Silvia Pérez Cruz vuelve a Uruguay y trae uno de sus conciertos más íntimos junto a un ganador de Eurovisión

Es una costumbre. Cada vez que la catalana Silvia Pérez Cruz visita Uruguay, lo hace con un formato distinto. En diciembre actuó junto al guitarrista argentino Juan Falú en el Teatro Solís; al mes siguiente encabezó el festival rochense La Serena con un espectáculo cosmopolita junto a Jorge Drexler, Conociendo Rusia y Jota.Pê. Este domingo vuelve a Montevideo con una nueva mutación musical: su proyecto junto al portugués Salvador Sobral, con quien acaba de publicar el conmovedor Silvia & Salvador.

En esas colaboraciones recientes —apenas tres entre una larga lista de visitas musicales— se adivina una de las claves de su obra. Pérez Cruz, una de las intérpretes más hipnóticas y profundas de la actualidad española, encuentra en el diálogo entre universos musicales su mayor inspiración. Ese intercambio constante es también el secreto de su evolución sonora. Nunca se sabe qué esperar de la catalana.

El lunes, de hecho, se reveló que participará en Lux, el esperado nuevo disco de su compatriota Rosalía.

La entrevista con El País se realiza días antes del anuncio, así que el tema no forma parte de la conversación. Pero sí habla, en una llamada transatlántica que incluye a Salvador Sobral, del vínculo que la une con Uruguay. “Es parte de mi mapa emocional”, define desde Barcelona. “He cantado muchas veces en lugares como la Sala Zitarrosa, el Teatro Solís y el festival Medio y Medio, donde nos presentamos con Liliana Herrero y María Gadú”.

Foto: Equipo audiovisual Festival La Serena

Pérez Cruz, que ha compartido escenario en varias ocasiones con Drexler —en YouTube hay un video imperdible que los muestra cantando “Tonada de la Luna Llena” junto a Caetano Veloso en su casa de Río de Janeiro—, también recuerda una de sus visitas para filmar una escena de La noche de los 12 años, donde no solo interpretó a Graciela Jorge, sino que grabó “Tres locuras” para la banda sonora de la película.

“Tengo muchas memorias de Uruguay y un vínculo muy real. También me encanta esa melancolía que tienen”, comenta.

Su regreso a Montevideo la entusiasma especialmente por la oportunidad de presentar a Sobral —ganador de Eurovisión 2017 con “Amar pelos dois”— ante el público local. “Me hace mucha ilusión porque estoy segura de que los uruguayos se van a enamorar de su canto”, promete. “Salvador es un animal escénico, y mi empeño era viajar con él a algunos países de Latinoamérica, así que va a ser muy hermoso”.

El concierto se cargará con la energía de lo irrepetible: Montevideo y Bogotá serán las únicas paradas de esta gira continental. Las entradas para el show de la Sala Zitarrosa se venden en Tickantel, y los precios van de 2300 a 2800 pesos.

Sobral, también en Barcelona —aunque en otro punto de la ciudad—, celebra lo que ocurre cada vez que canta con Pérez Cruz. “Los dos somos animales del escenario, y cada vez que cantamos en vivo pasa algo mágico”, dice. “Si vamos a Uruguay, tal vez cantemos una canción de allí o alguien del público nos pida una. Y ese riesgo que trae la libertad del momento nos encanta”.

Para anunciar la escala montevideana, la cantante publicó en Instagram un video en el que interpreta , a capella “El tiempo está después”, de Fernando Cabrera. Es posible que se escuche en la Zitarrosa.

En su concierto del domingo, el dúo ibérico estará acompañado por el guitarrista Darío Barroso, la violonchelista Marta Roma y el guitarrista Sebastià Gris, quien también toca el banjo y el mandolín. Los tres fueron responsables del sonido de Silvia & Salvador, así que el recital recreará esos arreglos y evocará el clima de intimidad y celebración que respira el álbum.

Así como cada visita de la catalana refleja su interés por los intercambios musicales, en el álbum con el portugués lleva esa búsqueda a su punto más luminoso y entrañable. Además de convertir una larga amistad en disco —y ahora en gira—, los cantantes decidieron grabar canciones de colegas de distintas nacionalidades, idiomas y estilos. Así, en Silvia & Salvador conviven y se saludan temas en catalán, español, francés, inglés y portugués. En “Tempus Fugit (Plor per Palestina)” demuestran que no hacen falta palabras para reflejar el desasosiego ante la guerra en Medio Oriente.

El disco, además, late con pulso uruguayo. “El corazón por delante” fue compuesta por Drexler, cuya voz asoma al final del tema, justo cuando se introduce una conversación entre amigos sobre cómo completar la canción. El uruguayo duda si es mejor hablar del corazón “al volante” o “por delante”. Pérez Cruz se inclina por la segunda opción: la siente como “una manera de vivir”. Entonces Sobral, con una calidez apacible, pronuncia la última palabra: “Yo, que me siento más legítimo que todo el mundo para cantar cosas sobre el corazón, te digo, como autoridad del corazón, que es mejor ‘corazón por delante’”.

El comentario no es casual. En 2017, poco después de ganar Eurovisión, Sobral debió recibir un trasplante de corazón tras pasar cuatro meses internado por una insuficiencia cardíaca. Que hoy cante —y con semejante entrega— vuelve la elección del título una declaración vital, una forma de agradecer la posibilidad de seguir latiendo.

En aquellos meses en que el portugués debió alejarse de los escenarios, la catalana tuvo un rol fundamental. “Cuando Silvia venía a Portugal y yo no podía salir por mi salud, teníamos conversaciones muy profundas sobre nuestros traumas y penas. Esa relación emocional y personal llegó antes que la colaboración musical, y eso ayudó mucho a que luego sucediera de forma tan natural”, cuenta Sobral.

“Pasa algo mágico cuando cantamos”, reafirma. “Nuestras voces encajan tan bien que a veces ni nos damos cuenta de que estamos cantando juntos; no notamos el límite entre las voces. Es una de las cosas más lindas que me han pasado”.

Como agradecimiento a la compañía de Pérez Cruz en aquella etapa decisiva, en 2023 le dedicó “De la mano de tu voz”, que grabó junto a la mexicana Silvana Estrada. Allí canta: “De la mano de tu voz, / he soltado mil tristezas, / he encendido el corazón, / para despejar la maleza”. Es una de sus canciones más delicadas.

Ese año, la homenajeada le devolvió el gesto al invitarlo a cantar “Em moro”, de su disco Toda la vida, un día. En ese canto a capella que describe el final de una vida nace la historia de este dúo que ahora desembarca en Montevideo.

Y, según la catalana, lo de la Sala Zitarrosa será puro disfrute. “Estoy en el escenario y sé que admiro tanto a Salvador que sé que, cualquier cosa que suceda, él tiene la magia como para enfrentarlo”, asegura. “Ahora que está tan repartida la energía, a veces añoro el cansancio que tienen los viajes y los conciertos. A veces, acabo el vuelo y pienso: ¡Ay! Ha sido muy fácil”, cierra con una carcajada.