Redacción El País
Este 23 de febrero Mirtha Legrand cumplió 97 años y, como suele hacerlo, celebró en grande. El viernes por la noche, abrió su casa para un puñado de selectos invitados, desde su nieta Juanita Viale hasta Claudio Cosano, Coca Calabró y Pablo Codevilla, entre otros destacados. Sin embargo, la sorpresa de fue la llegada inesperada de Susana Giménez, quien, a pesar de encontrarse en Miami, hizo un viaje relámpago a Buenos Aires solo para saludar a su querida amiga. La presencia de Giménez no pasó desapercibida ya que se daba por descartada, y dio pie a una incómoda situación con otra de las figuras sentadas a la mesa, Adrián Suar.

Mirtha, fiel a su elegancia, lució un radiante vestido azul y conversó con la prensa en la entrada de su edificio. Hizo hincapié en su deseo de que los invitados no llevaran regalos, ya que consideraba que todo estaba demasiado caro y ella no necesitaba nada en particular.

Se había asegurado que Susana Giménez no estaría presente, dado que se encontraba fuera del país disfrutando de sus propias vacaciones, tras haber hecho temporada teatral en Uruguay y haber festejado sus 80 años en ausencia de la Chiqui, que tenía otro compromiso.

Sin embargo, sorprendió a todos al llegar sin previo aviso, minutos después del inicio del festejo. En las redes sociales circuló un video del momento en que Giménez hizo su entrada, saludando a todos y sorprendiendo gratamente a Mirtha, quien en ese momento conversaba con Adrián Suar, ubicado a su izquierda. La llegada de Giménez provocó la atención de Marcela Tinayre, la hija de la homenajeada, y la expresión de felicidad en el rostro de la cumpleañera lo decía todo.

"Acabo de bajarme del avión... ¡Hola a todos!", exclamó Giménez. Las dos divas compartieron unos momentos de conversación, mientras Tinayre, extremadamente seria, tuvo un incómodo gesto con Adrián Suar, a quien le pidió que se fuera de la silla que estaba al lado de la Chiqui para dejársela a Susana. Todo ocurrió cuando acababan de servir uno de los platos de la noche y el productor, sin mediar palabra, tuvo que reubicarse. La singular situación fue una de las anécdotas que dejó la fiesta.