La cantante, hija del legendario Nat King Cole, murió a los 65 años por insufiencia cardíaca.
Natalie Cole, que falleció el jueves, eligió el camino menos fácil: una carrera como cantante, cuando tenía como padre a uno de los más grandes intérpretes de la canción popular estadounidense, Nat King Cole.
Con semejante progenitor, varios lo pensarían más de una vez antes de dedicarse a cantar, pero tal como a Nancy Sinatra, a ella la ayudaba el hecho de ser mujer. Si hubiese sido hombre, la comparación con su padre sería mucho más acentuada.
Sin embargo, a diferencia de otros "hijos de", Cole conoció el éxito casi enseguida de empezar a cantar. Luego de unos pocos años de trajinar escenarios para audiencias poco numerosas, Cole editó el disco Inseparable en 1975 con el éxito "This will be" y ganó el Grammy como Revelación del Año.
El buen momento de Cole a mediados de los años setenta continuó con el disco , cuyo sencillo "Sophisticated Lady" llegó al primer puesto de la lista Billboard de Rhythm & Blues.
Su estilo entonces abrevaba de las tendencias y corrientes más contemporáneas, lejos del jazz atildado y elegante que había cultivado su padre.
Pero la estrella de Natalie fue apagándose paulatinamente. Siguió sacando discos, pero cada que lo hacía, el puesto en el cual se colocaba en las listas iba siendo cada vez más abajo.
En ese camino seguramente influyó que Cole, como tantas otras en el "showbusiness" tuvo sus idas y venidas con el alcohol, la cocaína y otras drogas, adicciones con las que cargaría durante muchos años, como ella mismo dijo en su autobiografía, "Angel on my shoulder", publicada en el año 2000.
Empezó a repuntar a fines de los años 80. En 1987 publicó el disco Everlasting, que le deparó el hit "Jump start". También tuvo otro hit con un tema de Bruce Springsteen, Pink Cadillac, una canción que no figura en ningún disco de Springsteen sino como lado B del sencillo "Dancing In The Dark".
La versión de Cole se inscribe en el estilo "new jack swing", una de las corrientes del pop afroamericano predominantes en la década de 1980.
Pero fue en 1991 que volvió a ocupar los puestos más altos en todos los rubros. Cuando editó el disco Unforgettable... with Love, el comeback fue total: empezó a vender de nuevo discos en cantidades industriales (según los datos más recientes, lleva cerca de 15 millones de ejemplares vendidos) y nuevos premios: Grammy a Album y Grabación del Año (1992), los dos más importantes de los que entrega la organización de los Grammy (ganó cuatro estatuillas más ese mismo año)
Ese disco, que tenía un enfoque más clásico e incluía un dúo "virtual" con su padre —fallecido en 1965— la catapultó de nuevo hacia el centro de la atención, pero ella no se quedó ahí demasiado tiempo. Volvió una vez más a cantar en estilos contemporáneos y el público le volvió a dar la espalda, al menos comparación con lo que ocurrió con Unforgettable...
Tal vez por eso, en 2008, grabó una secuela, Still Unforgettable, pero el período de encantamiento con el público que había comprado millones de discos en los 90, había pasado. También tuvo una intermitente trayectoria en televisión, con apariciones en varias series y películas hechas especialmente para la pantalla chica.

Una artista que conoció el éxito