Redacción El País
Este martes se dio a conocer, de manera completa, el listado del proyecto 600 discos de América Latina, una compliación histórica que abarca los álbumes fundamentales de la región editados entre 1922 y 2022, llevada a cabo por un grupo de comunicadores abocados a la música.
El ambicioso trabajo nació en plena pandemia, en 2021 y a través de la red social entonces llamada Twitter, y fue mutando hasta convertirse en un proyecto independiente que, avisan sus creadores, no pretende ser enciclopédico sino una "celebración de la latinidad".
Se consideró a América Latina desde una perspectiva decolonial, abarcando de México al Cono Sur, incluyendo a Brasil, las islas del Caribe y las zonas hispanas de Estados Unidos y, aunque hubo muchos implicados, los principales impulsores fueron el peruano José Luis Mercado, el chileno Jorge Cárcamo, los mexicanos José Juan Zapata y Eduardo Rodríguez, y el salvadoreño Felipe Figueroa.
Así, se lo fue develando en franjas y finalmente quedó completo con el anuncio de los 100 primeros y la novedad de que el primer disco en la lista de los 600 fundamentales de la música latina es Siembra, el álbum de salsa editado en 1978 y firmado por Ruben Blades y Willie Colón. "Sus letras contribuyeron a que la música salsa se convirtiera en un medio para comentar y criticar problemas sociales, influyendo en muchos artistas y ayudando a establecer la salsa como una herramienta para la expresión social y política. El álbum inspiró a generaciones de músicos y compositores", resalta la reseña de Mercado a modo de justificación.
El Top 10 lo completan Las últimas composiciones de Violeta Parra (1966), de la ineludible artista chilena; Re (1994), de la banda mexicana Café Tacvba; Al final de este viaje (1978) del cubano Silvio Rodríguez; Construção (1971) del brasileño Chico Buarque; Clics modernos (1983) del argentino Charly García; Chega de saudade (1959) del brasileño João Gilberto; Son con guaguancó (1966) de la cubana Celia Cruz; Juan Gabriel en el Palacio de Bellas Artes (1990), del mexicano; y Dónde están los ladrones? (1998) de la colombiana Shakira.
La presencia uruguaya y el dilema de Gardel
¿Y cuáles son los álbumes uruguayos que se colaron en la mastodóntica lista? El primero en aparecer, en el puesto 51, es Mateo solo bien se lame de Eduardo Mateo. Editado en 1972, es un parteaguas en la música popular nacional y había sido elegido como el mejor disco uruguayo de la historia en el especial que El País publicó en 2020. Es un imprescindible para cualquier melómano.
Luego, en el escalón 87, aparece Canta Zitarrosa (1966) de Alfredo Zitarrosa; y de ahí siguen Eco (2004) de Jorge Drexler en el puesto 94; Mediocampo (1984) de Jaime Roos en el 133, Canciones para el hombre nuevo (1968) de Daniel Viglietti en el 194, Raro (2006) del Cuarteto de Nos en el 230, En familia (1983) de Ruben Rada en el 254°, Siempre son las cuatro (1982) de Jaime en el 280°, y En Roma (1967) de Los Iracundos en el 289°.
La representación nacional sigue con el candombe beat de Circa 1968 (1977) de El Kinto, en el puesto 338; La conferencia secreta del Toto's Bar (1968) de Los Shakers en el 351°, El tango lo siento así (1962) de Julio Sosa en el 376, Canciones barias (1980) de Leo Maslíah en el 379, El recital (2004) de Gustavo Pena, El Príncipe, en el 415; A dos voces (1985), de Mario Benedetti y Viglietti, en el 476; Goldenwings (1976) de Opa en el 489; De bichos y flores (2001) de La Vela Puerca en el 518, Este fuerte viento que sopla (2002) de No Te Va Gustar en el 549, y Amanecer búho (2004) de Buenos Muchachos en el lugar 551.
Completan el apartado dos combinados rioplatenses: Bajofondo, con su Mar Dulce (2007), en el 561°, y la banda argentino-uruguaya Onda Vaga con Fuerte y caliente (2008) en el 591.
Y aunque Carlos Gardel está entre los 100 primeros con la selección The Best of Carlos Gardel (47°), ya que no grabó discos de larga duración propiamente dichos, su trabajo fue ubicado entre los discos argentinos. El dilema de su nacionalidad es abordado en la reseña que acompaña la lista.
En el listado general, el primer disco de este milenio que aparece es Hasta la raíz, de la mexicana Natalia Lafourcade, en el puesto 14; y el abanico de estilos es ampliamente diverso y va del tango de Piazzolla al reggaetón de Tego Calderón. Recupera, sobre todo, mucha música perdida de la primera mitad del siglo XX, clave para quien quiera sumergirse en los sonidos de Latinoamérica.