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Graciela Rodríguez: "'Masterchef' me ayudó mucho y el cariño de la gente me alegró"

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Graciela Rodríguez. Foto: Estefanía Leal.

ENTREVISTA

En el marco de su salida de "Masterchef Celebrity Uruguay" y de las últimas funciones de "Las cosas que sé que son verdad", Graciela Rodríguez habló con El País.

Graciela Rodríguez relata, con sorpresa, que hasta hoy no dejan de llegarle mensajes de apoyo tras su salida, el martes, de Masterchef Celebrity Uruguay. “Recién ahora me doy cuenta de la repercusión que tiene el programa, porque la gente me empezó a localizar por todos lados”, comenta la actriz desde la mesa de un bar céntrico. Y, a lo largo de su entrevista de 40 minutos con El País, varias personas interrumpirán la charla para felicitarla por su paso por el reality show culinario de Canal 10.

“Sos una divina, seguí así”, le dice una mujer mientras se retira el tapabocas para que su voz se imponga al ruido de los autos y ómnibus que atraviesan la calle San José. “Gracias, trataba de divertirme y que ustedes se divirtieran”, responde Rodríguez con una sonrisa. “Se hizo el difícil el francés. ¡Andá a visitarlo al local!”, le grita una señora con bastón. “No hubo caso. Es duro el hombre”, responde sobre su juego de seducción con Laurent Lainé, uno de los jurados del certamen.

Un rato más tarde, agradecerá el cariño del público en tiempos difíciles. “El apoyo de la gente me alegró”, comenta. Si bien ya no forma parte del reality show culinario, Rodríguez no se detiene. Está al frente de Las cosas que sé que son verdad, la obra del australiano Andrew Bowell que llegó a la sala Nelly Goitiño bajo la adaptación de Jorge Denevi. Se estrenó la semana pasada y va hasta el domingo; las funciones son a las 21.00.Las entradas están a la venta en Tickantel y cuestan 480 pesos.

Su regreso a la comedia dramática -el género con el que se inició- y su reencuentro con la televisión son dos excusas para que la actriz y humorista repase su carrera y se sincere sobre uno de los momentos más difíciles de su vida.

Las cosas que sé que son verdad, la obra que presentás hasta el domingo, marca tu regreso a la comedia dramática. ¿Cómo lo tomás?

—Hay gente que me dice que no he hecho obras así porque parece que lo mío son los unipersonales. Lo que pasa es que Cómo rellenar un bikini salvaje, Cómo evitar enamorarse de un boludo y No seré feliz, pero tengo marido estuvieron en cartel muchos años, entonces parece que solo hago eso.

—Lo interesante de la obra es que, a través del humor, se abordan temas como la soledad, las relaciones familiares, la vejez y el desapego. ¿Es una herramienta para acercarse a estas temáticas sin tanto dramatismo?

—Sí, el humor ayuda para decir cosas muy fuertes. Es algo que me ha servido en mis relaciones y estoy orgullosa a haberme dedicado a eso. La pandemia fue difícil para mí, y cuando retomamos el espectáculo lo disfruté mucho más. Confirmé que no me equivoqué en haberlo elegido.

—Durante tu paso por Masterchef Celebrity hablaste de lo difícil que fue sobrellevar la pandemia sin trabajo. Además de los juegos con Laurent Lainé, te permitiste llorar frente a cámara. ¿Eso te permitió despojarte de tu personaje?

—Toda mi vida me mostré como soy. Nunca me hice la graciosa, no me la creo ni tampoco pensé en técnicas para mostrarme. Pero sí estaba en un momento muy difícil y por eso me salía el llanto, aunque también podía cargar al “Franchu”. Siempre fui políticamente incorrecta y creo que ya hay demasiada hipocresía como para mostrarme falsa a los 64 años. Lo de Masterchef lo agradezco porque el año pasado me invitaron y dije que no porque me sentía muy caída.

—¿Y qué te llevó a aceptar este año?

—Lo que pasó es que alguien dio positivo de COVID-19 un día y medio antes de las filmaciones y me llamaron. Me parecía muy antipático y soberbio decir que no en ese momento, y acepté. Me llamaron un lunes, el martes me hisopé y el miércoles ya estaba grabando. Ahora que me fui me doy cuenta de la repercusión que tuvo, porque hasta ahora estoy recibiendo mensajes de personas que me dicen: “Me hiciste llorar” y “Me hiciste reír en momentos difíciles”, o me preguntan cuándo voy a volver a la televisión.

Graciela Rodríguez. Foto: Estefanía Leal.
Graciela Rodríguez. Foto: Estefanía Leal.

—En una entrevista mencionaste que en televisión ya no se tiene en cuenta a los humoristas como antes. Dijiste que en cada programa hay una persona divertida y que con eso se llena el cupo humorístico. ¿Eso afecta tu regreso?

—Sí, a veces lo digo y me arrepiento porque piensan que estoy resentida porque no me llaman, pero es que no puedo ser hipócrita. Ahora los informativos y todos los magazines tienen a una persona que consideran graciosa y por eso creen que ya está cubierta esa parte, pero eso no es humor. Que todos bailen, cocinen y canten, no significa que hagan humor. Pero, bueno, siento que no hay respuesta a por qué no estoy en la televisión. Masterchef me ayudó mucho por la repercusión que tuvo, y mirá que me acerco a los canales, hago propuestas y me pongo a disposición, pero no pasa nada.

—Y en otra ocasión mencionaste que el personaje frontal que te creaste no permite que te comprendan cuando estás frente a situaciones difíciles; parece que siempre vas a salir adelante. ¿Cuánto te afecta esa incomprensión?

—Yo parezco fuerte y parece que todos me respetan, pero después de que perdí a mi madre hace cinco años, bajé los brazos. Lo que pasa es que como trabajé con muchos hombres, me creé esa imagen sin darme cuenta. Para que no se metieran con mi cola, le decía a mis compañeros: “Miren que me voy a cambiar, por si quieren pasar”. Y eso los descolocaba. Entonces, en mis relaciones, los hombres pensaban que yo era así siempre, y cuando me conocían se daban cuenta de que soy demasiado emocional y sensible, y se terminan arrepintiendo.

—Por eso me parece importante que en tu última aparición de Masterchef hayas hablado de tu depresión. Fue una forma de mostrarte honesta.

—Claro. Antes del programa yo tenía una depresión muy grande que venía de la parte personal y profesional, y la gente me decía: “Ponele voluntad”, porque no estaba preparada para tener a un familiar o a un amigo deprimido. Llegó un momento en que no me bancaba a mí misma, no tenía ganas de vestirme, de salir ni de conectarme con la gente. Por eso me hizo muy bien el contacto con la gente.

Graciela Rodríguez. Foto: Estefanía Leal.
Graciela Rodríguez. Foto: Estefanía Leal.

—¿Cuándo notaste que la depresión te estaba paralizando?

—La pandemia ya me agarró en ese estado y de a poco fui saliendo. Siento que Masterchef me ayudó mucho porque estoy volviendo a ser yo, recuperando mi independencia, mi forma de ser y me estoy queriendo más. Lo que pasa es que soy muy insegura y cuando murió mi madre, que tenía 91 años, fue uno de los grandes dolores de mi vida. A mi papá lo perdí por un cáncer a los 62 años y nunca me vio actuar; y a mi madre la cuidé hasta el último momento. Al no tener hijos, ella fue una especie de hija para mí y yo pensaba que la estaba conteniendo, pero cuando la perdí me di cuenta de que era al revés. Esa fue la parte más fuerte porque me contenía en el diario vivir y era el motivo para seguir adelante. Y como hasta hace tres años yo tenía una personalidad de servicio, no concebía mi vida sin servir al otro. Entonces me encontré con este estado depresivo: vos sos tu propio motivo para vestirte y comer. Por eso digo que Masterchef me ayudó tanto y que el apoyo de la gente me alegró. Hace tiempo que no estoy en un proyecto tan grande en televisión y, para una persona que necesita una explicación para todo, ver que no la llaman es terrible porque eso hace que no pueda creer en mí. Cuando sos joven seguís adelante, pero a los 64 no sabés. Si no me llaman ahora, ¿cuándo va a ser?

Esos miedos conectan con tu personaje en Las cosas que sé que son verdad. ¿Te ves reflejada en tu papel?

—Solo en lo de ser una persona al servicio del otro. Ella no concibe la vida sin eso y, de a poco, estoy renunciando a eso. Lo que pasa es que yo doy la imagen de una mina que se lleva al mundo por delante, pero ahora estoy mostrándome más honesta y sin maquillaje.

—En este momento, ¿qué te motiva?

—Haber retomado el teatro, el mimo enorme que me hicieron llegar en las redes y pensar que voy a dar un taller de teatro el año que viene. Además, la semana que viene empiezo a ensayar Acaloradas y el año que viene voy a hacer ¿Quién teme a Virginia Woolf? Yo quiero trabajar y estar en contacto con la gente para que me digan: “¡Cómo me hiciste reír!”. Esa es mi misión.

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