Tapas destapadas

Las revistas deliciosamente escandalosas que por Brasil circulan en importantes tirajes no descansan en la búsqueda de novedades para mantener el interés de los lectores. Obviamente, a los editores les preocupa acertar con el anzuelo de las carátulas. La plaza de proveedores se nutría, hasta ahora, fundamentalmente, de esculturales modelos, bellas actrices y hermosas cantantes, que exhibían sus encantos en formato natural y sin incómodas prendas que se empecinaban en ocultarlos egoístamente, privando al público de descubrirlos y disfrutarlos en todas sus dimensiones. En suma: para la tapa de esas publicaciones, había que destaparse.

Recientemente, ese mercado brasileño ha visto ampliarse su área de servicios con la incorporación de mujeres que no intervienen en las esferas tradicionales del modelaje, los teleteatros y la canción: son personajes que, desde distintos ángulos, están conectados con la política, y atento a que, en el hermano país norteño, esta actividad se ha transformado últimamente en la kermesse de la corrupción, la decisión de ciertas figuras femeninas de posar semidesnudas para una portada puede derivar en una inocente imagen navideña.

Las damas que asumieron esa actitud son, por el momento, tres: una periodista de 25 años, Camilla Amaral, ex asesora de prensa del Senado, que provocaba a su paso por los corrillos senatoriales un reguero de baba parlamentaria, generado por su talla perfecta de 1,68 y un peso adecuado de 53 kilos. La revista Play Boy la convenció de que, comparada con la asistencia diaria a las sesiones de la Cámara Alta (para la cual hay que vestirse a la última moda), rinde mucho más una sesión ante la cámara fotográfica, compareciendo casi como Dios la exportó del Cielo a la Tierra y recibiendo, por tan disfrutable aporte anatómico, 132.000 dólares. Sin duda, un argumento persuasivo como pocos para ir desprendiéndose de ropa.

Play Boy también obtuvo el "sí" para adornar su carátula, de Fernanda Karina Sommaggio, cuyos 32 años competirán en imán de captación de lectores con los 25 aniversarios de Camille. Fue secretaria de Marcos Valerio, el publicista que efectuaba una prolija distribución de los fondos ilegales del Partido de los Trabajadores, para convertirlos en suculentas coimas que recibían los políticos que adherían sinceramente a los planes del gobierno de Lula, prestándoles el respaldo imprescindible para su aprobación en el Congreso. Fernanda, que tanto ayudó para destapar el tarro de los corruptos, quiso ahora destaparse ella misma posando para más allá de la Eternidad. Por otra parte, piensa que con lo que percibirá por la foto podrá financiar su campaña para lograr una butaca de diputada, y así descansar presupuestalmente tranquila hasta que estallen nuevos escándalos.

La tercera "seminudista" no aparecerá en Play Boy, sino en la portada de noviembre de la revista masculina Sexy. Se trata de Diana Buani, esposa de Sebastián Buani, el empresario que provocó la renuncia del presidente de la Cámara de Diputados, Severino Cavalcanti, al denunciar que le pagó a éste una buena cantidad de dólares para la explotación de una cafetería en el edificio legislativo. Con 31 años para lucirlos con la piel como único abrigo, la hermosa morocha será presentada probablemente con una leyenda breve y elocuente: "DIANA BUANI: como ven, ‘buanísima’".

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