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Melingo regresa a Montevideo para presentar disco: "'Oasis' es un aglutinado de mi ADN"

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Melingo. Foto: Difusión.
Melingo.
Foto: Difusión.

ENTREVISTA

Este viernes, el músico argentino presentará "Oasis", su más reciente álbum, en La Trastienda. Antes del recital, dialogó con El País.

Mientras dialoga con El País, Melingo se muestra tan comprometido como en el escenario. Hace las pausas necesarias para hallar las palabras que mejor definan su búsqueda musical, y se propone analizar con detalle la inspiración detrás de Oasis, el cautivador álbum conceptual que editó en 2020.

Con la característica voz áspera con la que supo inmortalizar clásicos como “Narigón”, “Noche transfigurada” y “La canción del Linyera”, y una cadencia que recuerda a los poemas que recitaba Horacio Ferrer, escuchar a Melingo al otro lado del teléfono —y del Río de la Plata— es tan enriquecedor como sumergirse en sus discos.

La excusa de esta entrevista es la presentación de Oasis, que traerá el viernes a La Trastienda junto a Juan Ravioli en bajo, Muhammad Habbibi en guitarra, Gómez Casa en batería, y su hijo Félix Melingo en los coros. A las canciones de ese álbum que protagoniza el personaje del linyera —con el que Melingo ya edificó sus dos discos anteriores, Linyera y Anda— se sumarán nuevas versiones de su repertorio. “Va a ser una novedad sonora”, promete sobre el recital con entradas a la venta en Abitab.

La experiencia de Oasis, que incluye el aporte de artistas como Andrés Calamaro, Enrique Symns y Miguel Zavaleta, se completará en setiembre cuando estrene La ópera del Linyera en Buenos Aires. “La obra habla de la búsqueda de la libertad”, define.

Y Melingo lo plantea a través de una de las propuestas musicales más originales de su carrera. “Oasis es un aglutinado de mi ADN y allí podemos encontrar sonoridades parecidas a las de otros de mis proyectos, como Lions In Love y Los Twist”, describe. “Más allá de los materiales musicales, hay un espíritu general que me retrotrae a las experiencias que tuve con Los Abuelos de la Nada y Charly García. Todas fueron experiencias formadoras que están muy de manifiesto en todo mi recorrido”, relata.

Los pulsos electrónicos de “El oráculo” recuerdan al lado más experimental del ya mencionado grupo Lions In Love, que formó en los noventa durante su exilio madrileño; mientras que el fraseo oscuro y tanguero continúa el camino que adoptó en 1998 con el disco Tangos bajos. A su vez, “El Blues Rebétiko de 7 Vidas” funciona como un puente con su etapa en Los Abuelos de la Nada gracias al aporte de su excompañero de grupo, Andrés Calamaro. Y el folklore griego que le aporta climas hipnóticos a Oasis es un guiño a su árbol genealógico.

La propuesta se completa con la teatralidad con la que Melingo suele vestir a cada una de sus interpretaciones. No es necesario verlo para imaginar cómo camina sobre el escenario, con un gesto amenazante mientras saborea y escupe cada frase de “La búsqueda”.

Respecto a esta herramienta expresiva, el argentino comenta: “La teatralidad y lo gestual acompaña y enriquece la parte musical de lo que propongo. Si bien ya tiene la seriedad intrínseca del tango, y esa melancolía y nostalgia que ya todos conocemos, hago una suerte de contraste con mi gestualidad y propongo un nuevo elemento con la combinación de disciplinas”.

Melingo relata que descubrió ese valor expresivo hace casi 20 años, cuando empezó a presentarse en Europa. “Me enfrenté a la supuesta incomprensión del idioma, porque no solo es el español sino que también usamos el lunfardo. Entonces, ¿cómo hacía para que la gente se enterara de mi intención? Bueno, no solo el público se informaba mucho sobre mis letras y mi poesía, sino que encontré en lo gestual un resultado que acompaña al oyente en lo que está escuchando. El plus de la teatralidad hace más profunda la llegada de la música”.

En la “búsqueda de la libertad” que representa Oasis vuelve a ponerse en la piel de su álter ego, El Linyera, y se embarca en un viaje en el que se encuentra con personajes basados en la personalidad de cada artista invitado. “Me interesó la figura del linyera, un poco por simpatía ideológica del vagabundeo y otro poco por lo que propuso el filósofo Diógenes de Sinope, que hablaba de la búsqueda del despojo material para encontrar la libertad”.

Y ese “despojo” es parte de su nuevo abordaje musical. “Mi búsqueda es la de minimizar las herramientas y agrandar la expresión”, explica. “Es un trabajo arduo porque es necesario que la música inspire. El oyente es el que termina de completar el sentido, y por eso es tan importante ese trabajo”.

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