El fanatismo no entiende de razones y Giovanna Martínez puede dar fe de eso. En octubre de 2000, a los 20 años, pudo haber ido presa por colarse en una chacra de Punta del Este donde Shakira descansaba con Antonio de la Rúa.
Nadie sabía que la estrella estaba allí. Giovanna llegó gracias a un mapa que su empleador, que conocía al dueño de la finca, le había dibujado en una servilleta. Contrató una combi y fue con 12 fanáticos y dos madres, que junto con ella eran las únicas mayores de edad. Salieron de Montevideo a las seis de la mañana y, tras recorrer caminos recónditos, reconocieron a los músicos y supieron que estaban en el lugar correcto. "Nos fuimos encima y les dijimos: 'queremos ver a Shakira'", cuenta a El País, 25 años después.
Los músicos les dijeron que no podían ayudarlos, pero eso no los desmotivó. Al caer la tarde, Giovanna instó al grupo a escalar el portón. Tras cruzar esa barrera, llegaron a caminar un kilómetro dentro del predio, hasta que aparecieron dos autos y bajó un hombre que les advirtió que estaba armado. Les dijo: "Están violando la propiedad privada". Los niños lloraron, entonces el hombre se apiadó: los hizo subir a un ómnibus y aunque les retiró las cámaras, los condujo hasta donde estaba la estrella.
Pasaron 25 años, pero Giovanna aún recuerda vívidamente aquel primer encuentro: vio a Shakira bajar de un auto con el pelo mojado y un poncho: "Todos quedaron callados y me salió preguntarle si la podía abrazar. Olía a vainilla. Lo loco fue que me quedó un pelo rubio en la ropa, me lo enrosqué en el dedo y lo guardo hasta hoy".
La cantante les contó que estaba descansando y que su madre le había dicho que habían hecho guardia todo el día. Les firmó autógrafos, CDs y hasta llevó un póster del Unplugged para cada uno. "Una madre le preguntó si era verdad que no se bañaba los domingos, por la canción 'Inevitable', y ella respondió: 'Sí, por eso me bañé hoy', porque era sábado", recuerda a las risas.
Lo de Giovanna con Shakira trasciende lo musical: la idolatra por ser "una artista diferente", sencilla y real. "Lo que le pasa a Shakira nos pasó a todas. Sané con este último disco", confiesa sobre Las mujeres ya no lloran, creado tras su ruptura con Gerard Piqué.
Giovanna forma parte de Pies Descalzos Uruguay, el club de fans oficial de la cantante en el país, fundado el 1 de abril de 1999 por Pablo Trías con apenas 12 años. En 2000, ella se había mudado de Salto a Montevideo, no tenía amigos y se acercó al INJU, donde 15 fanáticos se reunían cada domingo.
Eran tiempos sin redes ni internet masivo, y estos clubes eran la única forma de informarse sobre los ídolos, además de ser "grupos sociales muy fuertes en la adolescencia", según Leticia Ortiz, miembro del club desde 2006. Además, hacían colectas para colaborar en causas sociales anhelando que Shakira se enterara.
El club sobrevivió 25 años. Hoy son siete los que van todos lados juntos, pero más de 24.000 los siguen en Instagram, incluida Shakira. "Es más que un club, se transformó en familia y por eso se sostiene. Nos juntamos para los cumpleaños, salimos", explica Leticia. "Quedamos los que amamos a Shakira más allá de la cantante", agrega Giovanna.
La fiebre por Shakira está en su punto máximo desde julio, cuando supieron que finalmente volverían a verla en Uruguay, después de haber ido a sus shows en Buenos Aires, en 2018 y 2025.
Ahora, 25 años después de aquel Velódromo, Shakira volverá a decir "hola Montevideo" y lo hará ante 100 mil almas que la convirtieron en la única artista en agotar dos estadios Centenario en una misma gira. El hecho eriza la piel de estas fanáticas que tienen entradas para ambos shows: compraron VIP a $ 15.000 para hoy y Colombes, más económica, para mañana.
“En 'Antología' son 50 mil personas cantando y se cae el estadio. Lo hemos vivido en otros países, pero escucharlo en el Centenario no tiene precio”, asegura Leticia.
Shakira regresa a Montevideo con dos funciones en el Estadio Centenario, para las que aún quedan entradas en algunos sectores —VIP Platino, VIP Oro y campo general— a través de Red UTS. Las puertas abrirán a las 17.00; a las 20:00 actuará Meri Deal y a las 21:00 está previsto que la colombiana suba al escenario.
Como en cada país, la producción seleccionó a un grupo de personas para acompañarla en la caminata desde backstage, vestidas con trajes plateados y lentes oscuros. En Uruguay, dos creadoras de contenido fueron elegidas: Rosina Beltrán, influencer y exparticipante de Gran Hermano Argentina, y Luli Lamas, creadora de contenido.
Otros fanáticos anónimos también tendrán ese privilegio, entre ellos Didier Cabrera, un maestro rural de 30 años con una conmovedora historia.
Oriundo de Sarandí Grande, es fan de Shakira desde los ocho años, cuando la vio por primera vez en el video de “Suerte”. Dice admirarla no solo por su arte, sino por su inteligencia, su disciplina y su defensa de la educación, valores que lo inspiraron a convertirse en docente.
Pasó su infancia soñando con verla en vivo y en marzo cumplió ese anhelo en Buenos Aires: “Lloré todo el concierto”, cuenta. Hoy dirige una escuela rural, maneja la cuenta de TikTok La Voz del Maestro —con más de 16.000 seguidores— y esta convencido de que esta experiencia cambiará su vida para siempre.
"Poder conocerla es grandioso. Desde chico la admiro. No tengo expectativas, solo dejo que fluya. Voy a disfrutar el momento y registrar lo que pueda con el celular pero sobre todo en mi memoria", expresa a El País.
Los encuentros de Shakira con sus fans uruguayos
El amor por Shakira no mengua con los años y sus fanáticos siguen haciendo locuras por ella. El sábado pasado, guiados por la intuición y lo mucho que la conocen —saben que viaja de noche y que estaba haciendo base regional en Punta del Este—, cuatro integrantes de Pies Descalzos fueron al aeropuerto de Laguna del Sauce con la ilusión de cruzársela.
Llegaron a las tres de la mañana y, pese a las advertencias de seguridad, Shakira se acercó, los saludó y les firmó autógrafos y vinilos. Leticia logró que le firmara el brazo, que luego se tatuó (Marcela Demora, periodista de Canal 10, hizo lo mismo). Tenían regalos para darle —una ruana y una pulsera con amatistas—, pero no se lo llevaron: no tenían tanta fe de encontrarla.
Leticia cuenta que la colombiana les pidió entre risas que no contaran que estaba acá, porque había venido a descansar: “Siempre frena y tiene una palabra para cada uno”.
Si la calidez la caracteriza, la perseverancia es la marca registrada de estos fanáticos uruguayos. En 2008 fueron dos veces hasta la chacra La Colorada, en José Ignacio, sin suerte. La primera los echó el hermano de Shakira; la segunda, caminaron kilómetros al rayo del sol con 40 grados, y al llegar, ella ya se había ido. La tercera fue la vencida y lograron verla. Esta vez, el hermano les facilitó el encuentro.
No fue el único nexo entre el grupo y la estrella pop. El 10 de enero de 2010, Aíto de la Rúa, entonces cuñado de Shakira, armó todo para que ocho integrantes de Pies Descalzos pudieran saludarla en el aeropuerto de Laguna del Sauce.
La historia comenzó en 2003, cuando descubrieron que la artista tocaría en el Conrad para clientes VIP. Con nervios y audacia, se acercaron al lugar y Giovanna habló con Aíto, que los hizo entrar a la fiesta privada y les dio su celular. Vestidos de jogging, presenciaron el show rodeados de celebridades. “Fue una bendición, lo únicos que gritábamos éramos nosotros”, relata Giovanna. Incluso le tiraron una bandera que Shakira colgó en la batería.
Por más pequeño que sea, los integrantes de Pies Descalzos sienten que cada encuentro es un regalo, y la sensación que les queda luego es inexplicable. Están convencidos de que verán el show de sus vidas en el Centenario. Ya lo han presenciado en otros países, pero nada se compara con tener la cita en casa. Saben que serán dos horas de subidas y bajadas emocionales que traerán llantos, saltos, baile y risas: “Terminás extasiado”, resumen.
Volver a tenerla en Uruguay es su mejor recompensa. En cada verso sonará parte de su historia, que también es la de Shakira, y reivindicarán el valor de la amistad.
“Esta mujer no tiene idea de lo que genera en los demás. En nuestro caso, nos unió. Somos totalmente diferentes, pensamos distinto, pero ella es el punto en común y la gran artífice de que este grupo, que es una gran familia”, cierran.
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