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Martín Buscaglia y la despedida de Cantacuentos: el homenaje a Nancy Guguich y la libertad como emblema

Hasta el domingo 23, Cantacuentos presentará su última temporada de shows en el Teatro Solís. Con esa excusa, Martín Buscaglia dialogó con El País.

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Martín Buscaglia
Martín Buscaglia.
Foto: Archivo

En el estribillo de “Candombe de la extinción”, el último lanzamiento de Cantacuentos, se esconde la clave de todo lo que rodea a la despedida del proyecto. “Dicen que el mundo va a acabar, y permítanme que me ría, / Sigo gozando con mis hermanos de sangre fría”. Esa postura, la de enfrentar un final inminente con un clima festivo, es justamente lo que Martín Buscaglia destaca de la temporada final del grupo que su madre, Nancy Guguich, creó hace 25 años.

“Justo ayer Gonzalo Brown me dijo: ‘¿te das cuenta de que esta canción final habla en código de lo que estamos haciendo?”, comenta Buscaglia apenas se le cita ese estribillo. “El mantra candombero es tan adictivo que aunque los dinosaurios ven que viene el meteorito, igual están tranquilos porque están gozando hasta el último momento mientras tocan el chico, repique y piano. Y aunque no lo pensamos adrede, me alegra que ese simbolismo se haga evidente. Lo tomo como un muy buen augurio de esta despedida”.

Ayer, Cantacuentos desembarcó en el Teatro Solís para dar comienzo al ciclo de 13 funciones que cerrará su camino tras el fallecimiento de Guguich en noviembre de 2021. Pero, como lo dejan en claro, en esta fiesta no hay lugar para la tristeza. “Una despedida también es una celebración, sobre todo si lo que sucedió fue bien vivido”, explica Buscaglia. “Y este espectáculo es un homenaje permanente a Nancy; es una celebración de su vida y de todo lo que nos educó y nos influyó”.

La propuesta, que se podrá ver en el Solís hasta el domingo 23 —las entradas se venden en Tickantel a 600 pesos y las funciones inician a las 15.00—, funciona como un repaso de la discografía de Cantacuentos e incluirá canciones de Cuentos, el disco solista de Guguich. El trabajo de luces está a cargo de Pato Tejedor y las visuales quedan en manos de Matías de León, pero el foco estará en las canciones. “Siempre agradezco la enseñanza de Nancy de poder ir actuando por los pueblos como Molière, y que con eso baste para hacerte viajar a ese lugar de emotividad que te genera la música”, define. “Las canciones y los cuentos contienen todo el poder del mundo, y no necesitás ninguna parafernalia para acompañarlo. Es más, si llega a haber un apagón, podés hacer el show a capella. La emoción va a estar siempre ahí”.

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Cantacuentos.
Foto: Alejandro Persichetti.

Y si de emociones se trata, Buscaglia se toma un momento para referirse a lo que significó el lanzamiento de 300 Cantacuentos, el disco que se grabó en vivo en el Auditorio Adela Reta junto a la Orquesta Juvenil, el Coro Nacional de Niños y el Coro Nacional Juvenil del Sodre. Aquel concierto, celebrado en 2019, fue histórico para el proyecto. “Fue épico”, define. “Y fijate que la última canción de Nancy, ‘Llamar al viento’, dice: ‘Que se transformen las emociones, que el viento empuje nuevas canciones’, y es literalmente lo que hacemos con esta última temporada”.

300 Cantacuentos, que se publicó el 15 de diciembre de 2022 —el día en que Guguich hubiese cumplido 78 años—, fue el disco que marcó el inicio de este epílogo. “Todo esto comenzó con el lanzamiento de este proyecto que preparamos con Nancy aunque ella sabía que no lo iba a ver lanzado. Por eso lo sacamos el día en que ella cumplía años”, explica. “Cuando me cayó la ficha de que lo más hermoso, romántico y emotivo era terminar el grupo, no hubo vuelta atrás. Y que la despedida sea en el Teatro Solís, justo cuando cumplimos 25 años, lo hacía más especial”.

Eso sí, Buscaglia deja una cosa en claro: “se acaban los espectáculos de Cantacuentos, pero las canciones siguen y se rigen por otro huso horario y no por el tiempo como lo decodificamos los humanos. En realidad, el tiempo es una entelequia que armamos los humanos para soportar estar vivos, pero no hay realmente pasado, presente o futuro. Con la música eso es patente”.

A su vez, asegura que el espíritu creativo de Cantacuentos “nunca estuvo disociado” de sus proyectos para el público adulto. “Aunque es verdad que cambian los intereses cuando estás componiendo para niños porque estás más al servicio de cierta franja”, dice. ”Cuando compongo los discos para adultos lo hago para mí, pero como nadie es tan raro, en realidad compongo para todos los que tienen aristas en su espíritu parecidas a las mías”.

Pero si se enfoca en la esencia, la búsqueda es siempre la misma: “Al final, a lo que querés acceder es a esa libertad, pureza, imprevisibilidad y arrojo del niño. También al desapego que tienen cuando te hacen un dibujo y de la nada lo tiran y te hacen diez distintos. Lograr todas esas cosas es el objetivo de todo artista”.

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