REBAR
BUENOS DIAS
Hacía algún tiempo que Italia se mantenía ausente entre las grandes noticias del panorama internacional, hasta que la lamentable desaparición de Luciano Pavarotti la sacó de ese silencio. La biografía del notable tenor recorrió todos los continentes, no sólo para señalar otros aspectos de su personalidad, entre ellos la afición al buen comer y, en especial, su amor por las pastas... pasiones que denunciaba la prominente panza que sobresalía en su figura. "Como buen italiano", comentábamos quienes lo seguíamos y admirábamos.
Y sí: los "tanos"han hecho de la pasta algo así como una gloria nacional; de ahí que cualquier episodio que incida desfavorablemente en el hábito de consumo, provoque una agitación popular capaz de preocupar seriamente a las autoridades involucradas. Recientemente, un aumento del 20% en el precio fijado por las fábricas determinó que los consumidores realizaran un día de huelga, durante el cual ninguna variedad del sabroso plato debía tener acceso a las mesas familiares. Y vean ustedes lo que son las coincidencias.
En los mismos días en que nosotros los uruguayos -tan ilustrados por Astori y tan valientes para sobrevivir a sus teorías (y lo que es peor, a sus prácticas) protestábamos por la suba de los precios de productos básicos que alternan en la alimentación y le endilgábamos el alza a las repercusiones del IRPF, en la patria del Dante se producía otro IRPF que habría podido ser titular de primera plana: Italia Rebelde por la Pasta Fabricada.
Me falta saber si Berlusconi no estuvo mezclado en esa medida impopular como pocas, o como ninguna otra: porque, con todo lo que tiene ese hombre y toda la pasta que maneja, no me sorprendería que así como amasa los más grandes negocios de la más diversa índole y domina a las masas desde sus canales de TV o de sus clubes de fútbol, también sea propietario de doscientas o trescientas fábricas de pasta e imponga las tarifas de la producción. Si así no fuera, igualmente debe reconocerse que cuando algo malo ocurre en Italia, Berlusconi es el culpable.
Mientras me apresto a rafocilarme con "los ñoquis del 29" -una delicia casera que, como rito mensual ineludible, supe incorporar a "los ravioles del 8", "los tallarines del 15" y "los tortellini del 22"- ... pienso en el enorme sacrificio que habrán debido soportar los italianos que decidieron renunciar a comer pasta por un día, y los acompaño en su tormento. Por mi parte, atento a las advertencias de mi querido médico respecto de mi excesivo consumo de pastas, he prometido introducir ciertos cambios en aquella "cartelera": "los ravioles del 8" pasan al 15; "los tortellini del 22" se mudan al 8... y "los tallarines del 15" van para el 22. Los ñoquis, inconmovibles, permanecen en el 29... que este mes cae en sábado. ¡Festín de fin de semana!