Para Nahuel Pennisi, tocar en Uruguay es siempre una celebración. “Cada vez que voy se me prende una lucecita extra y me da mucha alegría”, dice a El País. “La expectativa se me sube fuerte porque es un país que quiero mucho y admiro profundamente: por su público respetuoso y culto, y por la cantidad de grandes músicos que conozco”.
El cantante de “Universo paralelo” siente que su vínculo con el público uruguayo se hace cada vez más cercano. No solo se presentó en espacios como Sala Zitarrosa, El Galpón y el festival Medio y Medio, sino que recientemente compartió escenario con dos referentes locales de estilos muy distintos: Matías Valdez y Julieta Rada.
Con Valdez, figura de la cumbia romántica, interpretó su colaboración “Vamos a trasnochar” en el Antel Arena. Con Rada, en el Teatro Solís, participó del concierto de presentación de Candombe, álbum nominado al Latin Grammy, ofreciendo junto a ella sentidas versiones de “Adiós a la rama” y “Si ya no estoy con vos”. “Fue un show tremendo —recuerda entusiasmado—. Con Juli tenemos una amistad de hace tiempo, y encima estaban Ruben Rada, el Lobo Núñez, Tabaré Cardozo y Martín Ibarburu”.
Ahora, Pennisi se prepara para regresar con dos presentaciones propias: el miércoles 15 en París London Beer de Paysandú, en formato unipersonal, y el jueves 16 en El Galpón, acompañado de su banda. Las entradas están disponibles en RedTickets.
Para el show de Montevideo promete un repaso por sus éxitos, invitados sorpresa y hasta la presencia de una murga. “Por supuesto que habrá un homenaje a la música argentina y latinoamericana, y seguro que me voy a animar a hacer algo uruguayo: algún candombe, algo que tenga que ver con la tierra que nos recibe de nuevo. En algunas canciones voy a estar solo y en otras con la banda; va a ser un show bastante dinámico. Los invito porque va a ser algo muy, muy especial”, adelanta.
En la previa, esta charla.
—En junio reemplazaste a Ruben Rada en algunos programas de La Voz Kids: Uruguay. ¿Qué balance hacés de tu paso por el certamen?
—Fue increíble, porque pude encontrarme con voces tan frescas como las de los chicos y escuchar los sueños detrás de cada garganta y corazón. Fue muy emotivo y me hizo recordar mis comienzos. Si bien no participé en certámenes, sí me tocó ir a cantar a las peñas cuando empezaba; era una ilusión tremenda que la gente me escuchara por primera vez y me dijera cosas lindas. Entonces, encontrarme con ese sentimiento desde otro lugar fue realmente valioso e inspirador, porque siento que la música es un pasamanos: uno aprende de los maestros que están delante y, de alguna manera, trata de pasarle algo a los que vienen atrás. Hay mucha gente pidiendo pista y golpeando puertas que se merece un lugar en la escena musical.
—Hablando de maestros, hace poco charlaste con Pat Metheny tras su recital en el Gran Rex, y unos días después abriste el show de Lionel Richie en el Movistar Arena de Buenos Aires. ¿Cómo fueron ambas experiencias?
—Tremendas. Escucharlo a Pat fue realmente increíble, me emocioné mucho. Nunca lo había escuchado en vivo, pero sí sigo sus discos hace muchos años, incluyendo los que hizo con Pedro Aznar. Es un tipo con muchísima experiencia, y su clase y elegancia se sienten en sus manos. Tocaba como si estuviera en el patio de su casa, y aunque estaba solo parecía que tenía músicos. Pasó por la eléctrica, la criolla y la Picasso, una guitarra de 42 cuerdas que se mandó a hacer. Escucharlo es un incentivo muy grande. Después, a Lionel no lo tenía tanto, aunque sí conozco sus hits. Estuvo buenísimo, y él es muy caballero y cordial, así que fue un placer abrir para él. Ambas experiencias fueron una oportunidad y un regalo de la música, porque conocer a gente de distintos universos musicales es algo para disfrutar y agradecer.
—En el último tiempo te vi como invitado de Julieta Rada y de Matías Valdez. Me impresiona tu entrega en escena y ese silencio tan atento que se genera cuando empezás a cantar. ¿Qué te pasa en esos momentos?
—Tocar para la gente es de las cosas más importantes de mi vida. Si bien hago música porque me gusta y me hace feliz, el cuento termina de cerrarse cuando puedo compartirla con alguien. Es una responsabilidad hermosa estar conectado con cada persona del público, porque cada vez que voy a cantar no pienso en la gente como un todo; pienso en cada uno individualmente, porque cada uno tiene sentimientos diferentes y trae su propia historia y realidad. Y bueno, el silencio que decís es un premio muy grande que recibo del público, porque no solo me permite expresarme, sino que es lo más valioso de la conexión.
—Hay una emoción muy profunda en tu manera de cantar; se percibe que estás presente en cuerpo y alma. ¿De dónde nace esa entrega?
—Yo siento que la música me hace emocionar y me impulsa a darlo todo, al cien. A veces incluso en un ensayo o en una pasada uno lo entrega de la misma forma, sea tocando para mil personas, para diez o para millones. Creo que el sentido de entrega por la música es el mismo. A mí me conectan mucho los sentimientos y los recuerdos que me generan las canciones, el sentido de la letra combinado con la melodía. Y también me pongo en el lugar de la gente, porque me gusta que se lleven algo sentido, algo genuino, algo que los identifique. Más allá de que uno es artista y esté sobre un escenario, siento que hay un rol de acompañar a la gente, y en ese sentido el compromiso que la música me enseñó es muy grande. Entonces, lo mínimo que puedo hacer es darlo todo.
"Momentos", la puerta de entrada perfecta a su obra
El año pasado, el argentino lanzó Momentos, un disco en el que explora nuevas formas de acercarse a su música. Hay lugar para la bachata en “Si me da la gana”, cumbias con protagonismo del acordeón en “Mala” (con Los Palmeras) y “Regresa” (con Luciano Pereyra), y hasta una pegadiza balada pop como “Tres días”. El álbum refleja su presente cada vez más versátil y es una impecable puerta de entrada a su obra.
Si bien hay novedades, Pennisi no dejó de lado el folclore de raíz argentina que abrazó desde Primavera,su debut, de 2015. Por lo tanto, canciones como “Por segunda vez” y “Será que se mueren” sirven de puente entre ambas etapas de su camino.
Una de las piezas centrales es la emotiva “Tu sonrisa”, dedicada a sus hijos Mateo y Alma. “Describir a un hijo es muy difícil porque son un pedacito de uno, pero quería hacer una canción de agradecimiento a su sonrisa y a la forma en que me inspiran”, le dijo a El País en 2024. “También puede estar dedicada a una compañera, a una madre o a un hermano: habla de los sentimientos que nos despiertan las personas más importantes de la vida”.