Service de Sound: militar la escena, escribir un nuevo lenguaje y explicar el rock uruguayo como un acto de amor

Tras toda una vida tocando, Nico Barcia, Nacho Echeverría y José Nozar formaron Service de Sound. ¿Qué los mueve, cómo encontraron su sonido y qué creen que define al rock hecho en Uruguay?

Compartir esta noticia
Service de Sound
Nacho Echeverría (arriba), Nico Barcia (abajo) y José Nozar (derecha) son Service de Sound.
Foto: Gonzalo Abeiro

Service de Sound es la clase de experimento en la que nada puede salir mal. Fundado en 2022, el trío reúne a Nico Barcia —nombre ineludible del rock local por, entre otras cosas, los salvajes Chicos Eléctricos— con José Nozar (el Negro) y Nacho Echeverría, dos Buenos Muchachos que también orbitan en otras formaciones. Todos atienden, como buen músico uruguayo, varios kioscos a la vez. La inquietud no responde (solo) a una salida laboral, concluirán una tarde de primavera en el bar Las Flores.

En algún momento, Barcia dirá: “Cuanto menos chico sos, más importancia le das a hacer algo de lo que te sientas orgulloso”. Eso aplica para muchas cosas, pero sobre todo para Service de Sound, al que lograron darle una personalidad propia, plasmada en su disco debut (2024) y, ahora, en cada show en vivo. Hay chance de comprobarlo este viernes desde las 20.30 en La Cretina, en fecha compartida con El Gavilán, bajo el título Primavera Pop; hay entradas en venta Redtickets.

Con esa excusa, parte de la charla que tuvieron con El País.

Aunque hay puntos de contacto con sus otros proyectos musicales, Service de Sound tiene una personalidad propia. Me preguntaba entonces cómo se construye un sonido, en qué momento una banda sabe a qué suena.

José Nozar: Uff. Cuesta. En un momento decidimos que cada miércoles de ensayo, en lo posible, íbamos a empezar a trabajar en cosas nuevas, que alguien podía traer o que podían surgir ahí. Forjamos el sonido de un modo muy natural, sin una meta de cómo sonar. Y se terminó de forjar con la salida del primer simple. Ahí hubo un trabajo profundo de posproducción de Nacho y empezamos a entender cuál era el audio que teníamos.

Nico Barcia: Si veo mi set, lo que tengo —la guitarra, los pedales, el equipo—, es lo mismo de siempre. No es que dije: ahora voy a cambiar esto, lo otro y sonar totalmente diferente. Pero hay una palabra en la que nunca nos detenemos y es re hermosa: tocar. Viste que en música vos no decís “ejecutar”, decís “tocar”, con una sensibilidad, como si tocaras personas. Lo que cambia es cómo tocás tu instrumento, qué cosas le sacás cuando lo tocás. Yo cada vez más me doy cuenta de que mi sonido es uno solo, que tiene ciertas variaciones, pero que tengo un gran abanico de cómo tocar, de cómo atacar el instrumento.

Nacho Echeverría: Y después hay algo difícil de explicar: la sensación de tocar en conjunto y tener algo. A veces pasa y a veces no pasa. Cuando pasa, es como que abriste una puerta y sabés que hay un lugar al que podés llegar de distintas maneras. Cada uno hace lo suyo y en el medio se genera una cosa que no es de ninguno. Es otro nivel, y creo que esa es la formación del sonido. El lenguaje de una banda empieza ahí: tenemos esto que ni siquiera cada uno puede repetir por su lado.

—El disco tiene un montón de momentos lentos, pero bien diferentes a los que puedo detectar en, por ejemplo, Buenos Muchachos o El Hombre Avispa. No son necesariamente canciones climáticas, sino calmas, y quizás tiene que ver con esto que traía Nico respecto a cómo tocar.

Echeverría: Y es algo que también nos ha marcado el vivo, porque nuestros primeros toques no son iguales a lo que está pasando ahora, porque la banda está moviendo. Y hoy por hoy esos temas no faltan en ningún set. Se han hecho parte fundamental de la banda, están en todos los sets…

Barcia: Y son temas slow tempo mismo.

Echeverría: Pero con alto nivel de energía. Eso es lo que siempre tratamos de mantener y creo que también ha sido una marca del sonido. Porque aunque sean bajas de volumen, no dejan de tenerte con una fibra, con una tensión ahí. Eso puede ser como un denominador común de todo.

—Otra diferencia muy marcada respecto a sus recorridos anteriores es una influencia muy marcada de los Beatles, en el final de "Corcel", pero también en otros pasajes.

Nozar: Sí, "Corcel" es un homenaje. Es una referencia presente.

Barcia: Es como que hay bastante armonía en general, capaz que es por ahí.

Nozar: Es por todos lados. Armonía, ritmo, color. Nos gustan mucho los Beatles y hablamos mucho de los Beatles. Los tres somos bastante fanáticos.

Barcia: Es parte, pero nos copamos con esto del lenguaje propio. No somos una banda de género, como tampoco lo eran Buenos Muchachos o Chicos Eléctricos. Una banda de ska es una banda de ska, hacen un género. Nosotros no hacemos género. Entonces, sí, tenemos influencias, pero siempre lo que está arriba de todo es que estamos haciendo una canción nuestra, nueva, original, que no haya existido antes.

Nozar: Igual la referencia está buena y si existió antes con los Beatles, yo compro (se ríe).

En lo personal, ¿cómo se ha transformado la experiencia de tocar en vivo desde sus inicios hasta ahora?

Barcia: Para mí hay algo que no se ha transformado y otras cosas que se han transformado mucho. Lo que no se ha transformado es que, por alguna razón, cualquier músico tiene por lo menos la sospecha de que a otro le importa lo que hacés. Hay una parte en la que creés que estás para compartir eso con otros. Ahora: yo he pasado por épocas donde tocar era una experiencia eufórica, o una experiencia incendiaria, o millones de moods. Ahora no estoy en ninguno de esos moods. Si bien sigo sospechando que puede estar bueno que otros nos escuchen, tampoco me siento tan separado del público. Como que me embola el escenario. Lo siento realmente como algo más colectivo.

Echeverría: En los 90 subirse a tocar era una especie de combate.

Barcia: Por eso. Ahora me copa pensar que es una cosa comunal. Yo tengo tanto para agradecerle a las 100 o 200 personas que nos vienen a ver, como ellas tienen para celebrar lo que hacemos nosotros.

Nozar: Hoy subirse a tocar es todo un momento para nosotros, pero la importancia la tiene para uno mismo. Antes igual estabas en la vereda, te llamaban e ibas a tocar porque toda la noche una gran experiencia, pero no por el toque sino por lo que pasaba alrededor. Tiene que ver con la edad, y también con algo de comunidad. Y creo que esta propuesta tiene mucho de eso: lo estamos haciendo acá, en este momento, y esta canción suena así. Pasa con un montón de bandas, pero está dejando de pasar con otras que en vivo son una réplica del disco -el audio, el solo, la velocidad-. A mí eso me da como un pavor brutal.

Barcia: Algo bueno que dejó la pandemia es que hay espacios para tocar que son mucho menos tradicionales y mucho más copados, juntadas de música en una librería a las cinco de la tarde, en una casa…

Echeverría: Y genera cabeza. Antes era impensable que vinieran y te dijeran: bo, está bueno lo que hacés. ¡De verdad! Había un trauma, un problema. No pasaba eso. Hoy ves a los guachas más jóvenes que van a ver una banda más rockera y van a escuchar un trapero y está todo bien. Lo veo mucho más sano.

Ustedes son parte del rock uruguayo, pero en cuanto al sonido, lo local no ha estado muy presente en los proyectos que han integrado. ¿Qué creen que define la identidad del rock hecho en Uruguay?

Echeverría: Para mí, algo que tiene todo el rock uruguayo es la falta de escena, la falta de gente. Podría ser transportable a toda la cultura.

Barcia: Pero el rock uruguayo exitoso, el mainstream, tiene un montón de público.

Echeverría: ¿Pero cuántas bandas son el mainstream? No hay gente para sostener nada, en una recontra buena lo digo, entonces es un milagro. Cualquier cosa que quieras hacer culturalmente acá es un milagro. Yo creo que eso es una dificultad y una fortaleza. Porque hemos logrado sostener cosas recontra fuertes.

Barcia: Para mí la cultura uruguaya en general tiene una característica que siempre me dio un poco de tirria, la verdad, que es una especie de maceración de la identidad, de las cosas que tienen que ver con la identidad nacional. El uruguayo es muy fanático de la identidad uruguaya.

Echeverría: Pero eso es por la escena pequeña.

Barcia: Pero el rock hecho en Uruguay ha mejorado pila en cuanto a audio y a sonido porque han aprendido a trabajar. Porque antes había cuatro sonidistas, no existía internet, había dos que tenían equipos, y todo sonaba igual. Vos ves el rock post dictadura uruguayo y todo tiene el mismo efecto. Todos usan el mismo Flanger que posiblemente se lo hayan prestado entre unos y otros. Entonces eso hace un sonido que lo escuchás e identificás. Ahora con los home studio y los filtros y la gente que ha aprendido más, eso se abrió.

Nozar: Después hay algunas expresiones que pueden ser rock u otras músicas, que tienen lo uruguayo como más notorio, pero a veces se considera que lo que nosotros hacemos es otra cosa y me parece que el rock es universal hace decenios. Pero es lo que dice Nacho: todo a lo que tenés que enfrentarte. Nosotros somos un barrio. No hay nadie, entonces vos tenés que enfrentarte a eso. Va un montón de gente a vernos y todos tienen bandas, y eso para mí es genial. Y a su vez mirás el calendario y no importa el día, en la fecha que elegiste para tocar va a haber 15 mil cosas, todas en la misma. Luchando —no peleando— para que alguien vaya.

Barcia: ¿Querés que te diga una característica imponente? Amateur. El rock uruguayo es amateur. Están los que pueden ganar una moneda, los que podemos solventarnos sin incurrir en grandes gastos y los que pagan para hacerlo. Y eso condiciona todo.

Echeverría: Para los que militamos la escena, te enseña a remar para vender anticipadas, para crear una buena fecha, pensar un buen invento y para tocar bien. Hoy vas a ver a cualquier banda nueva y se suena todo, se toca todo, tienen un buen instrumento, y eso antes no pasaba.

Barcia: Y otro denominador común es el gran amor por lo que hacemos, uno de los distintivos máximos que puede llegar a sorprender a alguien de afuera. Amor le ponemos todos. Ganas le ponemos todos. La fantasía de que estamos creando un universo la tenemos todos. Y eso está bueno, porque la mediocridad es una cagada: para eso no hagas nada. Tenés que coparte, ponerle onda, sonar bien, comprarte una guitarra que esté buena, un equipo que suene. Hay mucho lomo puesto. Porque cuando terminamos de tocar saludamos a algunos amigos y empezamos a cargar, y terminamos a las 5 de la mañana haciendo los fletes que empezamos a las 5 de la tarde. Me saco el sombrero con la mayoría de la gente que toca acá: esto se hace convencido y con amor.

Service de Sound
La banda uruguaya Service de Sound (Nacho Echeverría, José Nozar y Nico Barcia).
Foto: Difusión

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Buenos Muchachos

Te puede interesar