendo un lugar para dormir, y que hoy tiene una familia. Nos agradeció por visibilizar su historia y seguimos en contacto con él. Fue un golpe al alma. Otro momento que nos marcó fue el de Damián, quien vive en situación de calle con sus perros. Se hizo amigo de un compañero de la murga porque estaciona el auto donde él está, le contó sobre el espectáculo, y se sumó a los tablados con la murga.

—¿Cómo se dio el acercamiento con el colectivo Ni todo está perdido?
—Vieron el espectáculo en el tablado y nos escribieron por redes sociales. Les llamó la atención que hayamos elegido visibilizar el tema y querían conocernos. Compartimos un taller para intercambiar con ellos. Hicimos una movida con Daecpu, y muchos de ellos van a ir esta noche al Teatro de Verano para ver a la murga en la Liguilla. Para nosotros es una alegría inmensa.

—¿Crees que el mensaje del espectáculo llega a la gente y genera conciencia?
—Sí, el mensaje llega, lo agradecen y se emocionan en todos los barrios. La idea es humanizar la situación, conmovernos y volver a sentir algo por el otro, como dice el cuplé final. Planeamos llevar el espectáculo a refugios y lugares donde sea necesario, para seguir generando un impacto positivo.

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