REGRESO
Antes de los shows con entradas agotadas que ofrecerá en Buenos Aires, el músico regresó a Montevideo y vio tambores en Barrio Sur y dialogó con la prensa sobre "Tinta y Tiempo"
En la previa de sus seis recitales agotados en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, Jorge Drexler volvió a Montevideo. Al menos por unos días. Con una serie de imágenes publicadas en sus redes sociales, el músico registró su participación en una noche de tambores en Barrio Sur.
"Hermano Lobo entre hermanos. Con el —ya legendario— Lobo Núñez en su barrio y mi hermano —¡también legendario!—, anoche en un 1° de mayo inolvidable, de tambores en el Barrio Sur", escribió el artista en una historia de Instagram que lo muestra abrazando a Daniel Drexler y al ya mencionado Lobo Núñez.
En otra imagen, Jorge se mostró junto al músico Facundo Balta, quien se encargará de abrir su show del 15 de setiembre en el Antel Arena. "Uruguay sigue produciendo músicos y poetas (además, sí, de futbolistas) que sorprenden. ¿Escucharon al multi instrumentista Facundo Balta? Es tremendo. Hace mucho tiempo no escuchaba algo nuevo tan bueno", escribió Drexler el año pasado para elogiar al joven artista.

Luego, el lunes, llegó al Hotel Radisson para ofrecer una conferencia de prensa dedicada al lanzamiento del disco Tinta y Tiempo, el esperado sucesor de Salvavidas de hielo (2017). Durante su diálogo con periodistas locales, repasó la composición del disco que gestó durante la pandemia, habló de sobre sus colaboraciones con C. Tangana y Martin Buscaglia, y hasta se refirió a esa noche de candombe en Barrio Sur.
"Ayer estuve en las llamadas y me pareció maravilloso. Vimos a tres cuerdas en cuatro locaciones diferentes. Había un rigor musical increíble. Montevideo tiene una riqueza cultural y de matices que se vio en esa relación de toda la vida entre Cuareim y Ansina", comentó.
Además, respondió una pregunta de El País sobre el concepto detrás de Tinta y Tiempo, que se publicó el 24 de abril a través del sello Sony Music.
—Después de una canción como "Codo con codo", que nació en pandemia y en la que asegurabas que pronto iban a volver los abrazos, el álbum Tinta y tiempo hay una revalorización de lo que significa el amor: en "Plan maestro" está el lado más científico del asunto, mientras que "Tocarte" y "Cinturón blanco" son una invitación a volver a enamorarse. ¿Qué valor tuvo esa mirada después de estos tiempos de tanto alejamiento?
—Tenía dos opciones en la pandemia, y las ejercí a las dos: la primera era hacer una crónica acerca de lo que sucedía, que fue lo que hice al principio. En España llevábamos un poco de ventaja respecto a la pandemia y veíamos las cosas un mes antes de lo que pasaba en Uruguay, entonces tenía la oportunidad de contar lo que estaba pasando y, de alguna manera, alertar de que aquello iba en serio. Entonces escribí por ese lado, como haciendo una especie de crónica de los tapabocas, las distancias, las pantallas, el miedo, la incertidumbre, la superstición y la ciencia. Pero cuando iba por la mitad del proceso de composición me di cuenta de que ya se empezó a ver un poco de luz al final del túnel y de que eso se iba a terminar y que yo iba a ir de gira, y que la gente iba a estar sin tapabocas. Yo no quería arrastrar esa mochila llena de miedo y seguir contando eso, porque cuando hacés un disco, las canciones te acompañan toda la vida. No quería guardar eso en el repertorio, entonces cambié de mentalidad con respecto a lo que estaba escribiendo; fue sin darme cuenta.
Entonces, empecé a escribir de todas esas cosas que extrañaba y que en una pandemia uno aprende a revalorizar. De la misma manera que con "Codo con codo", que no está en el disco porque pertenece a esa parte de la memoria oscura de ese momento, espontáneamente el disco se fue vistiendo de una orquestación muy rica, mucho hincapié rítmico y unos textos que celebraban el amor en muchas de sus variantes: romántico, del enamoramiento reciente o del desamor. Aborda el origen del amor en "Plan maestro", porque lo que me llama la atención es que el amor no siempre estuvo ahí, sino que fue inventado por la biología en un momento de la evolución y fue una estrategia buena porque apenas empezó, la biología se disparó en biodiversidad. Como decías, Tinta y Tiempo está lleno de recomienzos, como si la pandemia hubiera sido una muerte simbólica o un duelo: la muerte social durante un tiempo y un renacer, que es donde estamos ahora.
