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Diego Matturro presenta disco: "Lo que estoy logrando con mis canciones es muchísimo"

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Diego Matturro. Foto: Difusión

ENTREVISTA

El cantante y compositor presenta este viernes "Conflicto de intereses", su segundo disco, en La Trastienda. De eso y de su presente charló con El País.

“Es mucho”, dice Diego Matturro cuando piensa en lo que implica, para él, presentar un disco en La Trastienda. Es lo que hará mañana con Conflicto de intereses, su segundo álbum solista, ese que lanzó este año y al que le acaba de dar una cuidada edición física que incluye vinilo, juego, carta.

Matturro, que antes de atender su música con nombre propio fue parte de Sirilo, Santiago Battello y La Banderola y Los Prolijos, estará mañana a las 21.00 en la sala de Fernández Crespo, con su banda y con una apuesta que es, probablemente, la más grande de su vida. Quedan entradas en Abitab.

“Es mucho”, dice a El País. “Viví toda la vida en Malvín Norte, empecé a tocar a los 12 años, pero no vengo de una familia donde había plata; todo lo contrario. Nadie tenía una guitarra Fender. El primer ensayo que tuve en mi vida fue con un batero que no tenía platos. ¿Sabés lo que es para mí tener un proyecto, grabar discos, que me guste lo que hago y tener la posibilidad de tocar por todos lados con canciones mías? Que alguien elija pagar una entrada para ir a verme a mí, es muchísimo. Es un privilegio muy grande. Y claro que quiero llegar lo más lejos posible, porque quiero todo, pero no puedo perder de vista que para mí, lo que estoy logrando con mis canciones, es muchísimo. Y estoy re orgulloso de este disco, de lo que conseguimos. Es la primera vez que siento que digo algo de lo que estoy convencido, que no estoy vendiendo humo”.

Es mucho. Para construir Conflicto de intereses, Matturro partió de la base de un álbum debut, Amigo imaginario, que decidió grabar en su casa y que, admite, está “a años luz” de sonar como a él le gustaría.

Entonces reclutó a Fran Nasser y Tato Cabrera, y apostó a una sonoridad rockera pero cuidada, limpia, potente, donde las guitarras estuvieran “recontra presentes” pero sin quitarle el protagonismo a la voz. Porque a pesar de todos los cambios este es, y Matturro lo recalca, el disco de un cantautor. Un disco que pensó intenso y que lleva el color rojo: el rojo de la sangre, el rojo del fuego.

Los mayores desafíos del álbum fueron, por un lado, alcanzar ese sonido óptimo que se perseguía; y por otro, asumir que el cierre que se le quería dar era una balada llamada “Héroe”, sentimental, escrita a su padre.

Pero Matturro tiene esas contradicciones, ese conflicto de intereses en el que vive permanentemente. Dice, por ejemplo, que considera tomarse un descanso, y enseguida cuenta de sus nuevos proyectos: un disco de tango que rinde tributo a sus raíces musicales, las de su familia materna; y la posibilidad de dedicarse a grabar, gratis, a artistas jóvenes.

Y dice, incluso, que le cuesta mucho decirse artista. A él, que hace tres meses renunció al trabajo que hizo durante 17 años y hoy vive de hacer canciones (para él, para otros); a él, que en el último año tocó cuatro veces en Argentina, adonde pretende regresar antes del cierre de 2022, todavía le cuesta decirse artista.

“Porque esto que vivo es como una utopía, creo que me va a llevar mucho tiempo acostumbrarme”, asegura. “Pero el riesgo lo elijo correr yo”. Y eso, claro, es mucho.

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