Con Esmoris: la sanción del Iname a la BCG, la colecta para comer en un rodaje y su pelea con una famosa actriz

El estreno de su última obra titulada "Ronquillo, el funcionario de la patria" es la excusa perfecta para que el actor, entre risas y nostalgia, repase las anécdotas más memorables de sus 50 años de carrera.

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El actor y humorista Jorge Esmoris en la Biblioteca Nacional, donde presenta "Ronquillo, el funcionario de la patria".
El actor y humorista Jorge Esmoris en la Biblioteca Nacional, donde presenta "Ronquillo, el funcionario de la patria".
Foto: Ignacio Sánchez

Jorge Esmoris celebra este año las bodas de oro en el arte. Debutó en teatro en diciembre de 1975, con El aniversario, de Chéjov, y enseguida supo que el escenario era su lugar en el mundo. Desde entonces, no ha dejado de actuar.

Meticuloso, obsesivo y detallista, busca siempre acercarse a la excelencia, consciente de que la perfección es inalcanzable. Estudia a fondo cada rol y se empeña en conocer los detalles más pequeños que lo inspiran a conectar con lo más íntimo del personaje. Lo hizo cuando interpretó a Artigas en La Redota (César Charlone, 2011) y lo repitió al preparar a Francisco Acuña de Figueroa para Ronquillo, el funcionario de la patria, de Víctor Manuel Leites. (Ver recuadro).

El estreno de este unipersonal en la sala Julio Castro de la Biblioteca Nacional es la excusa ideal para repasar sus memorables anécdotas, muchas de ellas vinculadas a su icónica la BCG, esa murga que no sale en Carnaval desde 2001, pero sigue viva en el corazón de la gente.

¿Dónde ver a Esmoris?

Esmoris pasó largas horas en la Biblioteca Nacional investigando sobre Acuña de Figueroa, un funcionario que transitó todos los gobiernos y fue tan polémico como Artigas, el otro personaje histórico que interpretó. En sus lecturas, descubrió que ambos comparten un derrotero similar: "Artigas, el prócer, terminó olvidado y rechazado en Paraguay, mientras que Acuña de Figueroa, el Lope de Vega del Río de la Plata y autor del himno nacional, murió en la indigencia", explica.

Además, encontró una colección de epigramas de Acuña de Figueroa, llenos de crítica y humor, similares a las cuartetas de las murgas. Por eso, aconsejó a los letristas de Carnaval que se inspiren en esos textos con gran nivel literario: "Así como estaba con todos, le decía a todos (ministros, escribanos, médicos, generales) cualquier cosa", afirma.

El año pasado, hizo cuatro funciones de Ronquillo "en la clandestinidad" debido a las exigencias de la Biblioteca Nacional para poder encarar esta temporada. Aunque tenía la obra montada y la letra memorizada, ensayó un mes sin descanso debido a la gran concentración y la memoria que demanda el texto. "Lo disfruto mucho. Son 50 personas en la sala y se genera un clima muy íntimo. La gente se conmueve profundamente", comenta.

La obra se estrenó el 7 de febrero y tendrá funciones todos los viernes, sábados y domingos de febrero y marzo. Las entradas están disponibles en Redtickets.

Momentos para encuadrar con la BCG

Jorge Esmoris en las épocas de director de la antimurga BCG.
Ensnayo Antimurga BCG, fJorge Esmoris en las épocas de director de la antimurga BCG.oto Archivo El Pais
Foto: Archivo El País

La antimurga BCG nació a partir de un espectáculo titulado Entremeses, cancioncillas y otras dos o tres cosillas, con textos del Siglo de Oro del teatro popular español, que Esmoris ideó junto al grupo teatral Ciudad Vieja. Fue una función al aire libre en un barrio carenciado de Melo la que detonó todo: “La gente no paraba de reírse con esos textos en verso y vi la potencia del humor: saltó 400 años”, comenta.

Así fue que en 1983, decidió formar una murga que diera vida a esos personajes. En los inicios, actuaban para 100 personas en el viejo teatro La Candela, en Punta Carretas. Pero pronto, se corrió la voz de que la propuesta era original, y en 1984 fueron invitados a participar en el festival "Las murgas del pueblo las viste el pueblo" en el Estadio Centenario, junto a grupos de renombre.

Con la irreverencia típica de la BCG, estos ilustres desconocidos irrumpieron en la cancha con sintetizadores, tapados por tules y El Bolero de Ravel como banda sonora. Esmoris tomó el micrófono y lanzó: "Buenas noches, a las murgas del pueblo las viste el pueblo, a la BCG la viste la burguesía. Chupate esa mandarina". Ese saludo bastó para ganarse a las 15 mil almas presentes.

“Cuando bajamos, la gente gritaba, ‘BCG, BCG’, y dije, ‘hay que sacarla’”, rememora. Su plan era salir un solo Carnaval, en 1985, como quien hace una temporada de teatro, pero una vez en el baile, admite, "se pudrió todo". La formidable reacción del público a estos espectáculos absurdos y surrealistas hizo que varios tuvieran que agachar la cabeza, entre ellos el fallecido "Cachete" Espert, expresidente de Daecpu, y director de la murga Saltimbanquis en esa época.

"Con Cachete era un 'te amo, te odio'. Él tenía el tablado de Tres Cruces e íbamos todas las noches. Siempre decía lo mismo: '¿Cómo andás, Esmoris? Lo que hacés es una cagada, pero me llenás el tablado', te voy a traer todos los días. Después iba a Daecpu y me abrazaba", evoca Esmoris, recreando la voz de aquel personaje carnavalero.

Ensayo de la antimurga BCG durante la década del noventa.
Ensayo de la antimurga BCG durante la década del noventa.
Foto: Archivo El País

Recuerda que una vez, vinieron los hermanos Taviani a Montevideo y Cinemateca los contrató para un show exclusivo en el Teatro Circular. El éxito fue tal que los cineastas italianos terminaron bailando, y le repetían a Esmoris: 'Es como Fellini'.

No todo fue tan sencillo. La BCG tuvo récord de pérdida de puntos en el Concurso Oficial. Entre las sanciones memorables, se destacó una del viejo INAME (Instituto Nacional del Menor) que quedó grabada por lo irrisoria.

En 1986, la BCG hacía el clásico juego de la silla en los tablados, pero con una variante: invitaban a los niños a participar y ninguno podía perder. Todos debían terminar sentados, lo que provocaba que se apilaran unos sobre otros.

"Fuimos al Teatro de Verano e hicimos lo mismo. Cuando quisimos acordar, el escenario estaba lleno de gurises y el jurado los consideró integrantes. Nos sacaron puntos y el Consejo del Niño nos multó porque no tenían permiso de menores", cuenta Esmoris, quien nunca supo si la multa se llegó a pagar.

Pasados de hambre en un rodaje

Esmoris recuerda con cariño su participación en El Chevrolé (Leonardo Ricagni, 1999), y califica la experiencia como "maravillosa". En ese elenco, se codeó con músicos de renombre, como Ruben Rada, Leo Maslíah, Hugo Fattoruso, y la española Pastora Vega, quien interpretaba a la novia de su personaje, El Tuleque.

Recuerda también que durante las dos semanas que Vega estuvo en Montevideo, se hicieron un festín gracias al excelente catering: “Cuando se fue, estábamos esperando en el Parque Rodó para filmar una escena y tuvimos que hacer una colecta para comprar churros, porque no podíamos más de hambre”.

Rememora, además, el furor inesperado de la película en Inglaterra: "Acá le pegaron por todos lados, pero en Londres fue una locura; llamó la atención el nivel de los actores. Me invitaron al estreno, pero no quise ir, era pleno Carnaval, y además odio viajar".

El mal trago en la vecina orilla

Jorge Esmoris junto a todo el elenco de Sr y Sra Camas, durante la presentación de la telenovela argentina.
Jorge Esmoris junto a todo el elenco de Sr y Sra Camas, durante la presentación de la telenovela argentina.
Foto: Archivo El País

Porque te quiero así (Canal 10) fue otro hito en su carrera. En esta novela, interpretaba a Sosita, un personaje envuelto en situaciones turbias, y hacía dupla con Humberto De Vargas, su abogado. Fue en ese set que la actriz Florencia Peña, compañera en esa tira, lo invitó a Argentina para sumarse a Sr y Sa Camas, donde también participaron los uruguayos Coco Echagüe, Gustaf, y un elenco estelar: Mirta Busnelli, Diego Ramos, Carola Reyna y Gabriel "Puma" Goity.

En el papel de hermano de Diego Ramos, Esmoris interpretaba a un científico algo loco que hacía experimentos en un set que simulaba un psiquiátrico. Al principio, grababa solo algunas escenas con Ramos, pero pronto la dinámica del rodaje cambió. “Era mucho cacique y pocos indios. Empecé a notar los roces”, reflexiona sobre la creciente tensión en el set.

La situación se complicó cuando tuvo que interactuar más con las otras figuras del elenco. Recuerda un choque con Mirta Busnelli en una de sus primeras escenas “Ella me daba instrucciones y yo miraba al director. En un momento le pregunté: ‘¿Cómo es la historia? ¿Quién dirige?’. Me contestó que esta escena la dirigía ella, y la siguiente yo. Le respondí: ‘No vine a ser director, vine a actuar. No sé nada de cámara'”.

La relación con la actriz se tensó aún más y, después de un fuerte enfrentamiento, Esmoris optó por abandonar el proyecto tres meses antes de lo previsto: “Exploté y preferí irme. Hablé con Florencia Peña, ella entendió la situación, nos dimos un abrazo y me fui”, concluye.

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