Gustavo Parodi: "Uruguay no está apto para el rock"

"Antes los Buitres éramos muy parecidos, pero todos hemos cambiado". Foto: F. Ponzetto
Parodi, ND 20150909 foto Fernando Ponzetto
Archivo El Pais

Es uno de los grandes guitarristas del rock uruguayo. Su estilo es directo y le dio una nueva dimensión al concepto de virtuoso. Lo viene haciendo hace más de 30 años, primero con Estómagos y desde 1989 con Buitres, la banda que fundó con Gabriel Peluffo y Pepe Rambao y que está preparándose para un multitudinario recital en el Velódromo el próximo sábado.

Con 52 años, Parodi sigue siendo un militante del rock and roll al punto de enojarse por este Uruguay que no le presta atención a un género que para él sigue sintetizando la imprescindible rebeldía juvenil de una sociedad. A veces exagera en su irritación, pero tiene algo de razón: los Buitres y su popularidad incombustible son una excepción en un país donde parecerían abundar las bandas de rock and roll, pero el público, los programadores y los organizadores de shows parecen preferir sonidos menos incómodos. También se pasa un poco porque hay más bandas que nunca, pero acierta nuevamente cuando repite que faltan los lugares de difusión.

Parodi, eso sí, aún disfruta de la adrenalina de tocar ante multitudes como, es de esperar, convocarán en el Velódromo.

"Tocar en vivo, es el momento más feliz de mi vida", dice Parodi. "Estoy hecho para eso. Y eso no te lo saca nadie. Ahí con Buitres somos los tipos más felices. Es un momento mágico para nosotros: vernos todos en una línea parados sobre el escenario es lo que soñaba desde los 12 años y poder hacerlo con 52 (y Pepe con 53 que es más viejo)". Lo dice sin olvidarse mencionar que le gustaría poder tocar con la banda para 300 personas, un gusto que se da con su proyecto paralelo, Niñera nueva ola con el que ya está preparando su nuevo disco en los estudios MOL del bajista de Buitres, Orlando Fernández. Allí recibió a El País.

—Una confesión: hasta hace poco que los vi en La Trastienda, y estuvo buenísimo, la última vez que había visto a Buitres fue en su primera actuación...

—El 15 y 16 de diciembre de 1989.

—Eso. La pregunta es ambiciosa pero ¿qué me perdí de Gustavo Parodi en estos 25 años?

—Cómo perdí el pelo, por ejemplo. Nada, uno va creciendo como cualquier tipo que hace cualquier actividad en este país, salvo que esa actividad que querés desarrollar es de las más frustrantes que existe para cómo funciona el Uruguay: tener una banda de rock. Más allá de todo lo romántico que parezca.

—¿Por qué es eso?

—Defintivamente este país no acepta al rock and roll. Puede aceptarlo en el momento en que esa banda se convierte en algo un poco más pop, más popular. O cuando se va por fuera del rock y el entorno. Por más bien que te pueda ir o por más discos que puedas vender, vos seguís viendo que alrededor tuyo no funciona. Buitres debe ser la más uruguaya de todas las bandas de rock y para nosotros es muy complicado ir a tocar al interior y hacer las giras que hacíamos en 1993, en 2001, en plena crisis. Hoy es complicado.

—Uno creería que hay más movimiento que antes.

—En cualquier esquina de Montevideo o del interior hay bandas tocando rock; vas a las casas de música y las guitarras, los Marshall, las cuerdas se agotan; conseguir hora en una sala de ensayo es imposible. ¿Pero dónde están esas bandas? ¿Dónde tocan?

—¿Por qué pasa eso?

—Sin tener nada contra la movida tropical, es muy fácil aceptar ese tipo de música porque sigue siendo sano todo eso. Pero juntarte con amigos y pisar un pedal de distorsión no está bien visto.

—Pero el término "rock uruguayo" está más generalizado y aceptado.

—Yo no sé qué es el rock uruguayo. De hecho hay un video de Buitres en 2005 en el que ya en ese momento yo no sabía si Buitres era una banda de rock. Como yo concibo una banda de rock es totalmente inviable en este país.

—¿Y cómo sería?

—Una banda que toque determinado tipo de música, no tenga problema en llegar a los medios, vaya a cualquier lugar del interior, enchufe y toque sin que te digan que no se puede tocar fuerte. Y si eso es difícil para uno que tiene 25 años tocando, imaginate para un pibe de 16 años. ¿Cómo se muestran? ¿Cómo llegan a una radio? Uno es aceptado en este país cuando por lo menos tiene 10 o 15 años rompiéndose el culo.

—Estás como desilusionado.

—Todo lo que tenía en la cabeza de cambiar el sistema musical de este país, ahora sé que no va a pasar. Hay que aplaudir a los que van a comprar una guitarra. No dejen de hacerlo, eso sí.

—Pero a vos no te ha ido mal...

—Nos ha ido muy bien para lo que es este país y para ser cuatro turros que no sabían tocar nada. Pero me siento frustrado porque me hubiera gustado que a mí me fuera bien y mirar para el costado y ver cantidad de bandas de rock tocando y que en Montevideo haya cinco o seis lugares y estén llenos.

—Pero como instrumentista, ¿te sentís mejor, más seguro?

—Para nada. Tengo otra banda (Niñera nueva ola) para seguir buscando cómo tocar la guitarra, cómo cantar.

—Me parece que exagerás un poco la autoexigencia...

—Es que no me puede conformar que los Buitres vendan 8.000 discos o llenen un Velódromo porque para mí pasa por otro lado. Por mantener una cierta energía que se empieza a perder, y quizás yo la busco en una banda de tipos más jóvenes para ver qué pasa.

—¿Y qué pasa?

—Me doy cuenta que la energía la tengo y sigo arrastrando gente. Es mi karma llevar gente al rock. Soy refeliz pero no estoy conforme.

—Pero vos sos consciente de que tenés una obra importante.

—Artísticamente logramos muchísimo. Lo que pasa es que estoy en un momento en que yo no sé si esto, a lo que llegamos ahora, es mejor que lo que hicimos antes. Debo ser el único nabo que piensa que el disco Mientras es mejor que el último. Estoy contracorriente. Es que me sentía más cómodo en lo otro.

—¿Por qué será eso?

—Este disco tuvo un proceso muy complicado, muy lento. Me pongo viejo y cada vez me cuesta más aceptar otro sistema de trabajo y tener que dar un paso al costado, me saca un poco el interés. Si no es como yo quiero, dejo que corra todo su curso que ya lo alcanzo.

—O sea, no llegaste naturalmente a este disco.

—Si en algo no estoy conforme con este disco es con la mezcla. Estaba muy entusiasmado cuando empezamos a trabajar con Jimmy Rip porque nunca había pasado con un productor de sentirme tan cómodo. Era un americano de dos metros dando órdenes y eso me lo hizo fácil. Pero uno tiene una expectativa cuando se graba y después te das cuenta que hay cosas que no cierran al escucharlo. Este disco podría haber sonado muchísimo mejor.

—Pero a la gente le encantó.

—Eso es lo que yo también veo. Entonces pienso que yo estoy equivocado de banda.

—Lo que veo es que en todo este tiempo seguís siendo un purista...

—Totalmente. Y eso te juega en contra. Una de las cosas que tienen los Buitres ahora es que somos muy distintos. Antes éramos más parecidos. Pero todos hemos cambiado. Y te empezás a conocer.

—Buitres no es la banda de Parodi, es una democracia.

—Si alguien lleva adelante a los Buitres, es Peluffo. Porque yo le digo: "la gente te va a ver a vos, no a Parodi o a Pepe Rambao". ¿Hasta dónde manda Parodi ahí? De ir a tocar o decidir cosas yo puedo ser el primero, pero la gente va a ver a Peluffo.

—El sonido de Buitres también sos vos. Peluffo solo no sería los Buitres.

—No sé. No sé en qué está la gente ahora. El público de Buitres es inmenso, pero no sé qué público tenemos. Y eso me hace preguntar qué está pasando. Y, además, el monstruo que es Buitres, te limita en algunas cosas.

SABER MÁS

Un show repleto de canciones, esos tesoros que hacen grande a una banda.

"En este show va a quedar demostrado que somos una banda bien uruguaya", dice Parodi. "Va a venir mucha gente del interior con la que soy consciente estamos en deuda".

Habla de Canciones de una noche de verano, el show que tienen programado para el sábado 19 a las 21:00 en el Velódromo Municipal. Serán 33 canciones "que la gente quiere escuchar". Lo importante, dice, serán esas canciones, un show directo en el que la banda toque esas que saben todos.

"Los shows grandes no pasan por hacer el gran despliegue, sino por las canciones que la gente quiere escuchar", dice. "Porque si algo tiene Buitres son muchas canciones y siempre aparecen nuevas y tremendas canciones".

Estarán también algunas del último disco, que es la excusa para realizar este nuevo Velódromo.

Las entradas valen 450 pesos y están en Abitab.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
"Antes los Buitres éramos muy parecidos, pero todos hemos cambiado". Foto: F. Ponzetto

Antes del Velódromo, una charla con el guitarrista de BuitresFERNÁN CISNERO

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

musicarockBuitres

Te puede interesar